Supervivencia

3 técnicas de pesca outdoor

Jaime Barrallo

2 minutos

3 técnicas de pesca outdoor

Sin tener que matar nada, la simple observación del medio natural educará nuestros sentidos, despertando el cazador-recolector que llevamos en los genes. Mirar ríos y arroyos para saber dónde hay vida y como se mueve será la mejor escuela para un pescador que no puede pescar. Llegar a tocar un pez descansando en una roca, por ejemplo, sería la meca para este pescador primitivo frustrado.

Solo me queda desearos suerte y deciros que tengáis cuidado con los agentes forestales o el SEPRONA si vais a practicar ahí fuera.


Con la mano

Aunque es una técnica que no requiere nada de equipo puede ser la más difícil para un neófito. Consiste en meternos en el agua en una zona donde haya rocas y literalmente acariciar a los peces que están descansando debajo hasta llegar a las agallas y o bien cogerlos firmemente o bien de un manotazo sacarlos del agua. Esta técnica suele utilizarse para atrapar salmónidos que tienen sentidos muy agudos; lo difícil es acercarse hasta poder acariciarlos. Una variable es acorralar peces pequeños en zonas con poco agua, hasta conducirlos a un lugar donde no puedan escapar fácilmente, donde intentaremos cogerlos con la mano o con una pequeña red. Antes era común hacerlo de niño, había más peces y los padres nos llevaban más a un río.

Otra técnica es la llamada matacantos. Cuando los peces se refugian en fisuras en la roca, si se lanza una piedra muy pesada encima del refugio en cuestión, la onda expansiva puede atontar a los peces que supuestamente saldrían del refugio (nunca he empleado esta técnica por tanto no me consta que de resultado). La variante extrema de este arte tradicional fue el empleo de dinamita, por suerte hoy este sistema esta erradicado, pues era un atentado para la vida fluvial.


Con la mano

Con nasas o redes

Las nasas son trampas con medios naturales o artificiales que se basan primero en la costumbre de los peces de refugiarse en zonas de ramaje y por otra parte en una debilidad de estos animales: su inteligencia no les permite encontrar la salida si entran en una trampa. Son básicamente cestas con una entrada en uno de sus extremos. Pondremos como ejemplo una nasa fácil de fabricar: cortando la parte superior de una botella de plástico, que introducimos luego en la parte trasera con el cuello hacia dentro. Este sistema lastrado con piedras y con algún cebo en su interior es casi infalible para atrapar peces pequeños. Si lo probamos es necesario liberar pronto a las capturas.


Con nasas o redes

Sedal y anzuelo

Esta técnica puede practicarse, aunque con licencia y respetando las vedas y restricciones. Con los útiles que ya hemos descrito, se trata de ir recorriendo el río lanzando el aparejo en lugares propicios. Como decía mi padre, el que no recorre el río no es buen pescador. Los cebos son vitales. El mejor para una emergencia es el de río que se obtiene levantando piedras. Las lombrices se buscan cavando en zonas húmedas cerca del río y son también excelentes los gusanos de mosca o los insectos que vuelan sobre el agua. Los cebos naturales están, por lo general, prohibidos. Con aparejos de fortuna no empleéis cebos muy grandes pues atraerán presas de gran tamaño que pueden dejarte sin aparejo. Con cañas convencionales, con cucharillas o moscas ahogadas como cebo, llegamos a pescar varios días seguidos en el Yukón, sacando tímalos (salmónido de aguas árticas y subárticas) como para comer doce personas. Solo éramos tres los pescadores implicados.

Sedal y anzuelo