Pearson, Hirayama y Wright hilan fino en Islas Feroe

La cordada escalaba uno de los acantilados vírgenes más altos del planeta.

Jorge Jiménez Ríos

Pearson, Hirayama y Wright hilan fino en Islas Feroe
Pearson, Hirayama y Wright hilan fino en Islas Feroe

Una fortísima cordada, una pared virgen y la tenacidad frente a los caprichos de la meteorología. Una de esas demostraciones puras de lo que significa la aventura de la vertical. El japonés Yuji Hirayama, el americano Cedar Wright y el británico James Pearson se daban un festín de roca en Islas Feroe, escalando por primera vez uno de los acantilados más altos del mundo todavía virgenes, el que da forma al Cabo Enninberg.

El equipo de atletas de The North Face progresaba por los más de 750 metros de conglomerado mojado, amenazados por el clima, empleando 12 horas de esfuerzos titánicos sólo para los primeros cinco largos de escalada, cuando una tormenta amenazaba sus ambiciones, empapando toda la pared y haciéndoles pensar en la retirada. Pero como no son unos novicios en este de la exploración en las paredes más duras del planeta, siguieron adelante aferrándose a todo, incluyendo la hierba y los matojos que pueblan la pared, y que se mostraron tan inestables como la meteorología. Una experiencia más alpina que deportiva, culminada el pasado 13 de julio, cuando coronaban la cima del acantilado tras cerca de 16 horas de actividad non-stop.

James Pearson durante otra apertura en el área de Floating Lake, en Islas Feroe. Foto: Will Laschelles.

"A veces escuchas a un amigo sobre un lugar estupendo para escalar, otras veces captas un comentario aleatorio que se lleva tu atención, y en otras ocasiones sencillamente entras en Google y empiezas a buscar. Así es como descubrimos el enorme potencial para escalar en las Islas Feroe". Así explica James Pearson la elección de un destino poco habitual, que sin embargo suele aparecer en todos los listados de formaciones rocosas más delirantes del mundo y que cuenta con un buen número de acantilados vertiginosos. Las conciones, sin embargo, hubieran hecho permanecer en casa a una buena cantidad de escaladores experimentados. Roca suelta y descompuesta, terrorífica para plantearse cualquier actividad segura. Pero James Pearson ha protagonizado algunas de las ascensiones más extremas de la escena británica del trad climbing, una modalidad en la que vale más tu capacidad psicológica que tu entrenamiento físico. "Escalar en lugares aterradores y precarios es algo que, sencillamente, hacemos un par de veces al año. Es una forma genial de desconectar, aunque estaba algo desentrenado desde que me mude a Francia. Los franceses sólo escalan en roca de la mejor calidad, basicamente porque tienen un montón", explica Pearson, que en absoluto se arrepiente de su traslado junto a la escaladora Caroline Ciavaldini, que participó en la expedición, pero no en esta problemática escalada. Ambos, por cierto, acaban de publicar el libro "Escalada, los desafíos más emocionantes del mundo", editado por Lunwerg, que repasa los destinos más fascinantes y emblemáticos para los adictos al magnesio.

De izquierda a derecha: Yuji Hirayama, Cedar Wright, y James Pearson. Foto: Cedar Wright.

Claro, para una ascensión como está debes contar con un equipo a la altura. James recurría a viejos amigos como Yuji Hirayama, primer hombre en la historia que escaló una vía de 8c a vista (sin conocer los pasos previamente) y que junto a Hans Florine ha establecido varios récords en El Capitan de Yosemite, además de contar con algunos de los búlders más duros del mundo en su libreta. "Yuji era una elección obvia. Es un escalador increíble, pero también una persona templada y calculadora". Virtudes muy a tener en cuenta ante los peligros intrínsecos que prometía la ascensión al Enninberg. Faltaba la otra cara de la moneda, alguien lo suficientemente loco para seguirles los pasos. "Si es peligroso, temerario o desconocido, Cedar Wright es tu hombre". Ciertamente Cedar es capaz de mostrarse resuelto y jovial hasta en las situaciones más comprometidas.

El trío, fue acompañado hasta la base de la pared por un miembro de la comunidad local, que empezó la actividad guiándoles por una colonia de frailecillos que anidaban al pie de la pared. Todos quedaban impresionados por la conexión de los lugareños con su entorno, sensación que sólo iba a crecer cuando fueron sorprendidos por una fiesta que los aldeanos de Viðareiði les habían preparado tras la escalada.  “Beber vodka en un cuerno de carnero rodeado de viejos y nuevos amigos fue una buena manera de terminar esta ruta tan intrépida”, reconoce Pearson. “Cada día que pasaba en las Islas Feroe era más consciente de la estrecha relación que tiene la población local con la naturaleza. Viven en armonía con la tierra de una forma que ha cambiado muy poco en mil años y es imposible no sentir que la gente se preocupa enormemente por la tierra, el mar y todos los animales”.

En la primavera de 2018 se presentará una película sobre esta expedición que promete emociones fuertes.