Dos días lleva ya Zerain bregando con el mal tiempo en los primeros resaltes de la arista Mazeno del Nanga Parbat. El pasado lunes, después de dormir a pie de vía, Galván y él atacaron los primeros metros de la ruta bien temprano y encontraron el terreno en buenas condiciones. Pudieron avanzar rápido y, antes de montar su primer campamento de altura, habían conseguido dejar atrás 1.000 metros de desnivel. Fue un comienzo prometedor en la Mazeno.
El pronóstico meteorológico para el día siguiente prometía un día tan bueno como ese primero, pero desgraciadamente el cambio, previsto para 48 horas después, se adelantó. Desde entonces, (la mañana del martes), ambos alpinistas soportan en el interior de su pequeña tienda colgada a 5.600 metros, en el filo de la arista, los embates del mal tiempo. “Está nevando continuamente —nos cuenta Alberto —Es una nieve ‘aguachada’, porque no hace frío realmente, así que se humedece todo. Es una espera muy incómoda”.
Ahora aguardan a que las condiciones en la arista no hayan empeorado y que la nieve esté asentada cuando, previsiblemente mañana, puedan reanudar su progresión. Ambos esperan poder aprovechar la próxima ventana de buen tiempo para ganarle a la arista cuantos metros puedan. La Mazeno obliga a avanzar “a piñón fijo” mientras el tiempo lo permite y de aguantar estoicamente mientras no lo permite. “Esta ruta es así, es larga y no te da muchas posibilidades de contar con un tiempo estable”. Veremos quien gana, finalmente, el juego.