Atención a la nueva aventura de Gerard Anton porque es de esas que nos gustan por lo atrevido del desafío y por su estilo clásico. Una expedición por el sur de Groenlandia, a donde partirá este 31 de julio para afrontar entre 200 y 300 kilómetros de packraft y trekking, en solitario y en autosuficiencia.
El catalán, con una larga experiencia disputando raids de aventura y carreras de esquí, trail running o mountain bike, se propone ahora uno de esos viajes que pueden cambiar cualquier concepción que se tuviese sobre las bondades y dificultades que ofrecen los grandes escenarios salvajes. “La costa de Groenlandia está plagada de islas, fiordos, glaciares que expulsan hielo constantemente del inlandis y el hecho que no hay carreteras entre los pueblos hace que los únicos medios de transporte si quieres ir a casa del vecino sean o bien por mar o bien por aire. Ya que andando, tarde o temprano te encontraras con agua por un lado y el glaciar por el otro”, explica Gerard. Por este motivo el packraft es el elemento fundamental de este tipo de expediciones.
Esta suerte de kayak hinchable se concebía en los entornos privilegiados de Alaska en los años ochenta como medio para combinar rutas de trekking o bicicleta, permitiendo a su vez la progresión por los ríos, más rápida y efectiva, y sirviendo para sortear los tramos más peligrosos en el agua. Solo basta con deshincharlo y continuar caminando hasta el siguiente tramo asequible. “El primer packraft comercial se vendió en 2002. Hasta entonces, hacer una travesía por la costa de Groenlandia era únicamente posible con un kayak. Pero como sabemos, un kayak de mar pesa unos 30 kg y esto hace que nos tengamos que limitar únicamente al medio acuático como progresión, si no queremos hacer pesados porteos”, sigue el catalán. “El packraft está hecho de un material muy ligero y resistente. Un packraft de aguas tranquilas, como es el que me voy a llevar a Groenlandia, sólo pesa 1.6 kg. A esto le añadimos la pala de kayak plegable y esto hace que con 2.5 kg podamos hacer una expedición anfibia sin problemas. La velocidad media es de unos 3 o 4 km/h, más lento que un kayak de mar, pero la ligereza de la embarcación y el poco espacio que ocupa plegada hacen que se abra un abanico de posibilidades enorme para poder hacer travesías que hace 20 años no podíamos ni siquiera imaginar”. La travesía de Gerard por la costa Sur-Oeste se desglosará en un 70% de trekking y un 30% de travesía acuática. “De este modo podré visitar algún pueblo Inuit al que sería imposible llegar si sólo fuera andando”.
Groenlandia, territorio de aventura
La “Tierra Verde” sigue siendo uno de esos entornos privilegiados para la aventura. Combina soledad, espacios abiertos, horizontes difusos y terrenos por explorar. Para Gerard la mayor dificultad que plantea es el riesgo de aislamiento y lo que ello conlleva, como el peso a cargar y cómo gestionar todo el material para una experiencia de 17 días en solitario. “Los cuatro elementos donde más peso podemos ahorrarnos son la mochila, el saco, el packraft y la tienda. Mi material es ultral-ligero pero suficientemente resistente para poder aguantar noches a 0º y poder alimentarme todos los días. Calculo llevar unos 16 - 17 kg el primer día. Tienes que llevarte toda la comida para lo que calculas que vas a tardar en llegar al final de tu ruta. Y si mientras tanto puedes pescar algo o comer algún mejillón pues mejor que mejor”. Como puede imaginarse cargar tanto peso en comida para medio mes de desafío puede llegar a hacer inviable el progreso de la expedición: “Se trata de relativizar que es lo importante y que no lo es. Llevar toda la comida deshidratada o liofilizada es esencial. A más agua, más peso y más volumen. Por suerte en Groenlandia podemos encontrar agua dulce todo el tiempo y sin necesidad de purificar por la falta de animales”.
Por supuesto no sólo la comida es importante. Es necesario saber leer mapas, tener grandes conocimientos de orientación y permanecer alerta todo el tiempo. “Allí no hay caminos ni señales que digan cuánto falta o en qué dirección se encuentra el siguiente pueblo”. Se hace inevitable marchar con un sistema de emergencia satelital por si ocurre algún imprevisto en mitad de la nada. Poder ser capaz de solicitar un rescate supone una gran diferencia psicológica. ”En un lugar en el que puedes estar semanas sin ver a ningún humano, tienes que tener un mínimo de experiencia y autocontrol para poder salir de muchos improvistos tu solo”.
Adentrarse en lugares desconocidos a golpe de bota, remo y mapa. Para nosotros esto es el gran juego de la vida ¿verdad?