Hay lugares que hacen más bonitas las escapadas, que no nos cansaríamos de visitar en cualquier momento del año, que brillan con luz propia.Justamente lo que le ocurre a Ares del Maestrat, un precioso municipio de la comarca de L’Alt Maestrat, en el interior de la provincia de Castellón. Su casco urbano, situado a 1.231 metros sobre el nivel del mar y encaramado a la Mola d’Ares -un cerro rocoso con forma de muela gigantesca- es una de esas estampas que se quedan para siempre en la retina de los viajeros. No en vano, Ares del Maestrat es uno de los pueblos más fotografiados de la provincia. Por su belleza, por esa capacidad que tienen algunos lugares de transportarnos a otra época, a otra vida, incluso a hacer que queramos ser por un momento un ave con la que sobrevolarlos.
Un legado histórico y cultural impresionante
Su legado histórico, cultural y patrimonial es impresionante, y se remonta a tiempos prehistóricos. Se puede comenzar este viaje en el tiempo dando un paseo por sus callejuelas y plazas para descubrir parte de su encanto. Lo mejor es hacerlo sin prisas, como discurre aquí la vida, y acercarse hasta algunos de sus edificios históricos. La antigua lonja del siglo XIV, la Iglesia de la Asunción, con su fachada barroca del siglo XVIII, la Plaza Mayor, la cárcel del siglo XIII o los restos de la fortaleza árabe, con unas vistas en la que se vislumbran barrancos, montañas y valles casi de manera infinita.
Si miramos más hacia atrás, hasta más de 7.000 años antes, sabremos que ya hubo seres humanos que eligieron estas tierras de L’Alt Maestrat para habitarlas. Tierras agrestes, indómitas, de profundos barrancos y elevadas paredes de roca, de abrigos y cuevas, de reservas de fauna y manantiales. Y aquí fue donde esos primeros habitantes pintaron escenas de la vida cotidiana sobre la piedra, como un lienzo casi imborrable. A escasos kilómetros se encuentran las pinturas rupestres del barranco de la Gassulla, donde destaca la Cova Remigia y sus más de 750 figuras. Este y otros abrigos del barranco forman parte del Arte Rupestre Levantino, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y que pueden visitarse con la compañía de un guía. De hecho, el conjunto rupestre de Ares forma parte del Parque Cultural de la Valltorta-Gassulla, que acoge el Museu de la Valltorta, el único museo de arte rupestre en territorio valenciano.
En el municipio de Ares del Maestrat se encuentra otro importante ejemplo de Patrimonio de la Humanidad, el que se concedió a la construcción de la piedra en seco, un tipo de construcción que se levanta superponiendo unas piedras encima de otras, sin nada añadido que haga de ligazón entre ellas, solo la forma plana y el propio peso de las piedras. Basta con dar un paseo por los alrededores del pueblo o salir a monte abierto para toparse con las distintas construcciones (casetas, pozos, chozos de pastor, muros…) y comprobar la importancia que el campo tuvo y sigue teniendo en este territorio. Incluso para sentir esa admiración por las cosas bien hechas, porque, después de tantos años se mantienen en pie con una solidez sorprendente, y, según palabras de la UNESCO, “son un ejemplo de relación equilibrada entre el ser humano y la naturaleza”, con el que se contribuye a luchar contra la erosión y a crear condiciones microclimáticas propicias para la biodiversidad y la agricultura.
Naturaleza en estado puro
Ares del Maestrat es también naturaleza en estado puro. Sus paisajes están atravesados por numerosas rutas hacia rincones espectaculares. Aquí conviven la cabra montesa con los corzos, los jabalíes y las ginetas, aquí surcan los cielos majestuosas las águilas reales y los buitres leonados y los búhos reales. Aquí pastan plácidamente las vacas, cabras y ovejas. No es de extrañar que cada rincón de Ares del Maestrat sea capaz de enamorar gracias a su valor paisajístico.
Podemos empezar, por ejemplo, por adentrarnos en el Paraje Natural de la Mola de Ares, uno de los espacios naturales protegidos del término municipal, de una belleza y singularidad que lo ha convertido en un emblema del paisaje del interior de la provincia de Castellón, en cuyos límites se hallan 5 de las 12 microrreservas de flora de Ares y que guarda una decena de árboles monumentales. Seguir con la visita al Barranc dels Horts, una finca forestal de 700 hectáreas, que conserva un bosque centenario de robles de hoja pequeña y encinas, con más de mil ejemplares que superan los 300 años. Y tenemos muchas más opciones de caminar por cualquiera de las rutas señalizadas y numerosos senderos homologados con los que maravillarse y conocer los secretos mejor guardados de estos parajes, ya sea a pie, en bicicleta o a caballo.
No hay que tener prisa, Ares del Maestrat se disfruta poco a poco y enamora en cada rincón.