Rutas

Excursiones diferentes para recuperar la motivación

Motívate de nuevo huyendo de las cumbres de siempre, de los caminos trillados y de las actividades rutinarias cambiando tus objetivos.

Tino Nuñez

5 minutos

excursiones diferentes

La curiosidad es uno de los grandes motores de la Humanidad y espolearla implica ventajas. Motívate de nuevo huyendo de las cumbres de siempre, de los caminos trillados y de las actividades rutinarias cambiando tus objetivos.

Víctor Hugo escribió que los lunes habían matado de aburrimiento más gente que las guerras y para evitar que la repetición de cimas o caminos haga mella en nuestra motivación, conviene buscar nuevos objetivos. A continuación esbozamos algunas propuestas para no caer en el tedio de acudir siempre a los mismos enclaves. 

Nuestras nuevas motivaciones 

El excursionismo suele practicarse demasiado a menudo con objetivos muy concretos, básicamente completar caminos concretos y subir a cumbres más o menos sencillas, pero existen multitud de objetivos que pueden espolear nuestra curiosidad. Destacan como propuestas alternativas, conocer: 

  • Lagos en media y alta montaña. Con aproximaciones variables por lo general entre 10 minutos y tres horas (dependiendo del macizo) son un objetivo agradable y relajante, tanto por el paisaje a contemplar por cómo se puede descansar a menudo en sus alrededores.  

  • Espacios naturales que incluyan vegetación o avistamiento de animales singulares: bosques centenarios, árboles monumentales, aves migratorias y rapaces, cabras montesas… 

  • Itinerarios autoguiados y con cartelería didáctica próximos a los centros interpretativos de espacios protegidos tipo parque nacional, regional o natural. Suelen ser agradables paseos de media a una hora en un entorno asequible y por lo tanto magníficos para conocer en familia o con amigos/as inexpertos/as en montaña. 

  • Enclaves geológicos singulares, que bien podemos localizar desde en una guía turística concebida para viajes en automóvil o apuntándonos a una excursión guiada por un/a geólogo/a; en este último caso los precios son muy variables (desde gratuitos si lo organiza un ayuntamiento hasta 30-50 euros si se trata de una universidad o empresa). 

  • Motivos arquitectónicos o arqueológicos fuera de núcleos urbanos: una bonita ermita en un cerro solitario, un dolmen, unas pinturas rupestres o un castillo aislado bien pueden ser el objetivo de una jornada diferente. 

 

Un caso especial: ¡fortines! 

El rechazo o desinterés de muchos de los excursionistas españoles hacia todo lo relacionado con la Guerra Civil provoca que muchas veces nos perdamos actividades memorables visitando los fortines que se construyeron en nuestras montañas. Aparte de la curiosa variedad constructiva de todos ellos y su diferente estado de conservación –desde ruinoso a restaurado- se encuentran enclavados en posiciones magníficas, con vistas envidiables a grandes espacios abiertos o enclaves de destacada belleza. Estos miradores, por lo general poco visitados, pueden ser enlazados por marchas que oscilan habitualmente entre los 30 minutos y las 2 horas, y que recorren solitarios cordales con paisajes a menudo memorables sobre ambas vertientes (sobre todo bajo las luces del atardecer). 

Si bien parte de ellos aparecen referenciados en los mapas, conviene tener una guía específica de la zona que nos indicará con mayor información sus accesos e historia concreta. Habitualmente cuestan entre 15 y 20 euros y la variedad de nuevos parajes que podemos conocer por tan pequeño desembolso es casi un regalo, máxime teniendo en cuenta que los fortines nos harán visitar parajes a los que de contrario no acudiríamos nunca. 

El número de fortines repartidos por toda la geografía española es tan elevado que sólo en la Comunidad de Madrid encontraremos… ¡462! 

Tres son las recomendaciones que debemos observar: llevar agua suficiente pues en los cordales de los fortines es muy raro encontrar fuentes, no visitarlos con niebla (es extremadamente fácil desorientarse buscándolos) y no caminar por los que estén techados (por el riesgo de derrumbe si el cemento se encuentra en mal estado).  

¿Te gusta hacer fotos?

El uso de las cámaras incluidas en el teléfono móvil ha multiplicado la captación de imágenes en el medio natural, ya sea para uso personal como recuerdo o para divulgarlas en redes sociales. Pero a poco que nos guste o motiva la fotografía, manejar una cámara “de verdad” puede proporcionarnos nuevos alicientes en nuestras próximas actividades... ¡y seguramente no nos bastará con las instrucciones de la cámara! Javier Sánchez Martínez es fotógrafo editorial especializado en naturaleza y paisaje, con numerosos premios y galardones, y enseña las principales técnicas dentro de diferentes excursiones. “Salgo en las mejores estaciones -como la primavera y el otoño- con enfoques monográficos, buscando motivos estratégicos como un árbol singular o una cascada y caminando entre diferentes sitios en una misma jornada”. Con la última crisis, las actividades de fin de semana (que incluían un viernes por la tarde de formación teórica en aula) han derivado para él hacia “… salidas de una jornada en el campo, tras la cual pido que los alumnos me envíen las fotos para comentarlas en mi blog”. Y aclara “La gente agradece más las técnicas concretas, como captar el agua en movimiento, practicar ejercicios de exposición múltiple o barridos en bosques. En momentos muy concretos, con olas de frío, pueden captarse detalles de hielo muy bonitos”. Aprender con un experto puede proporcionarnos el placer del descubrimiento de nuevos conocimientos, que además nos servirán luego para una práctica autónoma y no es especialmente caro, como nos recuerda Javier: “En grupos de 5 a 10 personas normalmente cobro de 50 a 85 euros según el número de componentes”. 

El profesor de fotografía Javier Sánchez Martínez durante una excursión en La Pedriza. Foto: Álvaro Barrero

Otras actividades con un guía

La variedad de motivaciones para salir a la naturaleza es afortunadamente muy amplia y un profesional puede ampliarnos ese horizonte. El guía de media montaña David Gómez Alandi, que lleva 25 años trabajando sobre todo con clientes españoles y norteamericanos, nos aclara: “Algunos buscan sobre todo hacer montaña, otros aspectos más culturales o gastronómicos. Es relativamente habitual que dentro de un trekking pirenaico visitemos una iglesia románica o que hable si procede del Santo Grial, de los contrabandistas o de los maquis”. Al preguntarle cómo es el perfil de quienes buscan esa variedad de actividades, matiza: “Entre los españoles hay más variedad, en el caso de los americanos son casi todos senderistas con más de 40 años y con mucha experiencia (gente que incluso ha estado en el Himalaya) y que hacen de media 4 grandes viajes al año”.  

A veces la motivación extra puede proceder de realizar actividades con un guía durante más de dos días y en grupos pequeños, como precisa David: “Normalmente hago salidas de 10 días desde marzo a noviembre, aunque también de hasta una sola jornada; respecto al ratio trabajo el 1-6, en cuanto ya somos 7 vamos dos guías”. También trabaja, sobre todo en la Sierra de Guadarrama (Madrid y Segovia), una propuesta cultural que cada vez tiene más aceptación ¡excursiones por parajes naturales relacionadas con la literatura de grandes autores! 

El guía David Gómez Alandi durante una actividad invernal en Pirineos. Foto: Ramón Ra