La mala práctica del rápel genera cada año multitud de accidentes en montaña. Recordemos que por norma se afrontan rapeles después de largas escaladas, recorridos o tras varias horas de actividad, como vía de escape de la montaña y con las ganas locas de terminar la jornada, tomar un café y comentar en el refugio o en casa. Evidentemente es el momento en que más cansados nos encontramos y también en que mayor relajación hay y menor es el nivel de activación y por lo tanto de atención en la maniobra. Un accidente durante el rapel puede tener consecuencia muy graves a tan solo 5 ó 10 metros del suelo. Lee, aprende y fórmate con Guías de Montaña para practicar con seguridad uno de tus deportes preferidos.
1 Nos anclaremos a la instalación de rápel y colocaremos la cuerda por esta.
2 Haremos nudos en los extremos de las cuerdas antes de lanzarlas.
3 Lanzaremos la cuerda en doble teniendo la precaución de que esta quede en la mitad si no vemos el final del rápel o al menos los dos cabos toquen el suelo si vemos el final del rápel.
4 Sobre la cuerda en doble colocaremos un nudo auto bloqueante, tipo Machard, unido al anilloventral del arnés mediante un mosquetón de seguridad.
5 Colocaremos el descensor más adecuado y polivalente para el descenso. Es importante prestar atención a la posición del descensor, que quede colocado correctamente y alejado del anillo ventral y por lo tanto del nudo autoblocante unos 20cm, mediante nuestro propio cabo de anclaje tipo Multi Chain, o mediante una cinta de Dynema.
6 Revisaremos el sistema, ajustaremos las tensiones para que nuestra carga pase al descensor lo antes posible y comprobaremos que todo funciona correctamente antes de soltarnos de la instalación de rápel.
7 Comenzaremos el descenso de forma constante con una mano por encima del nudo autoblocante, deslizándolo y otra por debajo.