El extraordinario Fred Beckey rompió los moldes de los primeros ascensos entre los Americanos. Su tenacidad, perseverancia y su inquebrantable dedicación a la escalada le convirtieron tanto en un marginado como en un icono.
Pero uno de los rasgos que lo definen es que era muy duro y valiente. Próximamente un documental versará sobre la vida de este hombre que hizo que parecieran corrientes cosas que en su día eran aparentemente imposibles.
¿Y lo hizo con bastones de fibra de carbono, con zapatillas con acabado perlante y chaquetas de última generación? ¡Por supuesto que no! La lista del equipo que utilizó para su segundo ascenso al monte Waddington en 1942 no tiene nada que ver con eso.
Una de las cosas que más llama la atención son todos los elementos marcados con un asterisco. Elementos comunes como esquís, bastones, ropa interior de lana o una chaqueta de lluvia son precisamente los que Beckey omite. Seguramente se deba a que en 1942 la ropa interior de lana era pesada y el casco era básicamente una suerte de calcetín de cuero con un agujero para la cara.
Lo que sí llevó Beckey son otros elementos que cualquiera que asciende el Waddington llevaría: crampones, pioleta, parka y brújula. Además sobresale el hecho de que incluía en su lista el "aceite solar", no para broncearse, sino porque era lo mejor que existía en los años 40 precisamente para evitar las quemaduras del sol.
Su mochila no era precisamente ligera, al contrario. Pesaba alrededor de 70 libras (unos 31 kg), lo que supone al menos un tercio del peso corporal de la mayoría de los escaladores modernos. Casi nada.