Tras las huellas de Franklin

Los japoneses Yasunaga Ogita y Yusuke Kakuhata recorren más de 1.000 kilómetros a través de los hielos árticos, siguiendo la ruta de la fascinante expedición perdida de John Fran

Jorge Jimenez

Los japoneses Yasunaga Ogita y Yusuke Kakuhata recorren más de 1.000 kilómetros a través de los hielos árticos, siguiendo la ruta de la fascinante expedición perdida de John Franklin.

Es el año 1845 y el mundo está ampliando sus fronteras geográficas y científicas. Con este propósito, dos naves con 129 almas a bordo parten de las costas británicas en mayo de dicho año con la ambición de encontrar y navegar el Paso del Noroeste, una suerte de ruta que debía conectar el océano Atlántico con el Pacífico, bordeando Norteamérica por el norte a través del océano Ártico. Los dos barcos llevan por nombre HMS Erebus y HMS Terror. El hombre a cargo de la expedición es un veterano marino de las guerras napoleónicas, bregado en las batallas de Trafalgar, Copenhague y Nueva Orleáns, además de conocer los entornos árticos gracias a diversas expediciones como la de 1818, bajo las ordenes de John Ross. Se trata de Sir John Franklin, natural de Lincolnshire y capitán de la Royal Navy. En Agosto de ese año, dos balleneros, el Prince of Wales y el Enterprise, contemplaban las naves de Franklin, de 59 años, cabeceando en la entrada del estrecho de Lancaster. Ningún otro occidental volvería a verlos nunca.

Durante la siguiente década numerosas partidas, muchas patrocinadas por la esposa del capitán, navegarían hacia el Ártico en busca de la expedición perdida, recopilando las piezas de un puzzle que muestran los destellos y las sombras del ser humano, una batalla feroz contra los elementos, en la que es una de las historias más controvertidas y fascinantes de la exploración polar. Y todavía hoy se sigue intentando apuntar detalles y encontrar pruebas que arrojen algo de luz a los dos años que pasaron aquellos hombres sobre los hielos, antes de perecer, recurriendo al canibalismo y afrontando una experiencia que en ningún caso les habría devuelto al hogar tal y como eran.

Esta primavera, empezando el 15 de marzo, dos japoneses, Yasunaga Ogita y Yusuke Kakuhata, emprendían una expedición de 1.046 kilómetros, con total autonomía, siguiendo las huellas de Franklin y sus hombres a través del Ártico canadiense. 60 días de esfuerzos desde Resolute Bay a Gjoa Haven, en Nunavut, pasando por Peel Sound, la Isla del Rey William, las costas del Cabo Félix o el estrecho de Victoria, donde el Erebus y el Terror, con toda su tripulación, quedaban atrapados por las masas de hielo.

Pocos son los indicios que los dos japoneses encontraban en su camino, incluyendo un domo de piedras levantado por Kund Rasmussen en el mismo lugar en que la expedición desaparecida ponía pie en tierra. Aunque lograban extraer algo de información de los locales, los japoneses reconocen que “no se mostraban muy interesados en la expedición de Franklin”.

Esta iniciativa japonesa no concluye aquí: les restan 600 kilómetros desde Gjoa Haven hasta Baker Lane a través de la tundra, sobre trineos y a pie, siguiendo la misma ética que en la primera parte de su expedición: autosuficiencia total. Una aventura del copón.

GALERÍA DE IMÁGENES DE LA EXPEDICIÓN[nggallery id=2]