El belga Sean Villanueva, formando equipo con la argentina Cintia Percivati y el catalán Raúl Martínez, ponía su firma a la primera ascensión en libre de Golden Eagle, una línea lógica, mantenida y audaz que serpentea por la cara suroeste de la Aguja Desmochada, mole del macizo del Fitz Roy, en Patagonia. La línea, surgida de la clarividencia en pared de Alex Huber y Stefan Siegrist, arranca sufrimientos durante 700 metros en los que se coquetean con dificultades de séptimo grado.
Villanueva, nombre habitual de las crónicas bigwalleras del mundo, cambió a su compañero de correrías, Nico Favresse, por una improvisada cordada con la que liberaría el dorado granito de esta ruta establecida en 2006 y en cuyos aperturistas, talentosos como ellos solos, se vieron obligados a utilizar ayuda artificial a causa del hielo en una de las tiradas. Hemos tenido mucha, mucha suerte, encontrando la ruta muy limpia y en condiciones fantásticas, Villanueva dixit. Claro que hablar de buenas condiciones en Patagonia es relativo y el viento arrulló sus pesadillas durante buena parte de la jornada. El largo de artificial, cotado de A1, fue liberado por el español Raúl Martínez con prodigioso esfuerzo. 30 horas de brío, en total, entre ascenso y descenso.
Alex Huber, al que el hielo impidió escalar la ruta enteramente en libre en 2006, se muestra encantado con la actividad, asegurando sentirse muy feliz de que la ruta sea ahora en libre. Es fantástico.
Favresse, por cierto, se encontraba por las inmediaciones y pronto reclamó a su habitual camarada para poner los ojillos en una de las representaciones místicas del alpinismo, el Fitz Roy, que iban a escalar en libre y a vista, por su cara este, embolsándose una de las actividades más impresionantes de la temporada. Superaron dificultades de hasta 7b, siguiendo casi todas las secciones de una kilométrica ruta abierta en 1992 por Ochsner y Pitelka: El Corazón.