Escalada

James Pearson, Alpes a lo punk

La gran línea del Qualido, con el nombre de la mítica banda de Salford, Joy Division (8b), cae en el saco del escalador británico en un ataque sin caídas. Se trata de uno de los big walls más duros de los A

Jorge Jimenez

3 minutos

La gran línea del Qualido, con el nombre de la mítica banda de Salford, Joy Division (8b), cae en el saco del escalador británico en un ataque sin caídas. Se trata de uno de los big walls más duros de los Alpes.

Con la robusta vitalidad y esa sentencia al “carpe diem” que postulaba el movimiento punk, el escalador inglés James Pearson lograba, el 13 de octubre, pasadas las 10:30 de la mañana, coronar la torre del Qualido, en Val di Mello (Italia), por su ruta Joy Division, una hombrada de 800 metros que puso en jaque la sobriedad mental de Pearson, curtido en la escalada británica tradicional (y habitualmente terrorífica), caracterizada por su seguridad precaria y esa constante sensación de "no future" y de un destino fatal (el suelo).

La ruta se compone de 22 largos de terco granito, muy exigente y con mucha probabilidad de pegarse un vuelo de órdago, especialmente en su primera, cuarta y séptima tirada. James necesitó 15 días de trabajos en pared, repartidos en tres meses, antes de enfrentarse a un ataque que lideró por completo sin una sola caída, poniéndole el punto rojo a esa ruta radical, en la que solo necesitó de un vivac. “La cima hizo que todo el esfuerzo y el sufrimiento valieran la pena. La cumbre del ‘martillo’ del  Qualido es un lugar mágico y uno que, si soy honesto, tuve muchas dudas de poder ver alguna vez”.

La decisión de escalar este monstruoso big wall nació en agosto, cuando las condiciones de la pared, las temperaturas suaves y los días largos precipitaban las posibilidades de éxito de la ascensión. Pero no pudo ser, por lo que a las dificultades de la pared James le añadió los antojos de un otoño poco benigno. “Había escuchado historias sobre esta pared de bastante gente, incluyendo el local del valle y primer ascensionista Simone Pedeferri, que me la mostró como una gran aventura. Decidí ir a verla en agosto, acompañado por mi novia Caroline y por la loca idea de una ascensión rápida… Había subestimado completamente lo que tenía por delante”.

Las condiciones, la longitud y la logística para afrontar un bigwall requieren de un estudio minucioso, lo que para James supuso darse cuenta de las escasas probabilidades de alcanzar la cumbre. La roca no era perfecta precisamente y las condiciones de esta cara este eran notoriamente difíciles, con mañanas calientes y atardeceres gélidos. Además la cumbre se levanta hasta los 2.700 metros, territorio alpino donde las condiciones pueden cambiar en un pestañazo y en cualquier época del año. ¿Extremo? Bueno, hablamos de una gran pared, en libre y cotada de 8b. Se iba a necesitar una dosis brutal de paciencia, de tiempo y de suerte. Tras un primer contacto con la ruta, James volvió a casa y decidió entrenarse específicamente para el Qualido. “Pasé muchos días de gimnasio y en la escuela de Zillertal, cuando el tiempo lo permitía. Trabajé sobre largos técnicos y prolongados, haciendo el máximo posible cada día, tratando de emular los desafíos que iba a presentar el Qualido”.

Tras un par de visitas a la pared y vuelta al entreno, James estaba preparado. “El primer largo es el más duro para mí, por su exposición y por el aislamiento que sientes. Es muy sostenido, con malos apoyos para los pies. Podía haberme caído en cualquier movimiento y sabía que el éxito no dependía de apretar más, si no de mantenerme absolutamente concentrado en todo momento. Cada paso era como una paliza para mis yemas, y todavía me quedaban 21 tiradas. Sabía que tendría que escalar muy rápido”. Esta antipática descripción de la primera tirada, bien podría aplicarse a la ruta en su totalidad. Sobre el papel, la dificultad de cada largo no parece exagerada y Pearson iba a tomarse cada uno de ellos como una vía deportiva individual. “Lo que ocurre es que cuando combinas todas las tiradas, una detrás de otra, entiendes su complejidad, lo sostenido de su exigencia y la delicada naturaleza de escalar con el cuerpo y la mente exhaustos, sobre todo sabiendo que en cualquier paso clave podría caer y echar por tierra todo el trabajo. Es algo muy complicado de manejar. Hasta los 7a son desesperados en esta pared”.

Tras una pernocta, muchas dudas y la evaporación completa de sus energías, Pearson, escalador del equipo The North Face, tocaba cima habiendo recorrido los 800 metrazos de Joy Division, línea que une otras tres rutas existentes en esa vertiente del Qualido: Forse si, forse no, Mellodramma y Melat. Fue escalada por primera vez en 2003 por Pedeferri quien necesitó de tres días (no consecutivos), algo superado por James que lo logró en un solo ataque.

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