Tanzania tiene la intención de incrementar el turismo en su país y pocos reclamos son mejores para ello que la montaña más alta de África. Aunque aún se encuentran en plenas conversaciones con una compañía china y otra occidental, ya se ha dado a conocer el plan para construir un teleférico que ascienda directamente a los 5.891metros, donde el Kilimanajaro rinde sus últimos secretos.
Cerca de 50.000 personas ascienden el Kilimanjaro cada año, cifra que podría incrementarse en un 50% con la implantación del teleférico, ofreciendo un acceso sencillo a todos aquellos que no son capaces de escalar la montaña por sus propios medios. Por el momento, aún se estudia tanto la logística como las posibles rutas de ascensión. "Todavía estamos analizando la viabilidad del proyecto", ha reconocido Constantine Kanyasu, Ministro de Turismo de Tanzania. "No va a ser el primer gran teleférico del mundo; ya los hay parecidos en Suecia, Italia y los Himalayas", apunta Kanyasu, quizá adelantádose a la posible controversia que genere el proyecto entre el mundo alpino. Y es que son varios los problemas que conlleva el plan. Primero, claro, el emocional. ¿Es ético que una de las montañas más representativas del planeta, y uno de los iconos del alpinismo incluido en el proyecto "7 Cumbres", democratice hasta el extremo su accesibilidad? ¿Rebaja eso el concepto de aventura o sólo es una forma más de popularizar los espacios salvajes? ¿Se respetará el entorno de la montaña o la masificación acabará también con piezas básicas de su ecosistema? Por supuesto, se llevará a cabo un informe del impacto medioambiental que producirá la construcción del teleférico y el aumento del turismo, pero ¿será un informe honesto o vendrá manipulado por intereses externos? Y, en cuestiones de seguridad, ¿qué sucede con la aclimatación necesaria para poner un pie a casi seis mil metros de altitud? El debate queda abierto.
Las primeras protestas no se han hecho esperar. Las asociaciones de guías y porteadores han manifestado su preocupación frente al proyecto, ya que en su opinión el teleférico reduciría drásticamente el número de personas que ascendería la montaña en su formato clásico. Loishiye Mollel, director de la Tanzania Porters Organization, aclara que una persona necesita una semana generalmente para escalar el Kilimanajaro. "Una persona de Estados Unidos, por ejemplo, puede dar empleo a unas trece personas durante ese tiempo, entre porteadores, cocinero y guía. Todos esos trabajos se verán muy afectados si la construcción del teleférico llega a buen puerto". Y concluye: "Para nosotros la montaña debería permanecer tal y como está". Cerca de 20.000 porteadores trabajan en el área del Kilimanajaro y las montañas colindantes.
El turismo en Tanzania ha crecido más de un 7% durante el último año, siendo la mayor fuente de ingresos del país, que reparte a sus visitantes entre las playas, los safaris y, por supuesto, el Kilimanjaro.