Es la temporada alta de las garrapatas, y este año desde los Centros de Salud informan de que están llegando a urgencias muchos ciclistas afectados. Poca broma, porque en una buena cantidad de casos las garrapatas pueden ser portadoras de ciertas enfermedades bacterianas, tal vez la más común es la enfermedad de Lyme, pero también otras como Anaplasmosis o la fiebre hemorrágica del Congo, que sin ir más lejos el pasado año se cobró una víctima mortal en Salamanca.
Si contraes alguna de estas enfermedades puedes padecer diversos síntomas, muy variados, como fiebre, escalofríos, dolores de cabeza severos, sarpullidos, palpitaciones o hasta incluso parálisis facial, inflamación del cerebro, artritis… La lista de enfermedades que se pueden contraer es extensa, y como decimos, en casos extremos se puede llegar a la muerte. Aunque es excepcional, se han referido cinco fallecimientos por esta causa en España desde 2010.
Conocer a las garrapatas
Las garrapatas, que tienen cuatro fases en su ciclo vital, huevo, larva, ninfa y adulto, son un pariente lejano de las arañas que nos pueden afectar a los humanos y mamíferos grandes, especialmente en su fase adulta, y la manera que tienen de llegar hasta su víctima es adhiriéndose desde la hierba alta o arbustos bajos cuando la posible “presa” pasa por allí y roza la planta. Es por eso que los usuarios de mountain bike, y especialmente en esta temporada, somos víctimas habituales.
Nos encantan los senderos, y en estos días con frecuencia están cerrados por la vegetación. Ahí están al acecho las garrapatas, especialmente en zonas con cierta humedad y umbrías, pues es el hábitat que más les gusta, no les gusta la exposición directa al sol cuando hay altas temperaturas, aunque nunca hay que fiarse. Si vas por senderos y hay vegetación rozándote, cuidado, puedes ser víctima.
Un momento de especial vulnerabilidad son las paradas, nos sentamos sobre la hierba y estamos dando vía libre a la garrapata, que sigue rastros vitales de la posible presa como olor, C02 o vibraciones. En los últimos años han proliferado los casos entre otras razones porque fauna silvestre como los conejos y otras especies que son huéspedes de las garrapatas, están prosperando. Además este año, con toda la lluvia caída, está habiendo una explosión de la vegetación en los caminos y senderos, así que no hace falta hacer un “fuera de pista” para que podamos rozarnos con la vegetación y dar la oportunidad a la garrapata que está al acecho.
Cuando una garrapata se adhiere a la víctima, en este caso un humano, puede hacerlo enganchándose a la ropa, y puede estar viajando por nuestro cuerpo hasta durante una hora o más para buscar el lugar ideal para su mordedura. Para ello prefiere lugares escondidos como pliegues, axilas, cuero cabelludo, aunque puede hacerlo en casi cualquier parte de nuestro cuerpo.
Cuando encuentra el lugar que le gusta se engancha con las patas a la piel e introduce la cabeza hasta dar con el torrente sanguíneo para conseguir su alimento, nuestra sangre. Después incluso segrega una especia de adhesivo para adherirse con más fuerza a nosotros.
CONSEJOS ANTE LAS GARRAPATAS
Podemos protegernos frente las garrapatas a varios niveles:
Evitar la garrapata
El primero es el más obvio, ya que no vamos a renunciar a nuestra actividad favorita, que es adentrarnos en la naturaleza con nuestra bici, y con este calor no nos vamos a “forrar” de ropa para conseguir una barrera eficaz, evitemos pedalear en senderos cerrados de vegetación y en la medida de lo posible evitemos los bordes del camino para no rozarnos con las plantas. Y si hacemos paradas, intentemos no sentarnos directamente sobre la hierba, pongamos algún tipo de barrera entre nosotros y la hierba, si llevamos un chaleco por ejemplo, o busquemos lugares más seguros para sentarnos.
También podemos utilizar alguna de las opciones de repelentes de insectos existentes en el mercado para que la garrapata huya de nosotros. Los más eficaces son para la ropa, aunque no se pueden usar en contacto con la piel, pero hay otras opciones que sí son tópicos. Y hay alternativas naturales, como el aceite de eucalipto y limón.
Detectar la garrapata
Aún con todas estas precauciones, en estos días es bueno tomar algunas otras precauciones. Si pasamos inevitablemente por una zona donde nos hemos rozado mucho con la vegetación, no está de más una parada para echar un vistazo a nuestras piernas, brazos, todo lo que haya rozado. Usar ropa blanca o de color claro, además de ser adecuado para reducir el calor, también facilita la detección del “bicho” habitualmente de color marrón oscuro. Si la ruta es larga, una parada para revisar cara hora u hora y media si hemos pasado por zonas “peligrosas” puede evitar que la garrapata llegue a su destino final y nos muerda.
Al llegar a casa, especialmente si ha habido momentos en los que podamos haber sido “atacados”, otro vistazo a la ropa antes de echarla al cesto y una ducha caliente larga que puede lavar una garrapata que está buscando todavía su destino. Aprovechamos para un vistazo general al cuerpo, usa espejos para las zonas no visibles. Si tienes lunares, ojo, puedes confundirla con uno.
Extraer la garrapata
Si con la inspección detectamos una garrapata que ya está adherida podemos extraerla nosotros mismos. En las primera 24-48 horas la posibilidad de que la garrapata nos infecte con las bacterias es más reducida. Si encontramos la garrapata cuando ya han podido pasar días (ya estará más hinchada) lo mejor es acudir a un Centro de Salud para la extracción, análisis y posiblemente un tratamiento antibacteriano, a valoración del médico.
Si no ha pasado tanto tiempo, como decimos, podemos extraerla nosotros mismos o con ayuda de algún familiar o amigo. Lo que no ha que hacer en ningún caso es ninguna de estas soluciones que verás en internet: aplicar alcohol, gasolina, quemarla… cualquier de estos métodos hará que el insecto se estrese y con mucha probabilidad puede inyectar en nuestra sangre sus propias vísceras que pueden ir cargadas de bacterias.
Para extraerla hay que usar unas pinzas de borde romo, y, sin aplastar el abdomen, agarrar la garrapata por la zona de la cabeza y tirar hacia fuera con firmeza pero poco a poco, y sin retorcerla, hasta que salga completa, sin dejar ninguna parte dentro. Si se queda una parte dentro, nuestro cuerpo acabará expulsándolo, pero hay más posibilidad de que la herida se infecte.
Sea como sea, no tires la garrapata a la basura. Guárdala en un bote de cristal o una bolsa de plástico para que esté seca. Si tras pasar unos días empezamos a sentir algún síntoma, llevar la garrapata al médico puede facilitar que se detecte la posible bacteria que nos ha infectado y se facilite el tratamiento.