A principios de los años ochenta se generalizó en España el nudo de ocho como el más seguro para atarse a una cuerda durante una ascensión en nieve o en roca. Muy conocido, pero no siempre bien realizado, te enseñamos en un vídeo cómo se hace y qué detalles hay que cuidar.
¿Para qué sirve?
El nudo de ocho (en realidad ocho doble) tiene como utilidades principales:
Atarse a una cuerda para que una persona suba asegurada por una pendiente de nieve o una pared de roca. Es el único nudo recomendado para encordarse por todos los fabricantes de cuerdas del mundo, lo que nos recuerda que jamás deberíamos atar a otra persona con un nudo diferente.
Fijar una cuerda a un árbol o conjunto/sistema de anclajes para descender o ascender por ella. Ésta es una maniobra habitual durante la enseñanza del rápel, la espeleología, el alpinismo, la fotografía de escalada y trabajos profesionales como el rescate de heridos o labores medioambientales con aves que nidifican en cortados.
Autoasegurarse a un anclaje cuando nos encontramos en una repisa (reunión de escalada) o cima puntiaguda. ¡Absorbe mejor el choque que el popular nudo ballestrinque!
Izado de un objeto con una cuerda, por ejemplo una mochila pesada o petate que alguien no pueda subir a la espalda.
Precauciones
Se trata de un nudo fácil de realizar, pero que suele ejecutarse descuidamente, incluso por personas con experiencia o demasiado confiadas Es obligatorio:
Que esté peinado, es decir con todas sus vueltas bien paralelas ¡que quede “bonito"! Ese aspecto limpio y ordenado permite identificar fácilmente a nosotros mismos y a los compañeros si está correctamente hecho.
Que haya sido bien ajustado o apretado. No pueden quedar huecos mayores del diámetro de la cuerda. Una leyenda urbana típica en rocódromos es que si le dejamos algo flojo amortiguará más una caída, lo que resulta rotundamente falso.
-
Mínimo 10 centímetros de cabo sobrante.
-
Doble comprobación final por ambas caras que todo está correcto antes de su utilización.
¿Y sus variantes?
Sobre la base del nudo de ocho podemos conseguir algunas prestaciones adicionales con diversas variantes:
Ocho catalán. Hacemos un ocho simple, introducimos el cabo o chicote por el punto de encordamiento del arnés –cintura arco de pernera), damos una segunda vuelta y terminamos el nudo como siempre. Así tenemos un nudo más fácil de aflojar tras una caída y evitamos el peligro de optar por nudos menos recomendables y sin embargo populares en el mundo de la escalada deportiva, como el bulín o as de guías.
Ocho multivueltas. Una buena opción para fijar una cuerda en un árbol y conseguir que el nudo se apriete poco o que afecte menos a la resistencia total de la cuerda (los nudos disminuyen la resistencia de las cuerdas por lo general entre un 20 y un 35 por ciento). Realizaos el ocho simple pero dejando 1,5-2 metros de cabo libre, damos varias vueltas paralelas alrededor del tronco o elemento estructural sólido (por ejemplo una barandilla) y terminamos el nudo como siempre. El rozamiento creado sobre el anclaje hace que apenas llegue carga al nudo.
¿Qué más debemos saber?
Es muy importante dominar la ejecución del ocho antes de confiar nuestra vida a él. No constituye ninguna tontería practicarlo en casa varias docenas de veces hasta su ejecución limpia y sin titubeos, lo ideal es mostrarse capaz de hacerlo incluso a oscuras o con los ojos cerrados.
Por encima de los 200 kilogramos es muy difícil deshacerlo manualmente y será necesaria la inserción de algún destornillador o herramienta para aflojarlo. En el caso de la escalada, tirones muy elevados (lo que se conoce como caídas de factor cercano a 2 pero que sucede rara vez) provocarán que el nudo se funda parcialmente, sin llegar a romper la cuerda, y que haya que cortar ese tramo.
