Bicicleta de montaña, trail running y esquí de montaña, tres ingredientes esenciales para todo practicante de deportes outdoor, que se aglutinan en una nueva disciplina el TRI-NEU. Un nuevo concepto de competición combinada, que viene a dar una vuelta de tuerca a los tradicionales duatlones y triatlones tanto de invierno como verano en montaña y que puede tener muchos adeptos en el futuro.
Concretamente 115 atletas fueron los que nos dimos cita el pasado 15 de abril en Benasque, en una mañana típicamente invernal, para participar en la primera edición del TRI-NEU GORE-TEX® Valle de Benasque. Dos modalidades, carrera individual y por equipos, en formato de relevos, con sus respectivas categorías masculinas y femeninas. Y como premio, numeroso material técnico, valorado en más de 4.000 . Pero sobre todo el mejor premio de todos fue el del poder competir en un escenario incomparable rodeados por más de 60 picos de tres mil metros de altura, como es en el entorno del Valle de Benasque.
A las 10:00 h, con una mañana más propicia del mes de febrero que de un mes de abril, desde la Avenida de los Tilos de Benasque, se dio el pistoletazo de salida a la primera prueba de la mañana, la bicicleta de montaña.
Unos primeros kilométros de prueba favorables en descenso para los atletas, pasando por la preciosa localidad medieval de Anciles, hasta llegar al inicio de la dificultad montañosa del sector, la subida de 3 km, de la central de Eriste, donde se fueron marcando las primeras diferencias. Un ascenso técnico, que nos obligaba a los participantes a desmontarnos de nuestras bicicletas y tener que progresar empujándolas. Esquellas y cencerros, ambientaban la subida, al mas puro estilo de competición alpina. Una vez coronada esta ascensión, descenso técnico, pero a la vez divertido y sinuoso por la senda de la GR11, desde el puente de Tamarrius hasta de nuevo llegar a la localidad de Eriste. De aquí, de nuevo dirección Benasque, en ligero ascenso, por Linsoles y Anciles. El viento de norte, hizo que nos tuviéramos que exprimir un poquito más y poner en práctica técnicas ciclistas como rodar cerca de la cuneta o buscar la rueda del oponente para evitar en lo máximo posible el incomodo viento de cara. Entrada en Benasque, por el pabellón polideportivo, para llegar a la primera transición de la prueba. Cambio rápido de la bicicleta por las zapatillas de trail running, y a subir como los Ixarsos hacia Cerler.
El sector de trail running se llevó acabo por el senedero de coníferas, robles y freixes, conocido comúnmente en la zona como Els Felegars, que va en línea ascendente paralela con las curvas de nivel en sus primeros kilómetros, pero que a partir del tercer kilómetro, encara por la vertical del barranco de Remáscaro, para llegar hasta la zona del parking del Molino, de la Estación de Esquí de Cerler. Los más rápidos realizaron la ascensión de carrera a pie, en poco más de 25 minutos.
Cambio rápido de pieles de foca, bloqueo de fijaciones y botas, y trepidante descenso hasta la abarrotada línea de meta en el llano del Ampriu. Control de tiempo y rápidamente ropa de abrigo y bebidas calientes para entrar en calor.
Paisaje, montaña y deporte, simbiosis y mimetización perfecta con el entorno, han hecho de la celebración de esta prueba, que sea un evento distinto, especial. Un evento que ayuda a comprender la difícil tesitura del sufrimiento con el refortalecimiento interior, de la capacidad individual conjugada con el trabajo en equipo, o del egoísmo del participante con la gratitud del voluntario.
Texto: Félix Jordán
Fotos: Valentí Zapater