Rutas

La Mancha Húmeda en bicicleta

Una ruta de gravel y bikepacking en dos etapas por territorios históricos y de extraordinaria biodiversidad

11 minutos

La Mancha Húmeda en bicicleta

“La libertad Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los Cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encumbre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”. Don Quijote de la Mancha. Viajar es apasionante, siempre ha sido un impulso irrefrenable de los seres humanos desde el origen de las civilizaciones, una necesidad vital por descubrir el contenido del último horizonte, aunque al final de todos los caminos siempre está el principio del siguiente. En la nueva aventura ciclo turista en las planicies de La Mancha es imposible evitar las evocaciones cervantinas del mayor aventurero de todos los tiempos, el ingenioso hidalgo manchego, maestro de las mejores locuras que alguien puede soñar, porque en definitiva todos los viajes comienzan con un sueño. Y de la mano de Don Quijote, Sancho, Dulcinea, Rocinante y el resto de los personajes, lugares y acontecimientos quijotescos presentados por Cervantes en los paisajes manchegos, vamos a conocer las maravillas que ha creado la naturaleza con el agua en las estepas manchegas.

 

La Mancha Húmeda es un espacio extraordinario de biodiversidad en las provincias de Ciudad Real, Toledo, Cuenca y Albacete. Los humedales de las Tablas de Daimiel y las Lagunas de Ruidera son las reservas naturales más conocidas y alcanzan el mayor grado de protección y calidad ambiental. En esta ocasión seguimos el itinerario del Camino Natural de los Humedales de la Mancha por zonas húmedas menos visitadas entre Villacañas y Pedro Muñoz, incluidas también en la Red Natura 2000 y declaradas Reserva de la Biosfera por la UNESCO en el año 1981, un sobresaliente conjunto de estepas, lagunas salinas endorreicas y tablas de inundación procedentes de las aportaciones hídricas de las corrientes subterráneas de los ríos Cigüela, Riánsares y Záncara, creando hábitats y refugios de flora y fauna asociados al entorno del humedal que son fundamentales para las especies invernantes y esenciales en el paso de las aves migratorias como estación ornitológica durante sus viajes anuales, una auténtica fantasía de vida salvaje y paisaje singular en la amable y seductora llanura manchega.

El itinerario de gravel está dividido en dos etapas, recorre completamente el Camino Natural hasta Las Mesas, visitando los humedales de Quero, Villafranca, Alcázar de San Juan, Pedro Muñoz y Manjavacas, entre otros, y dibuja un recorrido circular de vuelta por el Camino de Santiago de Levante y el Camino Natural de la Vía Verde del Trenillo, un antiguo ferrocarril construido a principios del siglo XX entre Villacañas y Quintanar de la Orden para potenciar el comercio rural y dar salida a los productos agrícolas. La llegada del tren a la comarca marcó el inicio de la producción industrial de vino y fue decisiva para despertar un nuevo aliciente económico que se ha convertido en la seña de identidad más universal de La Mancha. El trazado no presenta desniveles notables, es un recorrido bastante cómodo y el firme permite “volar” a las bicis de gravel por los campos de vides y las estepas cerealistas. En dos jornadas ciclistas hay tiempo para visitar las lagunas, observar aves, contemplar los sugerentes paisajes lacustres y entrar en las poblaciones. El track sigue un itinerario óptimo y no están indicados los desvíos para conocer el patrimonio monumental, entrar en los Centros de Interpretación o merodear por los pueblos en busca de la gastronomía local, aunque en este caso obviaremos el consejo de Don Quijote a Sancho: “come poco y cena menos, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago”.

Preferimos iniciar el viaje ciclista con la frase más conocida y popular: “mire vuestra merced, respondió Sancho, que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que volteadas por el viento hacen andar la piedra del molino”. Y así viajamos a Villacañas para buscar molinos, imaginar gigantes, ver pájaros, conocer paisajes únicos y sentir la locura de viajar para disfrutar “uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los Cielos”.
 
DATOS

  • Punto de partida y llegada: Villacañas (Toledo).
  • Tiempo: 2 etapas.
  • Distancia: 206 kilómetros.
  • Desnivel positivo: 1.160 metros.

Etapa 1. Villacañas/Pedro Muñoz
94 kilómetros. 480 metros positivos
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En la estación de ferrocarril del pueblo toledano de Villacañas hay un aparcamiento cómodo en el lado de la población para preparar las bolsas en la bicicleta, es el punto de partida del viaje ciclo turista hacia las maravillas lacustres de La Mancha Húmeda. Primero hay que atravesar las vías del tren por un paso peatonal, que se puede hacer sin bajar de la bici con buen equilibrio, y nada más pasar al otro lado comienza el firme del Camino Natural del Trenillo. El panel informativo de la vía verde está unos metros hacia la derecha, fuera del trazado, en la explanada de la antigua estación. El firme del antiguo ferrocarril manchego sale directo hacia Quintanar de la Orden, pasa por una rotonda y un kilómetro después aparece el desvío del Camino Natural de los Humedales de La Mancha, bien señalizado en la tapia de una casa de campo. El camino atraviesa la carretera de La Villa de Don Fadrique y comienza el espectáculo, en una gran hondonada surge la pátina azulada de la laguna Larga y un desvío hacia el observatorio ornitológico en la orilla del humedal. Los prismáticos son recomendables para ver las aves de cerca, en ocasiones están lejos de la orilla y a simple vista son pequeñas motas en la superficie del agua.

El firme del camino es completamente gravelero, llano, cómodo y rápido, continúa por la meseta manchega y entra en la Cañada Real Soriana Oriental, una de las grandes rutas pastoriles que recorre la península ibérica entre el Sistema Ibérico y Andalucía. La cañada ganadera está marcada con hitos en los postes del camino y el trazado aparece perfectamente claro en el terreno. Las 90 varas castellanas (72,22 metros) de anchura de la vía pecuaria definen una autopista natural entre los campos agrícolas, evocando la época gloriosa de la Mesta y la trashumancia, a partir de su creación en el siglo XIII y durante toda la Edad Media, prácticamente hasta el siglo XIX, cuando las poderosas rutas trashumantes marcaban el pulso de la cultura, la economía y el progreso de las sociedades rurales, fueron canales de comercio y comunicación con una constante vida social y siempre es agradable planear en bicicleta sobre las huellas de la historia, la cultura y el paisaje que ha tenido un significado esencial a lo largo del tiempo.

La cañada pasa por Las Casas Romanas y sale por la izquierda un desvío hacia la laguna de Taray, que realmente es un atajo del itinerario principal. La ruta continúa de frente y atraviesa la carretera de Villafranca de los Caballeros, en la orilla del humedal de la laguna de Tirez. En el cruce hay un área de descanso de la Ruta del Quijote, una red de recorridos para ciclistas, jinetes y senderistas de 2.500 kilómetros siguiendo los lugares y parajes narrados en la obra Don Quijote de La Mancha, de Miguel de Cervantes, descubriendo las aventuras y desventuras del caballero andante y el fiel escudero Sancho. La orilla de la extensa laguna de Tirez queda lejos, es un enorme humedal estepario hipersalino donde se extraía salitre hasta hace poco tiempo y es habitual observar flamencos, sisón y alcaraván. El camino recorre las colinas que rodean la laguna y cambia de orientación para visitar el singular conjunto de las lagunas de Peñahueca, un humedal salino que parece un encuadre lacustre de los altiplanos de los Andes. El humedal tiene poca profundidad y cuando precipita la sal crea curiosas concreciones salinas adornando las islitas y los corredores de arena que aparecen dentro de la laguna. Y poco después está el desvío de la laguna de Taray, que sería el atajo directo desde la cañada real. El observatorio ornitológico está un kilómetro hacia la izquierda.

 

El siguiente humedal es la Laguna Grande de Quero, primero hay que pasar por el pueblo y después surge el inmenso lago endorreico rodeado de montes blanquecinos. El alto nivel de salinidad del agua impide que abunden numerosas especies de aves pero siempre ha sido fuente de recursos por la recolección de sal para conservas en salmuera. El camino pasa el cauce del río Cigüela y entra en el entorno de las lagunas de Villafranca, incluidas como todas en la Red Natura 2000 dentro de La Mancha Húmeda y declaradas Reserva de la Biosfera por la UNESCO. La Reserva de Fauna es la unión artificial de las lagunas Chica y Grande, creando una enorme superficie palustre de aguas permanentes y profundas con abundantes aves acuáticas y esteparias merodeando sobre los carrizales de las orillas. En las lagunas es fácil observar pato colorado, ánade real, porrón moñudo, porrón común, zampullín chico, focha común, somormujo lavanco y aguilucho lagunero. La orilla de la Laguna Grande está acondicionada con zonas de baño para la temporada de verano, espacios de recreo, observatorios de aves y centro de interpretación, manteniendo una tradición de uso público que se remonta al siglo XVIII, cuando los habitantes de Villafranca de los Caballeros aprovechaban las propiedades medicinales de las aguas salinas para curar dolencias reumáticas y enfermedades de la piel.

La ruta sale de la provincia de Toledo y entra en tierras de Ciudad Real. La Reserva Natural del Complejo Lagunar de Alcázar de San Juan está formada por el trío de las lagunas de la Veguilla, del Camino de Villafranca y de las Yeguas, es otro humedal de gran calidad ambiental, diversidad y valor ornitológico en la llanura manchega. La presencia de las aves depende de la estación del año y el estado hídrico de las lagunas, en buenas condiciones ambientales es uno de los humedales manchegos de mayor diversidad ornitológica, en diferentes temporadas es posible observar cigüeñuelas, pagazas, zampullines, tarros blancos, porrones, malvasías, cercetas carretonas, fochas, patos colorados y cuchara, garcillas, garzas imperiales, aguiluchos laguneros y flamencos. Y en el entorno estepario de las colinas agrícolas pueden aparecer sisones, ganga ibérica, cernícalo primilla, milanos reales y águila pescadora. Un espectáculo de la naturaleza ornitológica asociada a los humedales manchegos muy cómoda y cercana de observar circulando en bicicleta porque las aves apenas se intimidan. En varios puntos se puede dejar el itinerario principal para acercarse hasta la orilla y ver las aves de cerca. El paso por Alcázar de San Juan es la travesía urbana más larga de la jornada, atraviesa el centro de la población y sale por un pequeño túnel del ferrocarril hacia Campo de Criptana. El cerro de los molinos de viento enseguida llama la atención, es una de las señas de identidad de La Mancha y un icono que todos vinculamos con las andanzas del “ilustre hidalgo” que confundió los molinos con gigantes. El Camino Natural de los Humedales entra en el pueblo y antes de llegar al centro se desvía hacia la izquierda para visitar el Cerro de la Paz, donde están los famosos molinos. En el siglo XVIII había 34 molinos de viento, ahora quedan 10 en pie y tres son originales, el resto han sido reconstruidos o restaurados durante del último siglo, cada uno con nombre propio. Ahora ya no cumplen la función para la que fueron construidos, son historia, leyenda y evocación, y un lugar extraordinario para disfrutar la puesta del sol en el interminable horizonte de La Mancha. La ruta baja del cerro, pasa por el collado de la ermita de Nuestra Señora de Criptana y sigue por terreno favorable hacia el complejo lagunar de Pedro Muñoz, conocido como “Humedal de Don Quijote”, con dos nuevas lagunas frecuentadas por grupos de ornitólogos para observar aves y punto final de la etapa.

Etapa 2. Pedro Muñoz/Villacañas
112 kilómetros. 680 metros positivos.

La segunda jornada comienza visitando la Reserva Natural de Manjavacas, en La Mancha de Cuenca, formada por varias lagunas y un punto esencial en el tránsito migratorio de las aves entre el norte de África y las estaciones ornitológicas del sur de Europa. En otras épocas de mejores aportaciones hídricas visitan la reserva unas 40.000 aves de diferentes especies. El complejo lagunar también es un importante ecosistema de invernada y nidificación. En las orillas poco profundas es fácil ver espátulas y flamencos. El desvío hacia la laguna de Manjavacas aparece después de pasar por la laguna de Alcahozo, que todavía está en el término de Pedro Muñoz, es un bucle del itinerario principal para recorrer la orilla del humedal y pasar por varios observatorios, uno está al final de una pasarela peatonal construida sobre los carrizales y el entorno palustre cerca del Santuario de Nuestra Señora de la Antigua de Manjavacas, donde hay un mirador elevado tipo pagoda. El camino recorre la curiosa estepa donde están las lagunas de Sánchez Gómez y de la Dehesilla, conecta con el itinerario principal y continúa el viaje gravelero por el pueblo de Las Mesas. El itinerario del Camino Natural de los Humedales de La Mancha prácticamente ha terminado, quedan unos kilómetros indicados con los habituales postes rojos hasta la laguna del Taray y después el seguimiento es el track digital, marcado sobre los caminos rurales de los campos agrícolas de Las Pedroñeras, la “capital del ajo” y uno de los pueblos más notables de La Mancha de Cuenca.

El recorrido del track toca de refilón el conjunto urbano de Las Pedroñeras, entra por el Parque de los Viveros y sigue hacia el norte por la calle de circunvalación hasta la plazoleta del Parque Municipal, donde aparecen los carteles y las flechas amarillas del Camino de Santiago de Levante, el siguiente tramo de la jornada hasta el final en Villacañas. Las marcas de la ruta jacobea no son abundantes como en otros itinerarios más populares del Camino de Santiago y en muchos cruces ni siquiera están las clásicas flechas amarillas, es recomendable llevar descargado el trazado virtual. La ruta ciclista sigue por el Camino Viejo de las Pedroñeras, un camino agrícola ancho y rápido, salva la AP-36, pasa por El Pedernoso y continúa hacia Santa María de los Llanos, donde aparecen algunas referencias al Camino de Levante en la salida de la población. El terreno cambia, no es la planicie de la llanura manchega de Toledo y Ciudad Real, en la provincia de Cuenca aparecen colinas, vegas y pequeños montes de carrascas con subidas y bajadas suaves que amenizan el pedaleo con cambios de ritmo y paisajes variados.

 

Mota del Cuervo está en una vega agrícola al pie del Balcón de la Mancha, el cerro donde se alzan siete molinos de viento que sirvieron de inspiración a Miguel de Cervantes para situar alguna trastada de Don Quijote. En el lugar es renombrado el “pan de Mota” y en la comarca ha tenido fama la tradición alfarera de la población, elaborada principalmente por mujeres, las cantareras de Mota, las “magas del barro” eran conocidas en toda La Mancha. El recorrido atraviesa el centro de la población por la calle Mayor, la plaza del Mercado y otras calles con casonas señoriales de los siglos XV y XVI, tomando en las afueras el Camino de Santiago de Levante cerca del límite con la provincia de Toledo. En El Toboso no podía faltar un monumento de Don Quijote y Dulcinea, en plan “parejita”, también hay una Casa Museo dedicado a la musa del más grande y aventurero caballero andante de todos los tiempos. El pueblo toledano tiene edificios señoriales, monumentos, escudos, portalones castellanos en las fachadas y un buen restaurante en las afueras para cargar energías antes de la recta final.

En Quintanar de la Orden comienza el tramo acondicionado de la Vía Verde del Trenillo como Camino Natural, un paseo ciclista de 30 kilómetros ligeramente favorable para terminar un apacible viaje de bikepacking gravelero de un par de días en La Mancha Húmeda. El firme es estupendo para la gravel, hay un corte en el trazado para salvar la AP-36, rodeando por un paso elevado, y es entretenida la travesía de La Puebla de Almoradiel. El camino entra por el paseo de los Enamorados y sigue la vía del antiguo ferrocarril por el conjunto urbano y en algunos tramos hay parques recreativos o espacios de ocio, siendo necesario adaptar el pedaleo al ritmo urbano hasta que la vía sale de nuevo a la llanura campesina, pasa el río Cigüela y comienza una larga recta hasta La Villa de Don Fadrique, donde pasa lo mismo, hay parques con columpios, arboledas y resaltes marcando distintos espacios peatonales en el trazado de la vía y conviene circular con precaución. Y sin complicaciones ni grandes esfuerzos el Trenillo termina en la estación de Villacañas, hay que volver a cruzar las vías del tren por el paso peatonal del día anterior y final de un viaje ciclo turista sorprendente y embaucador.