El pasado 22 de julio un bandera andaluza ondeaba por primera vez en la cima del K2. Hasta allí la subía la sevillana Lina Quesada, que suma su sexto ochomil en ese baluarte de lo inaccesible, tan bello como feroz, que tantos sueños y vidas se ha tragado, y que para muchos es la montaña más difícil del planeta. Una cumbre extrema, con etiqueta de mito, que sin embargo empieza a ser pasto del alpinismo comercial, del "negocio de los ochomiles". Lina ha vivido todas sus dimensiones, las viejas y profundas, tan cargadas de historia y emociones, y las más nuevas, donde reinan las masas y la inmediatez.
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