Dani Salas, la montaña desde otro punto de vista

Daniel Salas, alpinista, cámara y realizador presenta con su producta Dokumalia el documental "Jugando a escalar"

Coral Aja

Dani Salas, la montaña desde otro punto de vista
Dani Salas, la montaña desde otro punto de vista

Antes dedicaba gran parte del tiempo a escalar y subir montañas. Como si el tiempo no pasara y tampoco importara. Ahora, Daniel Salas continúa haciéndolo, pero cámara en mano como realizador y editor de documentales. No solo quiere disfrutar de las maravillosas vistas que ofrecen el Annapurna o el Himalaya sino que pretende mostrarlo al mundo entero. En 1998 dio sus primeros pasos formando parte del equipo audiovisual de “Al filo de lo imposible”. Desde entonces, la montaña y el documental han sido sus compañeros de viaje y en 2007 fundó Dokumalia, proyecto que comparte con Diego Gallego y Ruth Fuentes.

Su última joya es “Jugando a escalar”, una obra que narra la vida de cinco niños que han hecho de la escalada su estilo de vida. Niños que cuando se ponen el arnés, los pies de gato y comienzan a escalar, se transforman en adultos. Pero en cuanto tocan el suelo se convierten en lo que son, en preadolescentes de 11 a 14 años. Una auténtica apuesta audiovisual de Dokumalia, que apenas ha podido cubrir gastos con las distintas colaboraciones que han recibido, pero que saca a la luz la cara más humana y sentimental de la montaña.

¿De qué trata “Jugando a escalar”?
Jugando a escalar cuenta la historia de cinco niños y niñas que tienen como nexo común la escalada deportiva, pero a la vez cada uno de ellos tiene una vida muy diferente por el entorno que les rodea, por su manera de entender las cosas, etcétera. Según ha ido evolucionando el documental se ha ido desarrollando lo que en la película contamos: que entre los cinco tienen una relación muy buena, que son muy amigos, que les encanta compartir lo que sienten por la montaña y la escalada y que da igual que compitan entre ellos a nivel nacional o internacional porque lo que les gusta es escalar. 

Lo que sí que hay que dejar claro es que no es una película de escalada, sino una película sobre la vida de unos jóvenes escaladores. Son un verdadero ejemplo a seguir por el esfuerzo que supone para ellos compaginar día a día los estudios, entrenamientos, amistades y otros hobbies con ser deportistas de élite, algo muy complicado. Es una película que muestra el lado más humano de todos ellos. Los familiares más cercanos hablan de cómo son y qué supone para ellos que sus hijos sean escaladores de élite.

Además, todos ellos tienen bien claro que es muy difícil hoy en día ganarse la vida como escaladores, pero aun así ellos lo dan todo. Cada uno tiene una meta distinta a la escalada, por ejemplo, Lluc quiere ser cocinero, Ana quiere ser bombera… Es decir, tienen muy claro lo que quiere ser en la vida.

¿Qué os llevó a realizar este documental? ¿Qué objetivo perseguíais?
Creemos que hay una cantera de jóvenes escaladores que están haciendo que cambien las cosas. Es decir, ha cambiado el concepto de la escalada, ya no va asociado tanto a la montaña y se está profesionalizando. Creo que esta nueva generación de jóvenes es un ejemplo de cómo hay que empezar a hacer las cosas.

El proyecto tuvo su origen hace tres años, cuando nos cruzamos con Alberto Ginés escalando en Rodellar. Le conocimos y en ese momento nos conquistó, porque nos dimos cuenta de que son chavales que lo están dando todo por conseguir sus metas. Pensamos que eso había que contarlo y que la gente tenía que saber la historia de estos niños.

Además todo se desarrolló de una manera muy natural, porque unos nos llevaron a los otros. A la hora de elegir a los personajes ya había algo de relación entre ellos y a lo largo de este año de documental esa relación se ha incrementado un poco más.

Jugando a escalar cartek

Uno de los lemas que encabeza el proyecto es “No somos jóvenes mutantes” ¿A qué hace referencia?
No ser un mutante significa que hoy en día tú puedes tener una cualidad como deportista, pero si esa cualidad no la potencias, no va a ningún lado. Lo que quiero decir con eso es que estos niños no escalan lo que escalan porque sean mutantes, sino porque entrenan y se esfuerzan muchísimo.

¿A qué se debe el título del documental?
Utilizamos el verbo jugar porque son jóvenes y han llegado a escalar partiendo del juego. En ningún momento nadie les ha impuesto que tuvieran que escalar o hacer ciertos grados. Sencillamente es algo que ellos mismos han ido demandando. La mayoría me dicen que empezaron escalando subiéndose a los árboles, muros, farolas… y empezaron a entrenar como un juego o una actividad extraescolar más. Según han ido pasando los años ellos mismos han ido demandando a sus padres querer escalar porque les gustaba. Pero para ellos es, sobre todo, una manera de divertirse. No les obsesiona pensar dónde puedan llegar o no.

Los protagonistas hablan de la escalada como una forma de vida. ¿Qué valores crees que transmite esta práctica a los más jóvenes?
Para ellos lo que les transmite es viajar, conocer gente nueva, relacionarse con sus amigos de una manera diferente… Al final la escalada aporta unos valores especiales, que no son mejores o peores que los que puede aportar otro deporte, sino distintos.

Andoni en Jugando a escalar

Llevas toda la vida vinculado al mundo de la montaña, pero seguro que has aprendido algo nuevo con estos chicos.
En primer lugar, algo que me gustaría recalcar es que nosotros hemos podido contar la historia de estos niños gracias a que ellos y sus familias nos han abierto un hueco en sus vidas. Nos han aportado mucha frescura al trabajar, muchas cosas nuevas.

Hemos salido del ámbito de la montaña, la escalada, los ochomiles o el Himalaya, donde todo está ya muy manido y muy visto y de repente hemos empezado a trabajar con unos niños de una manera súper natural.  Nos han aportado mucha felicidad en cada uno de los rodajes. Felicidad y motivación sobre todo al ver todo lo que se han volcado, la seriedad con la que se tomaban los rodajes, el esfuerzo que han hecho en cada grabación… Ha sido una motivación muy especial.

Esta película nos ha aportado algo que no nos había dado ninguna de las que habíamos hecho hasta ahora. Estamos enamorados de las familias y de cómo los niños salen adelante. Creo que son un ejemplo a seguir por los niños de su edad. E insisto, no porque sean escaladores, sino por la manera de enfrentarse a sus retos y al día a día. Porque puedes tener una genética increíble, pero esta no sirve de nada si no entrenas todos los días y no la trabajas.

Has trabajado con Carlos Soria en “Al filo de lo imposible” ¿En qué se diferencia su visión de la montaña de la de los protagonistas de “Jugando a escalar”?
Creo que al final cambia el concepto de ver las cosas. Cuando algo es novedoso lo ves con unos ojos totalmente diferentes. La pasión es la misma, da igual que tengas 77 años que 13,  la pasión que le pones a las cosas es lo que hace que consigas llevar a cabo tus metas. Casi diría que lo único que difiere entre Carlos y cualquiera de los protagonistas de la película es que a los niños todavía les queda mucho por vivir. Carlos, por su parte, tiene mucho vivido y mucha más experiencia. A nivel físico es mayor y consigue sus retos sobre todo por la experiencia que tiene acumulada. En una ocasión él me dijo que al final te sobra experiencia, que tampoco hace falta tener tanta y que es mejor tener vitalidad y ser joven.

Fotografías: Dokumalia