Quince días de progresión precaria en uno de los entornos alpinos más privilegiados del mundo. Así completaban los vascos Jabi Txikon y Arkaitz Ibarra (que actualmente reside en Argentina), un proyecto personal que se iniciaba a los pies del Ojos del Salado, una mole volcánica de 6.893 metros, cuya ascensión iniciaban desde el Cazadero Grande (3.720 m), sin ayuda externa (como mulas o porteadores), para después avanzar por el cordón andino hasta alcanzar el límite fronterizo con Chile, conocido como Paso de San Francisco.
La travesía iniciada en el Ojos del Salado prosigue por las cumbres del Cerro El Muerto (6.488 m), el Cerro El Fraile (6.062 m), donde abrían una nueva ruta llamada Maddi, el Nevado Incahuasi (6.638 m), también a través de un nuevo itinerario (ruta Vasca), para concluir en el Nevado San Francisco (6.016 m). Todas las cimas, excepto la primera, se lograban a través de nuevas líneas de ascensión o por sus vertientes sur, obviando las rutas clásicas de cada montaña.
Este año además la meteo se mostraba muy dura, lo que justifica las pocas cumbres logradas en el norte de la cordillera argentina a causa de las intensas nevadas, por lo que se debe añadir más mérito a la travesía de Jabi y Arkaitz. Fueron muchos días en los que los montañeros cargados de gran cantidad de peso tuvieron que abrir huella constantemente a una exigente altitud, ya que la ruta tiene algo más de 200 km, incluyendo los ascensos a cumbres, de los cuales los últimos 150 km apenas bajan de los 5.500 msnm.
Las zonas por las que transitaron son parajes de los más inhóspitos del planeta, de donde casi no hay documentación, más teniendo en cuenta que no llevaban sistemas de seguridad satelital, tipo Spot, ya que es un lugar donde los rescates no son muy factibles, lo que hacía más delicada su ambición. Cada paso debió ser bien medido.
La ruta ha sido calificada por la prensa especializada sudamericana como la más importante de los últimos años en la zona norte de los Andes argentinos.
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