Juan Diego Amador: "No hay mejor aventura que entrar en lo desconocido"

Charlamos con el alpinista canario, quien junto a David Pérez, inauguraba un 6.000 virgen en el Himalaya indio.

Jorge Jiménez Ríos

Juan Diego Amador: "No hay mejor aventura que entrar en lo desconocido"
Juan Diego Amador: "No hay mejor aventura que entrar en lo desconocido"

Casi un kilómetro vertical de incertidumbres. Eso es lo que afrontaban Juan Diego Amador y David Pérez en la región de Cachemira (India), donde recientemente sacaban brillo a sus piolets con una de esas raras ascensiones que demuestran que todavía hay mucho por explorar en las geografías abruptas y remotas del Himalaya.

Una cima virgen, la soledad y mucha pericia alpina. 6.025 metros es donde el bautizado como "Pico Islas Canarias" rinde finalmente sus secretos, desvelados por primera vez por esta cordada isleña que bregaba durante muchas jornadas con una meteorología caprichosa y el terreno de aventura desconocido. Lograban la ascensión, además, en estilo alpino, sin fijar cuerdas, en una esforzada actividad non-stop. Por algo la ruta que trazaban en la cara norte de la montaña se llama "Don´t sleep".

Hemos podido charlar con Juan Diego para conocer más a fondo los detalles de una expedición que es un canto a la exploración, los viejos valores del alpinismo y la curiosidad humana.

¿En que momento surgió la idea de explotar una nueva montaña en la India?
Desde que David y yo nos conocimos cursando la formación de Guías de Montaña, hablábamos de la posibilidad de hacer algo distinto, donde la aventura y el descubrimiento fuera un valor añadido. Hace unos años habíamos estado juntos en Perú y hace tres intentamos un 6.000 virgen en Nepal, pero cometimos algunos errores y se nos escapó la cima. En septiembre me llegó un boletín de la Asian Alpine Journal comunicando que la Indian Mountaineering Foundation hacia publico un listado con más de veinte cumbres vírgenes en el Himalaya Indio. En ese momento recordé que el alpinista inglés Mick Folwer había recibido un Piolet de Oro por una escalada en la zona. Así que me puse en contacto con él gracias a las redes sociales y Mick nos ayudó con información. Investigamos la localización de las cumbres del listado y finalmente nos adentramos en un valle cerca de la aldea de Reru. 

¿Cómo habéis elegido la montaña finalmente?
Hasta la llegada al valle todo era incertidumbre, no teníamos mapas, ni fotografías de la zona, más que un somero croquis elaborado por Sakamoto, un japonés que había hecho trekking por la región. A pesar de que por Google Earth podíamos hacernos una idea aproximada de cómo era la topografia, los relieves cambian mucho respecto a la realidad en el terreno. Así que, a pesar de que deseábamos escalar una montaña técnicamente seductora y estéticamente atractiva, no teníamos claro qué nos íbamos a encontrar. Finalmente, después de una semana de exploración, al final del valle apareció una lengua glaciar flanqueada por varias montañas superiores a 6.000 metros. Tras aproximarnos nos decantamos por una pared de cara norte (más segura en estas latitudes) y por una vía que cumpliera con nuestros deseos.

El "Pico Islas Canarias", 6.025 metros nunca explorados hasta ahora en el Himalaya indio.

En estilo alpino, explorando una vertiente. ¿Qué ha sido lo más duro de la ascensión?
Precisamente eso buscábamos. El escalar descubriendo metro a metro la pared, con las dudas lógicas de cuántos y qué seguros necesitaríamos, cómo serían las condiciones del hielo, cómo de cohesionada estaría la nieve, cómo sería la meteorología...; en fin muchísimas dudas que habitualmente no tenemos si ha subido alguien con anterioridad. Quizás esto fue lo que más templanza y paciencia nos exigió para ir despejando cada incógnita y resolviendo cada problema. Al fin y al cabo en eso consiste el alpinismo y es lo que lo convierte en un deporte apasionante y divertido. Por otra parte, desde la base no podíamos evaluar el estado de la parte alta de la pared y eso nos llevó a un error de la estimación. Nuestro cálculo era que subir y bajar nos llevaría entre 10 y 15 horas, pero las condiciones en la parte alta fueron muy malas. La nieve caída los días anteriores no se había cohesionado, mientras que debajo había hielo negro glaciar, y como resultado necesitamos el doble de tiempo para progresar de forma segura. Llegamos al punto de no retorno a media tarde y decidimos continuar hacia la cima asumiendo que tendríamos que vivaquear arriba.

Mentalmente, ¿cómo es lidiar con esa incertidumbre?
Creo que lo primero es asumir que vas a un lugar de este tipo antes de salir de casa, bajar las expectativas y visualizar previamente todos los escenarios posibles. En este sentido creo que tener experiencia es fundamental para este tipo de aventuras. En mi caso ya había estado en Himalaya y otras cordilleras realizando grandes ascensiones, por su parte David lleva unos años aumentando la dificultad de sus escaladas. Por último, creo que es muy importante que la cordada tenga un talante conciliador y realmente sean compañeros, no es lo mismo un compañero de expedición que uno de cordada de fin de semana. En nuestro caso tenemos una confianza mutua absoluta. 

Detalle de la ascensión en estilo alpino de Juan Diego Amador y David Pérez por la cara norte de la montaña.

¿Podéis desglosar la ruta?
Ambos coincidimos en que la graduación de la ruta ascendida es MD (900, V, 75º , M3 /4). Las coordenadas de la cumbre son 33º12’45” N, 76º51’20” E, y una altitud según los altímetros de 6.025 metros.

¿Opinas que la exploración está muy viva a día de hoy?
Honestamente creo que llama mucho la atención, pero somos una mínima parte los que intentamos buscar algo así. Las cifras son claras. ¿Cuántos alpinistas visitan cada verano Chamonix y cuántos emprenden un gran viaje?

¿Que lección te traes a casa?
En un viaje de este tipo de aprenden muchas cosas. En primer lugar de uno mismo, en segundo de tu compañero y luego de la montaña. De mi he consolidado mi sentimiento de que realmente lo que me apasiona es explorar, de mi compañero he aprendido sobre la lealtad, camaradería y compañerismo necesarios para estos proyectos, y estas montañas me han enseñando que no hay mejor aventura que entrar en lo desconocido.