Aunque la curiosidad humana no se acaba facilmente, éste podría haber sido el último gran desafío de Juan Diego Amador: coronar un seismil virgen en la espina dorsal del mundo. Y lo ha logrado. Junto a David Pérez inauguraban en el Himalaya indio una elegante mole piramidal de 6.025 metros, que han bautizado como "Pico Islas Canarias", en agradecimiento a su tierra natal.
La cordada lanzaba su ataque a cumbre tras pasar 15 días bloqueados por una pésima meteorología, con intensas nevadas que elevaron exponencialmente el riesgo de aludes en la zona.
Esta ascensión en la región de Cachemira es la guinda a la carrera de Amador, que lleva veinte años escalando montañas a lo largo y ancho del planeta, y ha manifestado que posiblemente se trate de su último gran reto, fundamentalmente por la exigencia técnica y física que supone este pico de 6.000 metros que permanecía virgen. Precisamente gracias a su amplia experiencia, los malos momentos se han diluido en el campo base: “En este deporte debemos ser capaces de actuar desde la razón y desde la pasión, pero siempre de manera equilibrada. Si solo decidiéramos desde la razón probablemente no saldríamos de casa, y si lo hiciéramos solo desde la pasión seríamos hombres muertos.” Así que los alpinistas han sabido esperar tenazmente su oportunidad. Además, esta estancia bajo el temporal les ha servido para estudiar el comportamiento de le meteorología en la zona. “Las noches suelen ser limpias, pero en cuanto sale el sol el cielo se cubre y a media mañana comienza a nevar. Esto nos ha obligado a comenzar a escalar de noche e intentar ascender lo más rápido posible”. Por su parte David Pérez, explicaba “creo que somos una gran cordada, mientras que Diego tiene una dilatada experiencia en este tipo de montañas, yo llevo varios años haciendo vías de dificultad; creo que esta combinación nos ha dado grandes resultados”.
En cuanto a las características técnicas de la montaña, el Campamento 1 lo han montado a 5.050 metros y la cima está a 6.025 metros, así que han tenido que superar casi 1.000 metros de desnivel. Y lo han hecho en estilo alpino, es decir, lo más ligero y rápido posible y sin montar campos intermedios, siempre hacia arriba. De hecho, no portaron más que el material necesario para escalar. En cuanto al tipo de terreno, la primera sección es una pala de en torno a 350 metros y 75 grados de inclinación que da paso a una sección de mixto de entorno a 200 metros, en un caos de bloques de granito. Desde ahí un conjunto de aristas va sorteando varios seracs hasta la cumbre.
Cabe destacar que Amador y Pérez son ambos guías de montaña titulados, con amplia experiencia como deportistas, tanto juntos como separados. Es por ello que desde hace un año trabajan en este proyecto deportivo que además de alpinismo tiene grandes dosis de aventura y exploración, pues desde que iniciaron la expedición todo es terreno virgen por descubrir: son los primeros seres humanos que dan pasos en esta montaña.