Rutas

Románico Palentino, un viaje por el arte que revolucionó la Edad Media

Una experiencia bikepacker de dos etapas descubriendo paisajes, pueblos y maravillas naturales en los valles de la Montaña Palentina

12 minutos

Ruta por el Románico palentino

La Edad Media es un término creado por los humanistas del Renacimiento italiano en una sociedad ajena al concepto medieval. Los campesinos vivían en una realidad basada en los clásicos valores romanos heredados por los francos. Los campesinos estaban pendientes de las dramáticas profecías inspiradas por una religiosidad que exigía rituales y ceremonias, la principal preocupación era conseguir buenas cosechas, mantener una austera economía autárquica y pagar los impuestos a los nobles y los señores feudales para colonizar nuevas tierras en las líneas fronterizas con los árabes. Las riquezas y el poder alcanzado por la nobleza y el clero en la Europa cristiana de finales del siglo X y principios del XI favorecieron el auge del mundo “románico”, un término aplicado por arquitectos, urbanistas, escultores, pintores y el resto de las ramas del arte, la cultura y el pensamiento en todas las obras creadas a partir del siglo X. El monje borgoñón Raoul Glaber estableció el “nacimiento oficial” del románico en el año 1003, cuando Europa estaba siendo castigada por las consecuencias de varias sequías y diluvios que causaron atroces épocas de hambre y miseria.

La génesis del arte que reconstruyó la sociedad medieval del siglo XI comenzó principalmente en poblaciones de Italia y Francia, fueron apareciendo iglesias y ermitas levantadas con un afán innovador de embellecer y conferir vistosidad a los edificios, instalando esbeltas torres para convocar a los fieles y decorando las construcciones con un universo de imágenes que simbolizaban las pasiones y ambiciones inalcanzables para el ser humano, iconos de un reino místico y trascendente. Los nuevos santuarios cristianos inspiraban admiración y asombro mediante una iconografía que mostraba el poder otorgado por el ser supremo para crear arte y trasmitir ideas mediante la arquitectura, la escultura, la pintura y la literatura, sin olvidar que los monasterios, las basílicas, los santuarios y las parroquias debían el patrimonio de sus obras a los magnates de la época, quienes se procuraban la redención de sus pecados y la salvación del alma patrocinando las obras de canteros, pintores y arquitectos.

Las manifestaciones artísticas del mundo románico tenían por destinatarios a la  aristocracia, el clero y de un modo especial al pueblo llano, el labriego escasamente cultivado que vivía inmerso en un ambiente rural temeroso de Dios y encontraba en las obras románicas las escenas familiares de la vida cotidiana, los ciclos de las cosechas, las tradiciones y las creencias espirituales. El románico fue un poderoso muro espiritual en las fronteras contra los musulmanes y permitió en Europa un renacimiento arquitectónico y artístico que reconstruyó y ordenó el entramado urbano de villas, poblaciones y enclaves rurales. A partir del siglo XI se levantaron fortalezas, castillos, murallas, iglesias abaciales, ermitas y puentes que transformaron la vida cotidiana en unos núcleos de población estancados desde los siglos de la decadencia del imperio romano. La expansión demográfica europea de la época decidió la renovación de los primitivos sistemas de explotación agrícola, la expansión del comercio y el desarrollo urbanístico de las villas. La protección de las ciudades era fundamental para asegurar y defender el territorio y consolidar las rutas comerciales que cambiaron progresivamente el abatido ambiente del occidente europeo en la Baja Edad Media.

El arte románico religioso en el medio rural es el nexo conductor del viaje bikepacking por el Camino Natural del Románico Palentino, inspirado también por otros itinerarios como la Ruta del Carbón de Cok, el Canal de Castilla o los flujos peregrinos del Camino Lebaniego Castellano. En los siglos románicos las monarquías más poderosas estaban en Burgos y León, vigilantes del paso del Camino de Santiago, la gran arteria europea de difusión cultural, social y artística más importante en la época románica. La nobleza palentina aprovechó la situación geográfica para construir multitud de iglesias, ermitas y monasterios que constituyen uno de los legados más importantes del románico en España. El recorrido en bicicleta es rompe piernas, no tiene largos puertos de montaña, es un constante subibaja por colinas y montes de encinas y pinares hasta que entra en el Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre-Montaña Palentina, en el entorno ambiental de la Cordillera Cantábrica y La Pernía, un precioso y extenso valle de montaña donde nace el río Pisuerga. El itinerario principal tiene dos alternativas para visitar pequeños enclaves rurales que completan el rico legado del patrimonio rural palentino. Y por mi cuenta añado un tramo que conecta el final del Camino Natural, en el Sendero Histórico GR-1, con Cervera de Pisuerga, final de la primera etapa, visitando los encantadores pueblos del valle de Castillería. El resultado es un atractivo itinerario circular de gravel de dos etapas por caminos de buen firme que hará las delicias de los admiradores del románico descubriendo paisajes, pueblos y maravillas naturales en los valles de la Montaña Palentina.

 


 
DATOS

  • Punto de partida y llegada: Alar del Rey (Palencia).
  • Tiempo: 2 etapas.
  • Distancia: 149 kilómetros.
  • Desnivel positivo: 2.770 metros.

Etapa 1. Alar del Rey/Cervera de Pisuerga
87 kilómetros. 1.850 metros positivos.

En Alar del Rey comienza el Canal de Castilla, una obra ilustre de la ingeniería hidráulica del siglo XVIII que fue una importante vena de comunicación, comercio y prosperidad en gran parte de las tierras castellanas durante un siglo. En 1860 el ferrocarril acaparó el comercio de cereales, mercancías y minerales en el norte de Castilla y las barcazas de transporte dejaron de usar el canal, que continúo en uso hasta mediados del siglo XX explotando la energía hidráulica de las esclusas y los sistemas de regadío. El punto de partida es la dársena de los antiguos embarcaderos del Canal de Castilla, un paraje muy agradable para  iniciar un viaje en gravel de un par de días de bikepacking por el Camino Natural del Románico Palentino, que coincide en gran parte con la Ruta del Carbón de Cok. El “cok” o coque es un carbón de hulla de alta calidad y buena capacidad calorífica muy apreciado en la industria metalúrgica. Los mejores yacimientos de coque estaban en minas exclusivas de Fuentes Carrionas y la Montaña Palentina, principalmente en los valles de Mudá, Castillería y Santullán. El mineral extraído era transportado en caballerías y carretas hasta los embarcaderos del Canal de Castilla con destino a Valladolid y Palencia, donde comenzaba la distribución. El viaje cicloturista sigue el antiguo camino minero hasta las montañas del norte palentino, visitando unas cuantas joyas del románico rural. Antes de partir pasamos por el hito donde el Canal de Castilla toma el agua del río Pisuerga. Conocí este bonito paraje fluvial hace treinta años, cuando recorrí los caminos de sirga del canal en bicicleta por primera vez. Ahora salimos en rumbo contrario siguiendo los postes rojos del Camino Natural. Los caminos son buenos para la bicicleta de gravel, el relieve es un poco rompe piernas y hay varios repechos duros que calientan los músculos con el monoplato de la gravel pero el firme es estupendo.

El primer pueblo es Prádanos de Ojeda, en una colina campesina sobre extensos campos de cereal que van muy bien para calentar las piernas antes de los primeros repechos, es final del verano y los rastrojos están plagados de grandes bolas de paja empaquetada. El camino salva el monte de la Pradera de las Tortas y aparece Santibáñez de Ecla escondido entre unos cerros de encinas y carrascas. La iglesia de San Juan se puede ver ahora o en la segunda etapa porque aquí conecta el track de vuelta. El camino recorre unas colinas pobladas por densos encinares y pasa por Villaescusa de Ecla, que tiene la iglesia románica de Santa Elena y en un barranco cercano la Cascada de la Cervigona. La silueta de la Montaña Palentina y el pico Curavacas llaman la atención en el horizonte. El camino salta pequeñas colinas de carrascas y encinar y en los altos la vista se clava en las montañas de la Cordillera Cantábrica palentina. El firme es excelente y las bicis bajan a toda velocidad al pueblo de Cozuelos de Ojeda. La iglesia es monumental, renacentista con bóvedas de crucería estrellada y una torre herreriana. En el exterior de la iglesia quedan restos de un antiguo conjuradero de nublos, un lugar de imploración popular en época de cosechas para alejar del cielo las tormentas y los nublos o nublados.

La ruta deja el conjunto urbano de Cozuelos de Ojeda a la izquierda y sigue por unos cerros esteparios hasta una meseta con buenas vistas de las montañas, desde el Valdecebollas hasta el Espigüete. En el páramo está el cruce de la variante de Perazancas de Ojeda en la ruta de vuelta. El siguiente pueblo es Vallespinoso de Aguilar. La ermita de Santa Cecilia enseguida destacada en un cerrito castillero, está fechada en el siglo XII y fue declarada monumento histórico artístico en 1951. El pórtico tiene capiteles bien labrados y la ubicación transmite un ambiente de santuario fortaleza. El camino sube por un repecho algo pedregoso y entra en nuevos toboganes en tierras de Aguilar de Campoo. En la falda del Monte de la Ruya, cuando aparece de frente la cuesta más dura de la etapa, sale por la derecha el desvío de Barrio de San Pedro y Barrio de Santa María, dos pedanías de Aguilar de Campoo. La bajada es fantástica con vistas del gran lago del embalse de Aguilar. Primero está Barrio de San Pedro, con una entrada emboscada muy acogedora y la iglesia de San Pedro, románica del siglo XIII con bastantes añadidos posteriores. Y después la ermita de Santa Eulalia, solitaria al lado del camino, otro monumento histórico artístico del románico rural palentino bien conservado. En el pueblo también conserva partes del origen románico la iglesia de la Asunción.

 

La visita de los barrios de San Pedro y Santa María merece la pena por el patrimonio y los paisajes pero tiene un precio para las piernas, hay que subir de nuevo al Monte de la Ruya para conectar con el itinerario principal y superar la cuesta infernal que vimos antes del desvío, que además tiene trampa porque después de una bajadita hay otro tramo similar hasta un collado, el premio son unas vistas fantásticas de la Montaña Palentina. El camino entra de nuevo en las vegas y montes de la Ojeda y llega un tramo disfrutón subiendo la media del gps durante varios kilómetros hasta Dehesa de Montejo, donde sale por la izquierda el desvío de la variante de Perazancas. La ruta continúa por la derecha, atraviesa la carretera de Cervera de Pisuerga y sube por la ladera de Peña Umoma hasta un collado que marca finalmente la entrada al valle del Pisuerga por la bonita vega de Valdeados. La bajada termina en Vado, es mediodía, hora de picar algo pero no hay bar ni tienda de víveres. Cervera está a tres kilómetros pero es el lugar donde tenemos previsto terminar la etapa y decidimos continuar y pasar la tarde con las barritas energéticas.

El camino sigue por la encantadora orilla del río Pisuerga, terreno favorable, paisaje fluvial, buen clima y cambio de ambiente. En la ruta hay flechas amarillas del Camino Olvidado o Camino de la Montaña, un Camino de Santiago muy popular en los siglos XII y XIII, parte desde Bilbao, recorre la vertiente meridional de la Cordillera Cantábrica y conecta con el Camino Francés en El Bierzo. En Barcenilla de Pisuerga los hitos del Camino Natural atraviesan el río Pisuerga por una pasarela peatonal y cambia de rumbo, iniciando la subida por el valle de Mudá hasta la conexión con el GR-1. En Rueda de Pisuerga comienza la subida, la ruta pasa por la iglesia de San Cristóbal, que conserva la portada románica del siglo XII, y sigue por Vallespinoso de Cervera hasta San Cebrián de Mudá, pueblo de tradición minera y última localidad del Camino Natural del Románico Palentino. En la plaza hay unas vagonetas de la época minera, cuando la Ruta del Carbón de Cok era el principal canal económico del valle. La iglesia de San Cornelio y San Cipriano está una colina, es románica del siglo XIII y fue declarada Bien de Interés Cultural en 1993.

La subida hasta el Sendero Histórico pasa por el Centro de Interpretación del Bisonte Europeo, recorre un robledal de montaña y termina en un pequeño collado debajo del imponente Valdecebollas (2.143 m), entrada al valle de La Pernía y el alto Pisuerga. Las vistas emboban. El final de la etapa es Cervera de Pisuerga, con alojamientos, camping y servicios completos. El tramo final para completar una gran jornada de gravel cicloturista sigue por el valle de Castillería y en el cruce de Estalaya, donde está la subida al Bosque Fósil de Verdeña, sale por la izquierda un camino que lleva hasta Vañes fuera de la carretera. En este tramo es importante llevar el track descargado porque no hay hitos del recorrido. Hay que seguir por la carretera unos 500 metros en dirección Cervera y en la horquilla de la carretera tomar un desvío a la izquierda hacia Rabanal de los Caballeros y Valdasornín. El resto del camino sigue la carretera que baja al conjunto urbano de Cervera de Pisuerga.

Etapa 2. Cervera de Pisuerga/Alar del Rey
72 kilómetros. 920 metros positivos.

La segunda jornada tiene tramos comunes con la etapa anterior y un pequeño enlace por carretera. Los primeros kilómetros son conocidos y es una ayuda mental para superar la cuesta de Peña Umoma desde Vado en sentido contrario. La salida de Cervera por el casco viejo es cómoda y agradable. Y casi sin dar pedales entramos en Vado, conectamos con los hitos rojos y emprendemos la aventura cicloturista por los campos de la vega de Valdeados. En realidad solamente es duro el último kilómetro, superamos el panorámico collado y paramos en el mirador de La Estación, siempre contemplando el magnífico telón rocoso del pico Curavacas al fondo. En Dehesa de Montejo sale el desvío de la alternativa de Perazancas de Ojeda y comienza un nuevo recorrido por los pueblos y paisajes rurales de la Ojeda. El camino rural tiene buen firme y sin parar llegamos hasta Colmenares de Ojeda. La entrada de la iglesia de San Fructuoso es fantástica, tiene tres arcos con bóveda de crucería y el pórtico románico. La joya es una pila bautismal del siglo XII guardada en el interior, una de las mejores del románico palentino, es una pila de roca arenisca labrada con altorrelieves de escenas y ceremonias religiosas. Los pueblos son pequeños, apenas aparece gente por las calles, y sorprende encontrar tanta riqueza artística en cada núcleo rural.

El camino no tiene cuestas tan duras como el día anterior, sigue siendo un subibaja constante por montes de encinas, barbechos y vegas agrícolas pero sin repechos de cinco por hora. El valle del arroyo de la Fuente de los Moros es delicioso, las bicicletas planean sobre los cultivos hasta Pisón de Ojeda. La iglesia de San Pelayo domina la vega del pueblo desde un cerrillo, conserva el ábside románico del siglo XIII. Y llega el repecho más duro del día, aunque tiene mucha gravilla incómoda es corto y enseguida aparece una nueva meseta con vistas y la bajada hasta Montoto de Ojeda. La iglesia también está en el cerro del pueblo y subimos directos, atajando los hitos del Camino Natural. La mejor parte del templo es el ábside, del siglo XII, dentro tiene capiteles y pinturas murales. El pórtico es cisterciense del siglo XIII, es un templo que tiene más contenido del que parece a simple vista. La ruta continúa por el camino de gravilla, salta el monte por una planicie de cultivos y baja hasta Perazancas de Ojeda. La iglesia parroquial tiene una bonita portada románica de tres arquivoltas sobre capiteles labrados, del siglo XII. Y en la salida del pueblo está la ermita de San Pelayo, con interesantes pinturas murales del siglo XII y un pórtico con arco de medio punto sobre capiteles mozárabes, un valioso conjunto artístico declarado Monumento Nacional en 1931.

 

Los postes de los hitos rojos continúan hacia la conexión con la Ruta del Carbón de Cok y Cozuelos de Ojeda, volviendo directamente hacia Alar del Rey. La ruta deja de momento el Camino Natural y sigue por la carretera hacia Olmos de Ojeda. Antes de llegar pasa por el Monasterio de Santa Eufemia, antigua residencia de reyes, príncipes y nobles, es uno de los conjuntos monumentales más valiosos del románico palentino, fue declarado Monumento Histórico Artístico en 1931 y se puede visitar los fines de semana. El precio de la visita es de cuatro euros por persona. En Olmos de Ojeda aparecen de nuevo las indicaciones rojas y poco después sale la variante de Payo de Ojeda. El pueblo está en un altozano por un solitario camino rural de boliches y cantos rodados. La iglesia está fuera del caserío, tiene un paseo de acacias y una bonita portada compuesta por un arco apuntado y una arquivolta, dentro guarda una pila bautismal románica con adornos labrados. La ruta vuelve por el mismo camino al cruce de Olmos de Ojeda y gira hacia la derecha para visitar los últimos enclaves del viaje gravelero por el románico palentino. El primer pueblo es Moarves de Ojeda, que tiene una de las joyas más preciadas del románico rural palentino en la fachada de la iglesia de San Juan Bautista, declarada Monumento Histórico Artístico en 1931. La entrada tiene un elegante pórtico de cinco arquivoltas de medio punto sobre capiteles historiados con mucho detalle y nivel artístico. La palma se la lleva el friso superior, presidido por un Pantocrátor rodeado de los tetramorfos y los doce apóstoles, una maravilla de la escultura románica que llama especialmente la atención al estar en un pueblito del páramo palentino. El atractivo puede ser también por el color rojizo de la piedra o por los cuidados detalles de las esculturas. En el interior tiene una pila bautismal románica.

El camino salta por un monte de encinas y conecta con la Ruta del Carbón de Cok en Santibáñez de Ecla, donde está la iglesia de San Juan Bautista, que tiene una torre defensiva con un pasadizo interior y algunos elementos tardorrománicos. A un kilómetro está el monasterio cisterciense de San Andrés de Arroyo, construido entre los siglos XII y XIII. El claustro es uno de los lugares sobresalientes en la ruta del románico palentino. El resto del camino hasta Alar del Rey coincide con el recorrido de la etapa anterior en sentido contrario.