Fue en el verano de 1938. Dos alemanes y dos austríacos unían su cuerda para someter, tras varios y trágicos infructuosos intentos, que habían dejado un saldo de nueve desaparecidos en pos del último gran misterio de los Alpes, esta temible vertiente, asolada por tormentas, un caos de roca y hielo descomunal y, para la época, con tintes de locura. Harrer, Kasparek, Vörg y Heckmair hollaban la cima el 24 de julio tras tres días de lucha feroz en la montaña, de ventiscas, avalanchas y caídas.
Aprovechando nuestra visita al valle de Grindelwald, a los pies del Eiger, invitados por Turismo de Suiza para celebrar tan épica efeméride, no perdimos la oportunidad de sacar unas palabras a tres de los protagonistas recientes de la historia de esta Cara Norte. Marco Bomio, guía de montaña y director del Grindelwald Museum; Ueli "The Swiss Machine" Steck, con 35 ascensiones a la pared y récord de velocidad hasta que la nueva generación, reflejada por Dani Arnold, recogía el testigo. Estas son sus reflexiones y nuestro pequeño homenaje a este ejemplo inmortal de las pasiones del alpinismo.