Pocas situaciones son tan exigentes para el ser humano como los ambientes viciados de la altitud en montaña. La falta de oxígeno, el frío, nuestro propio cuerpo luchando contra sí mismo y contra los elementos... pura supervivencia.
1. Ascenso a marcha lenta o muy lenta. Mejor si no llevas una carga excesiva, en general lo que necesites para el día.
2. El no llevar porteadores, aunque no convierte una ascensión en tarea imposible, complica un poco las cosas. No hay que tomarse este uso de gente local como “parece que llevo criados”. Supone dar trabajo e ingresos. Esta claro que no hay que cargarlo como a una mula. Sin porteadores y sherpas no se habrían subido los 14 ochomiles.
3. Hidratarse regularmente, pero cuidado con el agua cogida en arroyos. En las montañas hay más presencia humana de la que se piensa, y si no se dispone de agua hervida, es necesario usar algún medio de potabilizacion. Una dieta basada en hidratos de carbono, según los expertos, también favorece la aclimatación.
4. Últimamente esta muy extendido el uso del Diamox, Acetazolamida en dosis de 125 grs, para ayudar a la aclimatación. Como con cualquier medicamento es necesario consultar a tu médico. Los síntomas de mal de altura leve pueden tratarse de modo sintomático con analgésicos pero podrían enmascarar los síntomas con el riesgo que eso conlleva.
5. La estrategia de subir y bajar a dormir a diferentes alturas es muy factible y eficaz cuando se hacen ascensiones. No tanto en los trekking salvo que el trazado lo permita.
6. El mejor tratamiento para el mal de altura es bajar. Otros tratamientos como la administración de oxígeno, el uso de medicamentos, la cámara hiperbárica… requieren la presencia de un médico. La administración de oxígeno sería factible si, como en el caso de expediciones a 8.000 m, se dispone de el; pero solo como medida paliativa durante el descenso o en una permanencia forzada por causa de un accidente.