Cultura

Seiscientos leopardos

Serguey Seliverstov logra coronar las cinco montañas más altas de la antigua Unión Soviética convirtiéndose en la persona número 600 que logra el reconocimiento “Leopardo de las nieves”. Aprovechamos la ocasión para repasar la historia de este soberbio proyecto alp

Jorge Jimenez

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Serguey Seliverstov logra coronar las cinco montañas más altas de la antigua Unión Soviética convirtiéndose en la persona número 600 que logra el reconocimiento “Leopardo de las nieves”. Aprovechamos la ocasión para repasar la historia de este soberbio proyecto alpino.

Una insignia para la fortaleza física y mental. Una muestra de valor montañero. Un propósito para describir la perseverancia de una nación. Estos serían los conceptos con los que en 1967 el gobierno de la Unión Soviética oficializó un reconocimiento con el que pretendía premiar a aquellos hombres capaces de escalar las cumbres más altas de las URSS, impulsando un proyecto en conmemoración del cincuentenario de la Revolución de Octubre de 1917: el comúnmente conocido como Leopardo de las Nieves. Para ganarse la insignia era preciso pisar la cumbre del Pico Comunismo (7.495 m), el Lenin (7.134), el Korzhenevskaya (7.105), en la cordillera del Pamir, y el Pobeda (7.439), en Tien Shan. Aquellos que lo lograran entrarían en la lista de “Conquistador de los Picos Más Altos de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas”.

La lista de cumbres requeridas cambiaría con los años, integrándose el Khan Tengri en 1985, en detrimento del Pobeda que sería retirado del proyecto a causa de las tensiones políticas con el gobierno chino. En 1990, gracias a la estrategia promovida por Mijaíl Gorbachov, la URSS suavizaría sus relaciones exteriores y el Pobeda entraría de nuevo en la lista, pasando a ser cinco en vez de cuatro los sietemiles necesarios para convertirse en Leopardo de las Nieves. El mismo año, el Pico Comunismo se rebautizaría como Ismail Samani.

Aunque el título se hiciese oficial en 1967, se reconoce como primer Leopardo a Evgeny Ivanov, natural de Moscú y nacido en 1912, quien completaría el programa (los primeros cuatro sietemiles) en 1961. El segundo en la lista, todavía en el 66, sería Kirill Kuzmin, también moscovita, quien además se haría con los cinco picos que componen actualmente el proyecto.

La primera mujer poseedora del reconocimiento fue Ludmila Agranovskaya, en 1970, siendo también la primera en lograr los cinco sietemiles. Dos años más tarde, Rozalia Bezzubkina se ganaría la insignia, acompañada por su marido, lo que los convertía en el primer matrimonio que se llevaba el gato al agua. El primero en repetir el proyecto fue Boris Studenin, cuando en 1978 pisaba todas las cimas por segunda vez.

En este océano de cifras alpinas que ha agitado la ascensión número 600, también destacan los primeros hermanos en encordarse por las laderas que dan acceso al Leopardo: fueron los kazajos Gennady y Serguey Bogomolov, en el 85, dando lustre a un apellido que fue ganando enteros en los círculos alpinos los siguientes años,  con una intensa actividad en el Himalaya y sus ochomiles. Serguey finalizaría el proyecto en otras tres ocasiones, aunque queda lejos de Boris Korshunov, quien lo finiquitó hasta nueve veces, la última en 2004 con 69 años. La japonesa Junko Tabei ostenta el récord femenino de madurez, al conseguir la medalla en 1995 con 56 años.

Cuando en 1990 el kazajo Grigory Lunyakov concluía el programa dos veces en un año, siendo su tercera total, seguro que pocos pensaron que se podría ir más rápido por aquellas geografías, hasta que casi una década después el gran Denis Urubko, junto a Andrey Molotov, hollaran los cinco sietemiles ¡en 42 días! En aquello también tendría que ver Simone Moro, quien les acompañó en varias de las cumbres.

Para concluir barremos para casa. Xavier Ormazabal y Chus Lago entraban en la lista en 2004. El vasco fue el primer español en lograrlo, mientras la gallega se convertía en la vigésimo sexta mujer y la segunda occidental que se hacía con la insignia.