Rutas

Camino Natural del Agua Soriano

Un viaje bikepacking por dos mil años de historia

Juanjo Alonso

14 minutos

Camino Natural del Agua Soriano

Los romanos fueron grandes conquistadores, invadían territorios en busca de riquezas y recursos y mientras tanto construían calzadas, puentes, fortalezas, acueductos y villas para fundar los pilares y “grandezas” de su imperio para que durasen eternamente, eran otros tiempos. El Camino Natural del Agua Soriano-Camino Antonino sigue los vestigios de la antigua Vía XXVII del Itinerario de Antonino, una de las calzadas romanas más notables de la Península Ibérica entre Asturica Augusta (Astorga) y Caesaraugusta (Zaragoza), ideada con bastante acierto en las faldas del Sistema Ibérico para conectar la cuenca del Duero y el gran valle del río Ebro, conectando pueblos y culturas que tenían en común el poder los ríos y las virtudes naturales de las montañas en el macizo del Moncayo. El itinerario de bikepcking gravelero ideado para dos o tres días de buen cicloturismo recorre el camino natural entre la ciudad de Soria y Tudela, en la Ribera de Navarra, en la vuelta atraviesa el Parque Natural del Moncayo y recorre el Camino Natural Santander Mediterráneo para terminar en los jardines de Soto Playa, en la orilla del Duero en Soria. Un emocionante paseo en bicicleta por caminos de buen firme y bien señalizados visitando hitos y vestigios de los dos mil últimos años de historia, desde los celtíberos, romanos, árabes y el resto de las culturas medievales, hasta la época contemporánea con la recuperación de elementos de la arqueología industrial, la etnografía y el medio ambiente para usos de ocio activo y recreativo del ciudadano actual, como antiguos ferrocarriles, calzadas romanas, vías pecuarias, cañadas y caminos de montaña en el Parque Natural del Moncayo.

 

La distribución de las etapas es subjetiva, una propuesta personal para disfrutar de la aventura ciclista en todos los aspectos. En los viajes en bicicleta pasamos por lugares que seguramente no volvamos a visitar nunca porque son lugares casi exclusivos de acceso en bici y merece la pena aprovechar el momento con todos los sentidos posibles. En la organización de estos viajes tenemos en cuenta el clima, la distancia, la preparación física, el tiempo disponible y otros factores como la compañía o la estación del año. Y a pesar de todo surgen imprevistos que siempre alteran los planes y son la auténtica guinda del pastel de cada día para que la experiencia merezca la pena. Las poblaciones de Tarazona y Tudela también disponen de servicios completos, interés turístico y son buenos lugares para organizar el final de etapa.

DATOS

  • Punto de partida y llegada: Soria.
  • Tiempo: 3 etapas.
  • Distancia: 256 kilómetros.
  • Desnivel positivo: 3.460 metros.

Etapa 1. Soria/Ágreda
71,2 kilómetros. 1.320 metros positivos.

El río Duero es el alma fluvial de Soria, un paisaje agreste, vital y provocador escogido por algunos poetas y artistas que han expresado sus bellezas y soledades, un mundo íntimo y particular elegido hace siglos por eremitas para fundar lugares de retiro y meditación. El Duero siempre ha sido amigo de la ciudad, un protector y aliado cuando los hilos de agua impuestos por la naturaleza marcaban límites y fronteras, en tiempos de los celtíberos, los romanos, los árabes y después durante la Edad Media, el río siempre ha sido la conquista deseada. En tiempos recientes los márgenes del Duero fueron olvidados y prácticamente abandonados, salvo los cuatro centros de patrimonio y monumentalidad de los templos románicos, hasta que una inversión millonaria limpió las orillas, plantó jardines, recuperó puentes y construcciones, puso esculturas, fuentes y deliciosos paseos ribereños. Ahora los Márgenes del Duero se pueden escribir en mayúscula para el agrado de locales y visitantes, especialmente de los viajeros cicloturistas que siempre buscamos un lugar cómodo donde preparar la partida de la aventura bikepacking. Un buen sitio para estacionar es el aparcamiento de Soto Playa, en la orilla del río, al pie del Parque del Castillo, con espacio para montar las bolsas en las bicis gravel y salir pitando en busca de nuevas experiencias.

En el aparcamiento hay postes del Camino Natural de la Senda del Duero GR-14, justo enfrente del Lavadero Soto Playa. Las primeras pedaladas siguen las indicaciones en subida hacia la Concatedral de San Pedro y el centro urbano. El empedrado del casco viejo aparece enseguida, aunque siempre es incómodo moverse en bicicleta por el interior de las ciudades, son las primeras pedaladas, hay que tener paciencia y precaución, Soria no es muy grande, en unos minutos termina la cuesta y en la cuneta de la izquierda aparece el panel del Camino Natural del Agua Soriano-Camino Antonino, en el inicio del Camino del Peñón. El casco urbano desaparece de repente. La ruta entra en el carril señalizado y comienza un sugerente viaje cicloturista por la densa historia de los páramos sorianos. El firme es bueno para las gravel, las bicis vuelan en la perfecta gravilla de los caminos agrícolas. Garray aparece enseguida y para llamar la atención han puesto un gran dinosaurio al lado del cartel del pueblo, reclamando evocaciones hacia los enormes mastodontes de la prehistoria. En cambio, el lugar es famoso porque en un cerro cercano está el yacimiento arqueológico de Numancia, el castro celtíbero que durante un tiempo cortó el paso a las legiones romanas en un enclave estratégico del valle del Duero y el Sistema Ibérico. Finalmente los romanos ocuparon la colina y fundaron una villa primordial en la calzada que comunicaba Asturica Augusta (Astorga) y Caesaraugusta (Zaragoza), con bastante importancia y peso comercial en este tramo soriano por Uxama (Osma), Voluce (Calatañazor), Numancia y Augustóbriga (Muro). El desvío que sube hasta el yacimiento arqueológico está en la salida de Garray, en el camino hay escenarios modernos donde se representan episodios históricos del Cerco Numantino. Los interesados en profundizar en el tema pueden visitar el Aula Arqueológica en Garray.

El paisaje campesino invade el ambiente, sobre todo los cultivos de secano. La ruta gravelera sigue el trazado de la vía romana XXVII del Itinerario de Antonino por caminos agrícolas planos y rápidos entre campiñas de cereal.  Los hitos están en los cruces y los kilómetros pasan volando. En Renieblas vuelven de nuevo las evocaciones de las antiguas culturas y los viejos imperios. La iglesia tiene detalles curiosos, como la calavera del patio, y también hay varios miliarios originales de la primitiva calzada romana. En estos pueblos los servicios son mínimos, prácticamente inexistentes, hay que llevar víveres para toda la etapa. En algunas poblaciones hay bares y con suerte pueden estar abiertos pero no tienen provisiones, aunque un rato cambiando impresiones con los habitantes del pueblo sabe tan rico como un bocata. En la salida de Renieblas hay carteles de un punto de interés en las planicies de La Atalaya, una extensa colina donde las legiones romanas instalaron cinco campamentos durante el asedio de Numancia. El paraje está señalizado, tiene un desvío del itinerario principal con carteles y detalles de los emplazamientos de los ejércitos romanos.

La ruta sigue por las ondulantes laderas del Ibérico soriano, atraviesa pequeños pueblos donde es raro encontrar alguien a quien saludar y juguetea con el antiguo trazado del tren Soria/Cervera, abandonado hace décadas y moribundo en una soledad que reclama una reconstrucción para usos de ocio activo y recreativo. En el cruce de Olmeñaca el camino entra en un tramo muy seductor por una bonita vega de colinas agrícolas. Soria fue durante siglos territorio de frontera entre árabes y cristianos, una tierra codiciada que era necesario vigilar y defender. Entre los siglos X y XIII se levantaron castillos, alcazabas, torres y pequeñas fortalezas y todavía quedan restos de algunas construcciones militares en lugares estratégicos, incluidas en el itinerario turístico de la Ruta de los Torreones. La primera que aparece es la Torre de la Pica, solitaria y misteriosa en el Camino de Tajahuerce, hay un panel que cuenta la historia. Más adelante está la Torre de Masegoso, con fuente romana, puente medieval y ambiente de otros tiempos, cuando las puertas de los edificios se ponían a cinco metros del suelo para evitar que se colaran vecinos indeseables.

En Pozalmuro encontramos el bar cerrado, poco tenemos que hacer y además amenaza tormenta, llenamos las cacharas de agua y emprendemos la ascensión de la sierra del Madero, el puerto de montaña de la jornada para saltar el Sistema Ibérico y pasar de la cuenca del Duero al gran valle del Ebro. La subida es una vereda ciclable con bastante pendiente, tiene unos tarugos para evitar los destrozos de la escorrentía y mantener la calidad del firme pero exigen un esfuerzo extra en cada escalón. El duro repecho termina en un mirador extraordinario con carteles del paisaje, las vistas son magníficas. El Moncayo (2.314 m) es una mole imponente, el techo de las montañas de Soria y la cumbre más elevada del Sistema Ibérico. Seguimos los hitos del camino natural por una bajada con un par de curvas delicadas para las ruedas de las gravel por la piedra suelta y después un sendero bien acondicionado y divertido en un encinar de gran calidad ambiental. El cielo se convierte en un infierno y llegamos al pueblo de Muro cuando las gotas de lluvia se convierten en bolas de granizo, por suerte aquí está el bar abierto. En Muro está el yacimiento de la ciudad romana de Augustóbriga y en el salón del bar tienen carteles destacando la notoriedad del lugar. La villa romana fue decisiva en la conquista romana y el control de los pueblos que habitaban en las serranas faldas del Moncayo.

El mal tiempo es persistente y decidimos terminar la etapa en Ágreda, interesante pueblo de tres culturas en la ladera del Moncayo. En el Hostal Doña Juana son acogedores y amables con los ciclistas, incluso cuando llegan empapados y las bicis embarradas. Antes de cenar hay tiempo para ver más torreones, palacios, conventos, casas señoriales y pasear por el barrio moro, pasar por puertas medievales con las almenas originales o en forma de arco de herradura, como la Puerta del Agua, del siglo VIII, la construcción más antigua del patrimonio arquitectónico de Ágreda.

 

Etapa 2. Ágreda/Refugio de Majada Baja
107,3 kilómetros. 1.830 metros positivos.

En Ágreda decimos que vamos hacia Tarazona y responden con cierta indiferencia que sin problema, es “todo bajada”, no saben que estamos siguiendo el Camino Natural del Agua Soriano-Camino Antonino y somos fieles a los hitos rojos que salen de la villa por el Parque de la Dehesa, subiendo primero al pueblo de Aldehuela de Ágreda, que realmente es un barrio de Ágreda donde viven seis personas. La ruta sale de Ágreda por el trazado del GR-86 Sendero Ibérico Soriano y antes de llegar a Fuentes de Ágreda se desvía hacia Aldehuela. La aldea es encantadora. Las casas están escondidas entre barrancos y arbolado y la única calle del lugar es bastante empinada, hay que estar pendientes del desvío de la ruta por una calleja de hierba, donde está el antiguo lavadero, y continuar por unos caminos de trabajos forestales hasta el nacimiento del río Queiles, en Vozmediano, otra sorpresa fascinante del itinerario. La llegada al pueblo sigue un antiguo sendero de herradura acondicionado para el paso de bicicletas y senderistas que termina en las casas de Vozmediano, debajo del castillo árabe y la magnífica torre del homenaje. Y después es cuando llega la bajada hacia Tarazona por el precioso valle del río Queiles. La parte disfrutona termina en Los Fayos, el primer municipio de Zaragoza, empotrado al pie de unas impresionantes murallas de conglomerados de areniscas rojas plagadas de cuevas y leyendas.

Tarazona está cerca y de nuevo podría ser “todo bajada”, en cambio los hitos suben por la colina del cementerio para evitar la carretera principal. También hay flechas del Camino de Santiago. En la entrada de Tarazona está la opción de continuar de frente por el casco histórico o bajar directamente hacia el paseo del río Queiles. Las dos opciones son válidas y descubren las maravillas arquitectónicas de la ciudad, plagada de construcciones históricas, monumentos y piedras centenarias. La torre mudéjar de la iglesia de Santa María Magdalena es un icono del patrimonio artístico junto al edificio del Palacio Episcopal, es difícil pasar por Tarazona y no parar en alguna terraza de la ribera del Queiles para probar sus célebres tortas de masa contemplando el skyline de la ciudad, fusión de culturas revelada en el mensaje universal de la piedra convertida en arte y monumento.

La salida de Tarazona por la popular Vía Verde de la Tarazonica es fácil, hay que pasar por la plaza de San Francisco y seguir hasta el Parque de la Estación, con cuidado de las direcciones prohibidas. El track lleva por las calles permitidas para bicicletas. El camino sigue por la vía verde hasta Tudela, un agradable paseo de una hora en bicicleta por una recta que termina en el río Ebro. El 31 de diciembre de 1885 fue una fecha histórica y emocionante para los habitantes de Tarazona, Tudela y las pequeñas poblaciones agrícolas intermedias, como Murchante, Cascante y Novallas, por fin se inauguraba una línea ferroviaria entre la comarca de Tarazona y la Ribera de Navarra, un canal esencial de comunicación y comercio que estuvo activo hasta 1972, cuando fue desmantelada la vía por falta de rentabilidad. El camino natural salva una carretera por un paso elevado y pasa por el monumento del Escachamatas, como se conocía popularmente el ferrocarril por la lentitud y los frecuentes descarrilamientos de los trenes, y termina en la estación ferroviaria de Tudela. El track sigue hasta el puente del río Ebro, con posibilidad de enlazar con el Camino Natural del Ebro GR-99 y continuar una aventura bikepacking interminable. El punto de retorno es el puente medieval del Ebro, que tiene 360 metros y 17 arcos. En la vuelta pasamos por el casco histórico, la catedral, la plaza Vieja, la Puerta del Juicio y otros rincones empedrados desde hace siglos hasta que llegamos a la estación de Renfe, tomamos de nuevo el firme de la Tarazonica y volvemos por el mismo camino hasta las calles de Tarazona.

La travesía del Parque Natural del Moncayo es un itinerario para bicicletas gravel de diseño particular para enlazar con el Camino Natural Santander Mediterráneo en Ciria, buscando el mejor recorrido circular de bikepacking de vuelta hasta la ciudad de Soria. El track descargado es imprescindible en este tramo, es imposible concretar en estos textos todos los desvíos, cruces y detalles con la misma precisión que ofrece la información digital. La aventura ciclomontañera comienza en la salida de Tarazona, en el cartel del sendero de gran recorrido GR-90, aunque después coincide en pocos tramos. Es importante cargar con provisiones para el resto de la jornada y la siguiente, no es seguro encontrar víveres en los pueblos del camino. La ruta sigue un camino agrícola hasta Grisel y después llega la primera tachuela de la subida en la sierra donde está el Parque Eólico de Grisel. El repecho duro tiene un kilómetro hasta que salta los molinos pero la pendiente es elevada y el firme de piedra suelta exige un esfuerzo extra. En el collado aparece de cerca la enorme ladera del Moncayo cubierta de pinos, robles y hayas. Y encima las cumbres del macizo como islas inalcanzables sobre un mar de bosques misteriosos e impenetrables.

El camino salva otro repecho de piedra suelta y comienza una larga subida por una loma marcada con hitos de rutas ciclistas y senderistas hasta que atraviesa la carretera de Agramonte y conecta con la pista asfaltada del Santuario del Moncayo. La ruta sigue por la carreterita de montaña, atraviesa los hayedos centenarios de la Fuente del Sacristán y en la horquilla de la Fuente de los Frailes se desvía por la izquierda para iniciar el tramo final de la ascensión por la pista forestal del collado Bellido. En el caso de pasar la noche en el Refugio de Majada Baja, donde propongo, al final de la subida, hay que cargar agua en la fuente, después hay arroyos de montaña pero según la estación del año pueden estar secos. En el camino hay varios cruces y desvíos, generalmente siempre es la pista de subida recorriendo toda la vertiente norte del macizo del Moncayo para pasar hacia la cara sur. La subida es larga y constante, sale del bosque y continúa hasta que pasa el desvío del collado Bellido, indicado con hitos en la cuneta de la pista forestal. El final de la ascensión está poco después, en la curva del arroyo de Valdealonso, a unos 1.900 metros de altitud, el camino cambia de pendiente y comienza el descenso. Dos kilómetros después está el Refugio de Majada Baja, es un refugio del parque natural, bien cuidado y disponible para montañeros, ciclistas, cazadores, pastores y usuarios del espacio ambiental del Moncayo. El paraje tiene unas vistas extraordinarias y es difícil pasar al caer la tarde y no quedarse a pasar la noche.

 

Etapa 3. Refugio de Majada Baja/Soria
77,5 kilómetros. 310 metros positivos.

La tercera jornada del viaje cicloturista es deliciosa, casi todo terreno favorable y paisajes muy seductores hasta Ciria. La bajada pasa por el desvío del collado de la Cruz de las Heladas, en las bonitas praderas pastoriles de El Hoyuelo. El nombre se refiere a un grupo de mujeres de Beratón que fueron sorprendidas por una ventisca de nieve y murieron heladas, solo sobrevivieron las caballerías. El carril crestea por las últimas colinas del Moncayo y baja hacia Beratón. En los barrancos de la izquierda nace el río Isuela, uno de los principales afluentes del río Jalón, por lo tanto todavía seguimos en la vertiente mediterránea del Sistema Ibérico. En Beratón hacemos la foto desde el crucero de piedra y seguimos planeando a todo pedal por una pista de firme impecable que rodea la sierra del Tablado y termina en Borobia, con un pequeño hostal abierto todo el año, es el principal punto de avituallamiento de la etapa. La ruta recorre las mesetas cársticas del río Manubles y en los Corrales de las Cabezas baja al cañón calcáreo del barraco del Celorrio, una espectacular garganta de laderas rocosas que lleva hasta la carretera de Ciria. Los paisajes del recorrido no dejan de sorprender.

En la Edad Media el pueblo de Ciria fue un paso estratégico en las antiguas fronteras entre árabes y cristianos, tiene fortaleza roquera y trazado urbano medieval. El castillo está encaramado en unos riscos escarpados y aislados fuera del pueblo, vigilando el curso del río Manubles, hay que caminar unos minutos para llegar hasta la muralla de la vieja fortaleza. En el casco urbano llama la atención el gran volumen de la iglesia gótica en la distribución escalonada del pueblo. En Ciria pasa el trazado del antiguo ferrocarril Santander-Mediterráneo, nuestro destino para volver hasta la ciudad de Soria porque este tramo ha sido recuperado por la red de los Caminos Naturales y ofrece una alternativa cicloturista fantástica para el bikepacking gravelero. El enlace desde el pueblo hasta el antiguo ferrocarril es sencillo por la vega del Manubles y un carril que sube hasta el firme de la vía. En la cuneta hay un cartel dedicado a la población de Ciria y después un pequeño túnel en curva con iluminación artificial automática.

El primer tramo del camino natural es subida suave hasta El Pozuelo y la estación de Tordesalas, la entrada al páramo soriano y la cuenca del Duero. El resto del viaje es un paisaje plano sin cambios de ritmo notables en las inmensas planicies de colores de los Campos de Gómara, dedicadas principalmente al cultivo de cereal. El ferrocarril pasa cerca de los pueblos pero nunca toca los núcleos urbanos, hay que desviarse para coger agua o cualquier tipo de provisión. Nosotros paramos en la ermita de los Silos, cerca de Portillo de Soria, que está al lado de la vía, tiene sombra y sitio agradable para tomar los últimos víveres que nos quedan y recuperar fuerzas. En el siguiente tramo hay más estaciones abandonadas, algunas de buen tamaño que demuestran la importancia comercial que tuvo el ferrocarril durante el tiempo de servicio. El área de descanso de la antigua estación de Martialay anuncia el final del viaje. El camino natural termina en el Polígono de Valcorba, unos cuatro kilómetros antes de Soria. La ruta recorre las calles de las naves industriales y sale a la rotonda de la carretera N-234 que entra en Soria por el río Duero. Al final de la bajada sale un desvío hacia la izquierda que entra directamente en los jardines de Soto Playa, atraviesa el Duero por el puente peatonal del cangrejo y termina en el aparcamiento. Fin de la aventura ciclista. El valor de un viaje no se mide por la distancia recorrida o el número de fotos, más bien por las ganas de empezar el siguiente.