Queridos montañeros, es imprescindible que siempre tomemos nuestras propias decisiones cuando hacemos una actividad en montaña. El hecho de que alguien haya trazado una huella con anterioridad o que se mueva por determinado sitio no quiere decir que vaya con más seguridad. No bases tus decisiones en meras “suposiciones”. Reúne tus propios datos propios con objetividad y toma tus decisiones en base a ellos. No tengas miedo a compartir tu opinión con la de los demás. Todas las opiniones son valiosas. Todas las decisiones tienen su importancia en función de cada momento.
Por ejemplo, las paradas para poner o quitar material técnico, en especial los crampones, las cuchillas en los esquís… Hazlo en sitios cómodos y antes de afrontar los sitios arriesgados. No sólo te permitirá hacerlo con mayor seguridad, si no darte un margen amplio para pensar y desarrollar tu estrategia. En los altos para descansar busca siempre sitios seguros y que no sean expuestos.
Renuncia, cambia la ruta o modifica los objetivos. No te cortes a la hora de improvisar y de adaptarte a tus condiciones y a los diferentes estados de la montaña o la meteorología.
Uno de los mayores peligros es olvidarse de cuál es el verdadero objetivo. El estar excesivamente concentrado en el objetivo intermedio nos puede hacer olvidar el OBJETIVO FINAL e ignorar señales claras de advertencia. Recuerda que hay que reevaluar constantemente y adaptarse a la situación. Y en caso de duda… date la vuelta.