5 consejos para domar tus pieles de foca

Sin pieles no hay paraíso.

Inka Bellés Naudit

5 consejos para domar tus pieles de foca
5 consejos para domar tus pieles de foca

Aunque tengas los mejores esquís del mercado, sin pieles, no hay excursión. Esas tiras de colorines que te permiten subir montañas con facilidad también pueden causarte algún que otro disgusto si no les prestas la atención que se merecen. Ahí van algunos consejos para que puedas disfrutar al máximo de esas salidas skimo que tanto te gustan sin tener que volver a casa más pronto de lo previsto.

¿Zuecos? No, gracias.
No hay nada más molesto que tener que parar cada dos por tres a sacar la nieve que se queda pegada en la suela de los esquís. Los zuecos se forman por acumulación de nieve fría sobre unas pieles húmedas, debido al cambio de condiciones del manto nevoso durante una misma subida. Los agujeros en el pelo pueden amplificar este fenómeno, con lo que si consigues anticiparlo, elige las pieles más nuevas que tengas. Encerarlas también permite limitar la formación de zuecos. Frota una pastilla de cera en el sentido del pelo y pasa el secador rápidamente para que se funda. ¡Nunca está de más llevar un pedazo de cera en la mochila por si acaso!

Esto no pega…
En según qué condiciones, aumenta el riesgo de que la piel no se pegue a la suela del esquí y te quedes al lado de la traza sin posibilidad de ir a ninguna parte. Los días de nieve fresca, los cristales se adhieren fácilmente a la cola con lo que, si no somos muy cuidadosos, las pieles pueden quedar totalmente inutilizables para la siguiente subida. Para que esto no ocurra, haz los cambios procurando que la cola no toque nunca la nieve. Los días de frío o nieve húmeda, es primordial elegir unas pieles con una cola en perfecto estado ya que el agarre disminuye notablemente. No olvides recortar las extremidades en U si son de un solo gancho para reducir el riesgo de que se despeguen por la parte trasera.

Demasiado tarde
Frustración. Lo has intentado cuarenta veces...pero las pieles no se pegan. Sea cual sea la razón, el calor corporal es el arma más potente que tienes a mano. Una fórmula que suele funcionar es poner las pieles lo más cerca posible de tu piel y cargarte de paciencia. Si todavía no lo consigues, una vueltas de cinta adhesiva como último recurso pueden ser de gran ayuda.

Mima tus pieles
Un secado correcto de las pieles después de cada excursión te permitirá mantener la cola en buen estado y aumentar su esperanza de vida. Despliégalas y déjalas abiertas a temperatura ambiente, lejos de cualquier foco de calor que podría modificar la calidad de la cola. Evita al máximo dejarlas en el suelo ya que son un verdadero imán para las suciedades y su capacidad de agarre irá disminuyendo con el tiempo. Cuando acabe la temporada, pliégalas en dos si son rectas o contra un plástico si son parabólicas y enciérralas en una bolsa para evitar que se sequen.

Elige con cabeza
Una buena elección de pieles de acuerdo con las condiciones puede salvarte de muchos problemas. La piel ideal en todas las circunstancias no existe, y tienes que saber adaptarte al terreno y al tipo de nieve. En un itinerario llano, prioriza el deslizamiento con unas pieles usadas. Un pelo nuevo será ideal para recorridos más pendientes o técnicos, en los que un buen agarre es primordial. Cuando haya nieve polvo, húmeda o haga mucho frío, apuesta por una cola impecable. Si crees que hay riesgo de que se formen zuecos, coge tus pieles con mejor pelo, encéralas y lleva contigo una pastilla de cera. No olvides poner cinta adhesiva en la mochila, algo en lo que no solemos pensar, pero que te puede sacar de un apuro de última hora.