A la hora de organizar una actividad de montañismo o trekking en verano, solemos centrarnos casi exclusivamente en nuestro equipo personal, y nos olvidamos de otros muchos aspectos a tener en cuenta. Por tu seguridad y disfrute, en nuestro número de Oxígeno de verano, el 135, te ofrecemos una completa selección de consejos y pequeños detalles de importancia, organizados en diez bloques de contenido, a saber: acampar, cruce de ríos, dormir en refugios, fuera de los caminos, neveros, planificar, remontes, ritmo de marcha, tormentas y vivac. Y aquí hemos seleccionado uno de ellos: cómo enfrentarse a los neveros. Uno de los lugares donde se producen más accidentes en verano. El resto de consejos los podéis leer en Oxígeno 135.
Cómo cruzar neveros
Las estadísticas de accidentes en las montañas españolas demuestran que un alto número de éstos se producen en trekkings donde se dan laderas nevadas. Y es paradójicamente en verano cuando más se producen; dos son las razones: el número de excursionistas que transcurren por altas cotas (donde se conservan neveros perpetuos) es cada vez mayor y no siempre llegan bien equipados, y las nieves perpetuas se conservan endurecidas siendo casi imposible transitar por ellas sin crampones. Además, al final del nevero casi siempre habrá un canchal o pedrera que detendrá traumáticamente cualquier caída.
Incluso en cotas bajas pueden acumularse restos de nieves perpetuas, compactas y duras, sobre todo en zonas umbrías (muy habitual en Picos de Europa o Pirineos durante el verano). Los principales problemas residen en que no se puede afianzar bien el paso en ellos, ya que, al carecer de nieve blanda, la huella que se puede abrir es escasa e inconsistente.
Partimos del supuesto en que no se llevan piolet ni crampones.
- Buscar una huella previa que atraviese el nevero lo más baja posible. En este caso, nuestros pies necesitan más que nunca no perder ni un kilogramo de nuestro peso sobre ellos, por lo que cuidaremos de no inclinarnos al lado del monte, para no desplazar la proyección de nuestro Centro de Gravedad Corporal (CGC) fuera de aquellos. Si se marca bien toda nuestra huella, es preferible pasar con pies planos; si ocurre lo contrario, entonces golpearemos en un toque seco y enérgico a cada paso los cantos interiores de las botas (los que miran a la ladera), cuidando de abrir un poco al valle el pie exterior, para aumentar la estabilidad.
- Con dos bastones, el del brazo interior (que mira al monte), llevarlo suelto, sin unir la dragonera a la muñeca; de este modo, podremos por un lado agarrarlo a la altura que nos demanda la inclinación de la pendiente sin que nos estorbe, y por otro, en caso de resbalón, podremos deslizar rápidamente la mano a lo largo del bastón hasta llegar a la roseta, y así poder hacer fuerza sobre la punta para detenernos bastón-puñal. Con un solo bastón en pendiente de inclinación media-baja, es preferible llevarlo largo (si es telescópico) por el lado del valle (exterior), y así prevenir mejor cualquier pérdida de equilibrio, al mismo tiempo que la mano libre del monte puede buscar un cierto apoyo sobre la ladera, en caso de necesidad, para asegurar la posición del CGC. Con un solo bastón, pero esta vez en pendiente de inclinación media-fuerte, nos vendrá muy bien la técnica de progresión empleada en alpinismo de piolet-escoba (o piolet-ramasse), pero con bastón: se agarra este en diagonal y con ambas manos delante del cuerpo, la mano exterior lo sostiene por la empuñadura, y la interior por la roseta; de esta forma ambas manos cargan peso sobre la punta del bastón, que se clava en la ladera a cada paso.
- Si la nieve está tan dura que ni siquiera es posible afianzar los cantos interiores de las botas, ante la eventualidad de una caída no permitida no hay que dudar en dar el rodeo que haga falta para encontrar un paso alternativo y más seguro.
- Antes de entrar en el nevero, nos cubriremos las partes del cuerpo que estén desprotegidas: piernas, brazos y manos. En caso de caída, la fricción de los cristales de nieve sobre la piel puede producirnos serias quemaduras.
- Las proximidades de grandes rocas o acumulación de arbustos dentro del nevero, pueden esconder profundos huecos, como consecuencia del flujo geotérmico de la superficie terrestre. Si hay que abrir huella, rodeadlos con el margen suficiente.
- En caso de pérdida de equilibrio y caída, no perder la calma: si la nieve está blanda, la mejor forma de neutralizar una caída consiste - manteniéndose de lado y hundiendo las botas en la nieve con una mano apoyada sobre el nevero - en buscar que nuestro cuerpo pase nuevamente a posición erguida, sin obstinarse en parar de forma descontrolada. Pero aun así es necesario entrenar la técnica básica de autodetención sobre nieve sin crampones ni piolet, adoptando la “posición del gato”: girarnos rápidamente de cara a la nieve, presionando de forma enérgica con manos y pies, al mismo tiempo que arqueamos el cuerpo hacia afuera. Hay que insistir en que esta no es una técnica instintiva; si no la hemos ejercitado antes, no nos saldrá bien si alguna vez necesitamos ponerla en funcionamiento de verdad. En este caso, y a diferencia del cruce de ríos, la mochila no hay que desabrochársela: nos puede ofrecer una buena protección extra.
- También podremos disfrutar, dejándonos deslizar nevero abajo, manteniendo la posición bien centrada sobre nuestros pies, separados al ancho de nuestros hombros, y rodillas ligeramente flexionadas ¡casi como si estuviéramos esquiando! Si la pendiente ofrece cierta inclinación, controlaremos mejor la posición y la velocidad con la ayuda de un bastón en la posición de escoba (regulado en la posición mínima para aumentar su resistencia) sin dejar de descender al mismo tiempo, solo que ahora estamos mirando al valle siguiendo la línea de máxima pendiente), en lugar de ir en travesía. Pero para ello, se tienen que cumplir escrupulosamente las siguientes condiciones: 1ª que la nieve no esté dura; 2ª, que el desnivel que hemos de bajar ofrezca visibilidad total y esté despejado de obstáculos; y 3ª, que la posible caída sea permitida, es decir, el nevero termina en superficie cóncava sobre base horizontal, lo suficientemente amplia como para que la detención sea natural, antes de que el nevero termine y lleguen las rocas. ¡Mucha precaución!