Esquí de montaña

10 formas de evitar los percances en las competiciones de esquí de montaña

Factores externos a tener en cuenta a la hora de competir.

Inka Bellés Naudí

4 minutos

10 formas de evitar los percances en las competiciones de esquí de montaña

En esquí de montaña, intervienen muchos factores externos que hay que tener en cuenta a la hora de competir. La temperatura, el tipo de nieve, la técnica o el material, pueden jugar malas pasadas que te condenarán irremediablemente al fracaso a pesar de que estés en plena forma. Aquí tienes algunos consejos para controlar lo controlable e intentar que nada te impida disfrutar de esa competición que has preparado con tanta dedicación.

1.No experimentes el día D
Estrenar pieles en una carrera, encerar los esquís por primera vez el día antes de la prueba o tomar geles sin haberlos probado antes, nunca es una buena opción. Tómate cada entrenamiento como un ensayo y reducirás las posibilidades de que ocurra un imprevisto.

2. Hidratación bajo cero
Hidratarte en carreras de larga distancia es fundamental para que puedas exprimir tu rendimiento al máximo. Cuando corres en temperaturas negativas, hay que tener en cuenta que se puede congelar el sistema por el que tienes previsto beber. Los contenedores flexibles y los botellines con tapa son la mejor opción para los días más fríos, ya que se pueden abrir en el caso de que se hiele el tubo. Guarda las bolsas de hidratación para cuando apriete el calorcito.

3. ¿Encerar o no encerar?
¡Esa es la cuestión! La cola y la cera nunca han sido grandes amigas pero se pueden encerar los esquís perfectamente, aunque tienes que estar dispuesto a rascar con empeño. Para quedarte más tranquilo, antes de poner las pieles el día de la carrera, acaba de sacar el sobrante de cera deslizando sobre la nieve. Si la previsión es que haga mucho frío, tendrás que ser más prudente, ya que la adherencia de las pieles será menor de por sí. Otra cara del encerado en esquí de montaña es el de la pieles. Cuando la nieve sea variable y húmeda, no está de más frotar una pastilla de cera en sentido del pelo y pasar un rápido golpe de plancha para que se funda. Mejorarás su deslizamiento y evitarás, en la medida de lo posible, que se formen los temidos zuecos.

4. Sin pieles no hay carrera
Aunque a veces no les demos la importancia que se merecen, los problemas con las pieles son los más comunes y frustrantes. Los pares de carrera deben tener tres características: una cola en perfecto estado, un pelo uniforme sin agujeros para evitar los zuecos y un poco de rodaje. Familiarízate con tus pieles durante los entrenamientos para hacer la buena elección el día de la carrera. Reserva las que deslicen más para partes llanas, y las que tengan más agarre para zonas técnicas o heladas. Si la nieve es polvo, ten mucho cuidado en los cambios para que los copos no se queden pegados a la cola. En carreras individuales o por equipos, cuenta un par de pieles cada dos subidas si las condiciones son buenas y en caso de duda…mejor más que menos.

5. Reposta gasolina
Eso que dicen de que cuando tienes sed es demasiado tarde es muy cierto. Con el frío y el cansancio, a veces beber y comer no apetece, pero hay que procurar hacerlo para mantener los niveles de energía y huir de la temida pájara. Elije el formato que más te convenga: geles, chuches, barritas o fruta seca. Las bebidas energéticas también son una excelente opción y suelen contener sales minerales, esenciales para el buen funcionamiento muscular.

6. Cuida y organiza tu material
Romper un esquí, una bota o una fijación, es algo habitual en las carreras de larga distancia. Revisa el estado de tu material con frecuencia y evitarás, dentro de la medida de lo posible, que ocurra un desastre. Por otra parte, el esquí de montaña es un deporte que requiere una grandísima cantidad de equipamiento. DVA, pala, sonda, silbato, manta térmica, gorro, gafas, casco, segunda capa, botiquín…comprueba la lista de material obligatorio antes de siquiera salir de casa. Para prevenir cualquier olvido de última hora, déjalo todo preparado el día antes. Con el madrugón, ¡puede que el chip se quede en la habitación!

7. Practica
La técnica puede hacerte ganar o perder mucho tiempo durante las carreras clásicas en fuera pista. Para mejorar, no dudes en ponerte en dificultad (que no significa peligro) tanto como puedas durante los entrenamientos. Elije la traza con más conversiones, haz los cambios tan rápido como puedas y desciende por nieve irregular para adaptar tu musculatura.

8. Ten una estrategia
La carrera empieza mucho antes de la salida. Memorizar un pequeño esquema con los desniveles de cada tramo del itinerario te permitirá saber lo que te espera en cada momento y gestionar mejor tu esfuerzo. A pesar de que las salidas suelan ser muy rápidas, intenta encontrar tu propio ritmo. Llenar el cuerpo de ácido láctico desde el minuto uno es fatal para tu rendimiento. Mejor ser conservador durante la primera parte e ir de menos a más, que empezar muy rápido y que nuestras fuerzas vayan decayendo. En competiciones de varios días, la recuperación post carrera es vital. Se recomienda hacer un paseíto de veinte minutos al acabar cada etapa para eliminar el ácido láctico acumulado y relajar los músculos. No olvides llenar los depósitos de glucógeno lo más rápido posible después de terminar, carbohidratos con un poco de proteína es lo ideal para recuperar.

9. Las reglas del juego al dedillo
Como en todo deporte, saltarse las normas tiene por consecuencia la descalificación. Cerrar la fijación de atrás después del área de cambio o poner los esquís en la mochila sin dejar los bastones en el suelo está prohibido. ¿Lo sabías? Abre la web de la ISMF y lee la normativa. ¡Estar informado te ahorrará más de un disgusto!

10. Tranquilidad ante todo
Ha pasado…las pieles ya no adhieren, se ha roto la bota, te ha azotado el hombre del mazo, nada va como habías planeado. Aunque es más fácil de decir que de hacer, el estrés no te va a llevar a ningún lado. Intenta tomarte las cosas con calma y arreglar la situación con cabeza, ¡seguro que se te ocurre algo ingenioso!