La montaña reposa escondida entre dos valles a 4.000 metros, flanqueados éstos por el Gokyo Valley y el Nangpa Valley. Para llegar a ella el equipo partía el 5 de diciembre de la aldea de Khumjung para explorar una nueva aproximación a estos valles, que les recibían con un abrazo de pastos verdes que poco a poco iban convirtiéndose en roca hasta dar de bruces con un muro de piedra y hielo, desafiante recibimiento del Kyajo Ri. Iniciarían la escalada durante la madrugada siguiente, cruzando el glaciar hasta la base para superar secciones de roca que les ponían en el corredor que recorre el flanco suroeste de la montaña. Fantástico hielo y recio granito, un regalo hasta 200 m por debajo de la cima, donde una peligrosa pendiente les obligaba a fijar algunos metros de cuerda, los justos para superar el trago y llevarse una grata sorpresa al encontrar una cuerda fija dejada por una expedición anterior, en los últimos 70 metros. La cima del Kyajo Ri es espectacular; en ella disfrutas de una panorámica de la mayoría de cumbres del Khumbu, incluyendo Everest (8.848 m), Lhotse (8.516 m), Makalu (8.481 m), Cho Oyu (8.201 m), Pumori (7.161 m), Shisha Pagma (8.027 m), Amadablam (6.812 m), Palung Ri (7.013 m), Gyanchung Khang (7.952 m), Ngozumba Ri (7.786 m), Thamserku (6.608 m), Khang Tega (6.782 m) y otro buen puñado de bellezas alpinas.
A pesar del esfuerzo mastodóntico que realizaron para hacer cima apenas 28 horas después de abandonar la aldea de Khumjung (se necesitan generalmente 5 días para completar la actividad), la cordada ha demostrado que es francamente viable ascender seismiles en el invierno de Nepal. De hecho, disfrutaron de un tiempo soleado y sin viento. Una fugaz y segura escalada del Kyajo Ri en una temporada poco frecuente. Olé.
- Línea de ascensión seguida por el equipo durante la invernal del Kyajo Ri.