La línea del ferrocarril Santander-Mediterráneo fue un proyecto ferroviario para comunicar por tren la costa del Mediterráneo, en Sagunto (Valencia), y el Cantábrico, en Santander. Un sueño que pretendía enlazar una línea construida a principios del siglo XX entre Calatayud y Sagunto con otro ferrocarril que ya circulaba en los astilleros de la costa de Cantabria. Las obras del Santander-Mediterráneo comenzaron en 1920 apoyadas por las administraciones de Santander, Burgos, Soria y Zaragoza, consiguiendo poner las vías y mantener la circulación de trenes de pasajeros y mercancías durante varias décadas hasta la estación de Cidad Dosante, en la Merindad de Valdeporres, al norte de la provincia de Burgos. Faltaba perforar un túnel en las entrañas de la Cordillera Cantábrica para completar el ferrocarril y fue una obra descomunal que duró 17 años, consiguiendo finalmente abrir un paso subterráneo de 6.976 metros en 1959, conocido como Túnel de la Engaña por el río que nace en el mismo monte, entre los valles pasiegos de Cantabria y Las Merindades de Burgos, aunque nunca llegaron a circular trenes por el interior del túnel y el ferrocarril “soñado” fue clausurado en el año 1985.
El acondicionamiento actual del histórico ferrocarril como Camino Natural está convirtiendo la antigua línea ferroviaria en un magnífico destino para senderistas y ciclistas, especialmente para los aficionados al ciclismo de largo recorrido y varias etapas, cuando esté completado al cien por cien existirá la posibilidad de recorrer cinco provincias españolas por una vía perfectamente adecuada para bicicletas de gravel y cualquier modelo con ruedas todo terreno. El tramo elegido en esta nueva propuesta cicloturista de “bolsa pequeña” es el sector del antiguo ferrocarril entre Burgos y la entrada del Túnel de la Engaña, estrenando los últimos puentes que han sido restaurados en los ríos Oca, Ebro, Trueba y Nela, facilitando la continuidad del viaje bikepacking durante 120 kilómetros hasta los magníficos montes de Valdeporres y la Cordillera Cantábrica.
En el camino de vuelta propongo un bucle alternativo para visitar algunos parajes y poblaciones sobresalientes de Las Merindades de Valdebezana, Manzanedo y Valdivieso, cerrando el círculo de la segunda etapa en Trespaderne por el Camino Natural del Ebro y la solitaria sierra de Tesla. El firme es excelente y los kilómetros pasan volando, depende de cada uno marcar su ritmo y el estilo de pedaleo, teniendo en cuenta que no existe una segunda oportunidad para visitar algunos lugares y los grandes viajes son la suma de los buenos recuerdos.
DATOS
- Punto de partida y llegada: Burgos.
- Tiempo: 3 etapas.
- Distancia: 265 kilómetros.
- Desnivel positivo: 2.100 metros.
Etapa 1. Burgos/Villarcayo
93,5 kilómetros. 250 metros positivos.
El lugar elegido para iniciar el viaje bikepacking o de “bolsas pequeñas” es la antigua estación ferroviaria de la ciudad de Burgos (Estación del Norte), construida en 1901 en la línea Madrid-Irún sobre el edificio original de 1860, cuando comenzaron a pasar los primeros trenes por el conjunto urbano. En 1920 entró en servicio el desdoblamiento del ferrocarril Santader-Maditerráneo para comunicar Calatayud y Santander por las provincias de Soria y Burgos, llegando las vías y los trenes hasta Cidad Dosante, en la entrada burgalesa del Túnel de la Engaña. La expansión urbanística de la ciudad de Burgos en las últimas décadas invadió el espacio del trazado ferroviario al sur del río Arlanzón y en el año 2010 fue clausurada porque la circulación de los trenes era incompatible con el tráfico urbano. La nueva sede ferroviaria se trasladó a la Estación Rosa Manzano y la antigua Estación del Norte, conocida popularmente como La Estación, es un animado centro cultural y actividades recreativas.
La ruta sale de los jardines de La Estación por la avenida conde de Guadalhorce y continúa por el carril bici del Paseo del Empecinado hasta el Puente de Santa María, la entrada más sugerente al casco histórico por el monumental Arco de Santa María y la plaza de la catedral de Burgos. El ambiente medieval es cautivador para iniciar un viaje en bicicleta, los edificios tienen piedras centenarias y esculturas que han sido la cuna e inspiración de ilustres personajes. Las escalinatas conservan las huellas de peregrinos jacobeos de todos los tiempos porque Burgos siempre ha sido cruce de culturas y encuentro de civilizaciones. En bicicleta el mejor camino es seguir por la calle de Santa Gadea y salir del casco viejo por el Arco de San Martín, cerca del Solar del Cid, el lugar donde algunas fuentes indican la residencia del Campeador antes de iniciar su épico destierro. Después seguir por la calle Francisco Salinas hasta la glorita Hungría y por la calle Rosa Sensat conectar con el carril bici Viña alta, el recorrido urbano es sencillo y bastante intuitivo. En este punto aparece un cartel informativo del Camino Natural Santander-Mediterráneo y los hitos rojos que estarán en la cuneta del camino hasta el Túnel de la Engaña.
El paso por el Polígono Industrial Villalonquéjar es algo incómodo después de la tranquilidad del carril bici, hay que compartir una avenida con el tráfico del polígono hasta un desvío que cruza la Autovía de Circunvalación de Burgos y comienza realmente el tramo acondicionado del antiguo ferrocarril. La bici vuela por la gravilla del camino, primero es ligeramente bajada hasta la gran planicie del valle del Ubierna y cuando pasa el tunelito de la autovía A-73 comienza una subida tendida para salir de la cuenca del Duero por el desfiladero de La Serrezuela. En Sotopalacios, el pueblo de las morcillas, hay un corte en la continuidad de la vía para atravesar la N-627 por un paso peatonal con semáforo. La llanura parece interminable, en algunos tramos hay árboles en las cunetas y ponen color y ambiente en el paisaje agrícola. El primer cambio ambiental está en el cañón de La Serrezuela por un par de túneles y el pueblo de Peñahorada, el único paso posible para que puedan colarse la carretera y el Camino Natural. Peñahorada es el techo de la etapa, hasta el río Ebro quedan 50 kilómetros favorables por un firme excelente en la comarca de La Bureba. Los pueblos son pequeños y no cuentan con servicios. La Molina de Ubierna, Cobos Junto a La Molina, Quintanarruz, Lermilla, Arconada y Lances de Bureba surgen silenciosos y tranquilos al lado de la antigua vía ferroviaria en la vega del río Homino, tienen iglesias y ermitas con restos románicos, arquitectura popular, fachadas con escudos heráldicos, puentes medievales y ambiente rural, cada uno de estos bonitos caseríos es una invitación para salir de la vía y recorrer sus calles. La fuente de Lermilla está al lado del Camino Natural, tiene una curiosa rosa de los vientos y es parada obligada para llenar las cacharras de agua.
Poza de Sal está a unos dos kilómetros del viejo ferrocarril y hacemos la visita en la última etapa que tiene menos distancia, merece la pena el desvío. Poco después está Salas de Bureba, con un interesante conjunto de casonas solariegas y arquitectura popular. Y también un par de restaurantes para reponer fuerzas. El trazado del Camino Natural pasa por Castellanos de Bureba, Terminón y llega a la estación de Oña, reconstruida con buen gusto y acondicionada con zonas de recreo y aparcamientos. El casco histórico de Oña está declarado Bien de Interés Cultural y es obligatorio un desvío para recorrer sus callecitas de ambiente medieval repletas de casas señoriales y fachadas blasonas, contemplar el imponente edificio del Monasterio de San Salvador y el pórtico de la iglesia de San Juan, en la plaza del Ayuntamiento. En un lateral está el bar Deportivo, por si apetece tomar algo. El tramo entre Oña y Trespaderme ha estado cortado hasta hace poco por las obras en los puentes del Oca y del Ebro, ahora está perfectamente acondicionado y es una fantasía natural. Los túneles del Buitre y del Pastorcillo salvan el desfiladero del Oca y la vía verde entra en la selva de La Sante, un antiguo palacio de ambiente romántico que parece condenado a la ruina y el abandono en un paraje con cierto misterio. El paso por el túnel de la Horadada impide contemplar la confluencia del Oca en el río Ebro y por un paseo forestal fantástico aparece el puente del Ebro, recuperado después de un tiempo en obras para dar continuidad al Camino Natural Santander-Mediterráneo en Las Merindades burgalesas.
La ruta pasa por otro túnel y sale del desfiladero de la Horadada, al fondo está Trespaderne, que es el final de la siguiente jornada. Ahora el viaje sigue por la vía de grava para remontar la cuenca del río Nela hasta la falda de la Cordillera Cantábrica, pasa por el pueblo de Nofuentes y después van apareciendo las viejas estaciones de Pradolamata, Moneo, Bustillo y Medina de Pomar, la localidad más poblada de Las Merindades con 18 pedanías y 17 barrios. Medina de Pomar ostenta el título de ciudad desde 1894, está fuera de la vía verde un par de kilómetros. El Castillo de los Velasco, llamado también Alcázar de los Condestables, o simplemente Las Torres, es el edificio que llama la atención desde el Camino Natural. En el casco histórico hay casas con fachadas blasonadas, palacios, calles de piedra, plazas con soportales y puertas originales de la antigua muralla medieval, un buen motivo para visitar la población y conocer el patrimonio histórico y monumental de la comarca. El trazado del ferrocarril sigue por el valle del Nela, pasa por varios puentes reconstruidos en el último acondicionamiento de la vía y llega hasta la estación de Villacaryo-Horna, donde marcamos el final de la primera etapa. El acceso hasta el centro y la pintoresca plaza Mayor es cómodo por la calle Avelino Alonso de Porres Castro. Villarcayo es la capital de Las Merindades burgalesas, cuenta con todo tipo de servicios.
Etapa 2. Villarcayo/Trespaderne
97 kilómetros. 1.370 metros positivos.
En la antigua estación de Villarcayo-Horna quedan muchos restos y curiosidades del patrimonio ferroviario de la antigua línea Santander-Mediterráneo, llama la atención una vieja máquina aparcada al lado de la vía, los depósitos de agua, los andenes, los cambios de agujas y los edificios anejos al servicio del ferrocarril desmantelado en 1985. El Camino Natural continúa por Cigüenza, con un nuevo puente sobre el Nela, y sigue por un valle fantástico salvando los meandros del Nela por Tubilla, Escanduso y Escaño hasta la curiosa estación ferroviaria de Brizuela, que conserva algunos raíles, el edificio del ferrocarril y un agradable “pavimento” de hierba entre los andenes. Puentedey es otra parada vistosa para bajar al cauce del Nela y ver el impresionante túnel natural que ha labrado el cauce del río debajo de la población. La antigua vía del tren también pasa por otro túnel debajo del pueblo y sigue por el espectacular cañón que ha labrado el río Nela en la falda de las Muelas de Dulla. En Quitanabaldo se desvía el track por la Ruta de los Sentidos hacia Soncillo para completar la etapa siguiendo el Camino Natural del Ebro pero todavía quedar recorrer uno de los tramos emblemáticos del Camino Natural Santander-Mediterráneo hasta el Túnel de la Engaña. En el puente del Nela sale el desvío de Cidad Dosante hacia la izquierda, el trazado principal atraviesa el imponente puente, pasa por la estación de Pedrosa de Valdeporres y sube hasta la entrada del Túnel de la Engaña. El paraje es una jungla forestal de abedules, robles, hayas, arces, avellanos y matorrales de todo tipo en un paraje cargado de historia. La construcción del túnel en las entrañas de la Cordillera Cantábrica era fundamental para completar la línea del ferrocarril, fueron necesarios 17 años y cientos de trabajadores, la mayoría presos políticos, para perforar los siete kilómetros de galería entre Burgos y Cantabria, una obra que nunca sirvió para el paso de trenes, en cambio fue utilizada durante varias décadas para intercambiar mercancías entre las dos vertientes de la cordillera por vehículos particulares, hasta que los derrumbes en el interior complicaron el tránsito y fue cerrado definitivamente.
La ruta ciclo viajera vuelve por el mismo camino hasta Quintanabaldo y se desvía del Camino Natural Santander-Mediterráneo por la Ruta de los Sentidos GR-85. A partir de este punto el nivel técnico para las bicicletas de gravel aumenta, hay tramos con firme irregular, pendientes elevadas, senderos estrechos y varios puntos en el cañón del Ebro donde es necesario cargar la bici para salvar unas pasarelas. En realidad es todo ciclable menos las pasarelas, que se pasan bien en unos minutos a pie, y merece la pena para recorrer un tramo fantástico del Camino Natural del Ebro por los valles de Manzanedo y Valdivieso. El GR-85 sube desde Quintabaldo por un carril bastante empinado al pueblo de Villabáscones de Bezana, un joya de arquitectura popular escondida en el hayedo de las Pisas. En el pueblo hay que continuar por la carretera hasta Soncillo, un buen lugar para recuperar fuerzas después de la subida desde el valle del Nela. El viaje gravelero continúa por la carretera del Alto de la Hoya y comienza una disfrutona bajada por los pueblos del valle del río Trifón, todo asfalto, sin tráfico, entre montañas esculpidas por una naturaleza caprichosa y sugerente. En Lándraves hay señales del Desfiladero de las Palancas, una de las maravillas naturales de la zona. La Ruta de los Sentidos pasa por el cañón pero en gravel no es recomendable. La bajada sigue por Cueva de Manzanedo y finalmente llega hasta la orilla del Ebro en Manzanedo, conectando con el Camino Natural del Ebro. La ruta cambia de ribera y siguen unos diez kilómetros por senderos técnicos y entretenidos rodeando prados ganaderos y fincas particulares. La ciclabilidad es del cien por cien con paciencia y habilidad en este tipo de caminitos estrechos y bacheados, una complicación puede ser el barro en momentos de fuertes lluvias. La alternativa sería continuar por la carretera hasta Incinillas y después por la N-232 hasta el Puente del Aire.
La primera parte del sendero termina en la pasarela de Rioseco, con vistas del Monasterio de Santa María de Rioseco, en la orilla contraria. En este punto comienza una pista sin salida que lleva hasta la entrada de una finca particular. El Camino Natural del Ebro entra en una nueva senda por la izquierda, rodea las praderas de la finca por la orilla del río y llega el primer porteo de la bici para salvar un puntal rocoso que se clava en un meandro del río. La bajada tiene unos escalones de madera y después vuelve de nuevo el sendero de duendes por un bonito hayedo hasta las casas de Remolino. La comodidad del carril dura poco, hasta que el río Ebro entra en el Desfiladero de los Hocinos y aparecen unas pasarelas metálicas colgadas en las paredes del cañón. Cada pasarela tiene apenas diez metros de longitud, el problema es subir y bajar los escalones de acceso con la bicicleta a cuestas. En realidad son unos minutos, las bicis de gravel son ligeras y manejables y merece la pena el mal momento por sentir la energía y belleza de la naturaleza en un tramo muy salvaje y vital del Camino Natural del Ebro en Las Merindades burgalesas.
El recorrido bikepacking pasa por el Puente del Aire y entra en la Merindad de Valdivieso, un corredor fluvial del río Ebro lleno de pueblos históricos al pie de la sierra de Tesla, paso de una importante calzada romana que fue decisiva en las comunicaciones entre la meseta y los valles de Las Merindades. En la orilla oriental del puente está el Menhir de San Juan, la escultura número 15 de la Ruta del Arte, un itinerario creado por el artista Carlos Armiño con la idea de que “impregnar de arte un camino supone despertar la curiosidad, la intriga y la búsqueda”. En Valdivieso vuelve el gravel placentero por caminos rurales y laderas agrícolas en la orilla del Ebro, pasa por Puente Arenas y visita la iglesia de San Pedro de Tejada, joya del románico burgalés, una obra de arte aislada en una finca privada sobre las ondulantes colinas del valle. Los hitos del Camino Natural pasan por Población de Valdivieso y emprenden la subida hacia la sierra de Tesla por Hoz de Valdivieso, salvando un duro repecho en la hoz de Peña Palomar. La carretera hace un par de curvas inhumanas y atraviesa un túnel cerca de una cascada que es el umbral de un mundo perdido, entre los árboles aparecen las casas de Tartalés de los Montes en un paraje serrano donde aparentemente solo deberían crecer robles, quejigos, pinos y rapaces merodeando por el bosque. El camino pasa cerca de la iglesia románica de San Miguel y sigue subiendo por una pista de tierra mucho más cómoda y agradable que el tramo anterior. La ascensión termina en un collado donde está la última escultura de la Ruta del Arte y comienza un rápido descenso hasta las empinadas callecitas de Tartelés de Cilla. El tramo final hasta Trespaderne sigue la carretera N-629 y entra en la población por el puente medieval del río Nela.
Etapa 3. Trespaderne/Burgos
74,5 kilómetros. 480 metros positivos.
La tercera jornada de la aventura gravelera tiene poca descripción y ninguna posibilidad de confusión, sigue el mismo tramo del Camino Natural Santander-Mediterráneo de la primera etapa hasta la ciudad de Burgos. La salida de Trespaderne pasa de nuevo por el puente medieval y conecta con la vía del ferrocarril en la antigua estación, acondicionada con bancos y zona de recreo. Ahora son 350 metros de desnivel positivo hasta el paso de Peñahorada, pero apenas se notan, el firme es magnífico y los kilómetros pasan volando. Las fantasías naturales de los cañones del Ebro y el Oca terminan en Oña, puerta de La Bureba y sus apacibles pueblecitos encajados entre colinas de margas salinas y primitivos materiales volcánicos, otorgando al paisaje un ambiente particular de formas, relieves, colores y texturas en la vega del río Homino.
El desvío de Poza de la Sal es muy recomendable, está cerca de la antigua estación del ferrocarril, sería imperdonable pasar por la puerta y no parar para conocer esta villa medieval declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1982 que además fue cuna del naturalista Félix Rodríguez de la Fuente. Las salinas son un conjunto extraordinario de arquitectura industrial al pie del Páramo de Masa con un notable interés geológico, etnográfico, histórico y cultural, han sido explotadas desde la Edad del Hierro hasta tiempos recientes. Y también es imprescindible un paseo por el casco histórico, una interesante muestra de arquitectura popular y calles de trazado medieval escalonadas alrededor del cerro del castillo, con restos de la muralla original y varias puertas que daban acceso al interior de la villa, la más conocida y monumental es el Arco de la Concepción o Puerta del Conjuradero, entre la Plaza Nueva y la Plaza Vieja.
El viaje sigue por la planicie burebana hasta el paso de Peñahorada y los túneles que salvan el cañón de La Serrezuela, metiendo el camino en la llanura campesina del valle del Ubierna. El paso por Sotopalacios siempre aporta animación porque el viejo ferrocarril no atraviesa muchas poblaciones, siempre pasa de refilón. En el Polígono Industrial Villalonquéjar hay que cambiar ligeramente el trazado de ida para facilitar el paso por las rotondas y entrar en el carril bici que lleva directamente hasta La Estación si pasar por el centro histórico. El carril bici está bien indicado fuera de las calzadas de las calles, pasa por el puente del Arlanzón y continúa paralelo al río hasta el punto de partida en los jardines de la antigua Estación del Norte, donde damos por finalizado el intenso viaje de bikepacking gravelero de tres días por el norte de la provincia de Burgos.