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ONE-BLUE: un proyecto que analiza las sustancias químicas contaminantes en el mar

Detecta fármacos de uso común, como analgésicos o antibióticos que pueden tener efectos negativos en la salud humana o en los ecosistemas

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One Blue web

El calor y las condiciones extremas de los últimos meses han evidenciado los riesgos de los contaminantes en mares y ecosistemas. El creciente número de contaminantes potencialmente dañinos en el medio marino exige técnicas analíticas más precisas, combinadas con enfoques rápidos y rentables. Los contaminantes de preocupación emergente son sustancias químicas que no están reguladas de forma específica en muchos países, pero que han sido detectadas en el medio ambiente y pueden tener efectos negativos en la salud humana o en los ecosistemas.

Desde enero de 2024, el proyecto ONE-BLUE, coordinado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha estado investigando en nuevas tecnologías, conceptos y procedimientos para la monitorización marina. Liderado por las científicas del CSIC Prof. Marinella Farré, la Dra. Marta Llorca, la Dra. Montse Sala y la Dra. Iciar González, ha desarrrollado entre otros un sistema ultrasónico avanzado para el muestreo y enriquecimiento de micro/nanoplásticos del agua de mar con tamaños inferiores a 100 micras. Se integraron los diferentes requisitos asociados al tipo de muestra y al tamaño de partícula desarrollado por los socios del proyecto ITEFI-CSIC y MICRONIT. También se ha desarrollado un sistema sensor in situ autónomo con marcos orgánicos covalentes (COF) y dispersión Raman mejorada por superficie (SERS) para la detección de antibióticos de manera autónoma y remota, que puede contribuir a detectar posibles focos costeros de transmisión de resistencias a los antibióticos. Este sistema ha sido desarrollado por INL y CYRIC, también socios del proyecto.

Se agrupan en varios grupos principales, dependiendo de su origen y uso. Muchos de ellos son de uso común y destacan fármacos como antibióticos, analgésicos, anticonceptivos, antidepresivos, etc., que ingresan al ambiente a través de aguas residuales, excreción humana/animal y descarte inadecuado; y especialmente tras el verano, productos de cuidado personal como cosméticos, cremas, filtros solares o desodorantes. compuestos per y polifluorados (PFAS), ampliamente usados en recubrimientos antiadherentes, ropa impermeable, textiles anti-mancha, microelectrónica, pinturas y espumas contra incendios. Estos compuestos son muy persistentes en el ambiente y tienen capacidad de acumularse en los organismos, por lo que se conocen como “químicos eternos”. Algunos estudios apuntan que el 96% de la población mundial entre 12–19 años tiene concentraciones medibles de PFAS en sangre y algunos de estos congéneres han sido relacionados con efectos adversos para la salud.

Otros grupos incluyen algunos retardantes de llama utilizados para reducir la inflamabilidad de plásticos, textiles y electrónicos que también pueden bioacumularse y son potencialmente tóxicos: nanomateriales, microplásticos, nanoplásticos o los pesticidas de nueva generación. En este contexto, tras un verano de especial atención al estado de mares y océanos, las técnicas analíticas basadas en espectrometría de masas de alta resolución cobran relevancia, ya que pueden proporcionar el perfil de contaminantes en una muestra con sensibilidades adecuadas. Nuevos enfoques toxicológicos, como el análisis dirigido por efectos (EDA), ofrecen respuestas integrales a los efectos de muestras ambientales complejas. Asimismo, las nuevas tecnologías de detección para la monitorización remota de contaminantes abren una ventana rápida y rentable para una monitorización en línea más eficiente.Desde enero de 2024, ONE-BLUE, coordinado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC),

Tras el primer año de proyecto, se están generando los primeros datos analíticos que se recopilan en una base de datos de acuerdo con el principio FAIR de buenas prácticas para la gestión y administración de datos científicos (localizables, accesibles, interoperables y reutilizables) y servirán para establecer modelos, realizar predicciones y desarrollar nuevas directivas que ayuden evitar los peores efectos del calentamiento global y la reducción de las emisiones y contribuyan a implementar las estrategias actuales de la Unión Europea como son la Zero Pollution Action Plan y la Directiva Europea de la Estrategia Marina.

En este segundo año de proyecto se finalizarán las campañas oceanográficas y se podrá ofrecer un mapeo de la distribución de CECs en el Mediterráneo, Atlántico y Ártico, para incrementar nuestro conocimiento acerca de la presencia e impacto de los CEC en los compartimentos marinos, implementar las nuevas políticas de la UE, y contribuir al desarrollo sostenible en Europa. La coordinación del equipo recae en tres institutos del CSIC: el IDAEA (Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua), el ICM (Institut de Ciències del Mar) y el ITEFI (Instituto de Tecnologías Físicas y de la Información).

ONE-BLUE promueve la colaboración entre sectores y la sensibilización pública mediante eventos y actividades educativas. A través de webinarios, seminarios y colaboraciones con otras iniciativas europeas, se están creando sinergias clave para aumentar la conciencia sobre este problema y coordinar esfuerzos.