Barmasse, nueva ruta en solitario en el Cervino

Jorge Jimenez

Espigado, con esa piel curtida que distingue a quienes han afrontado muchas jornadas alpinas, Hervé Barmasse ofrece una familiar conferencia en la sede de los guías del Cervino, una cabaña prefabricada que mira el murallón de cumbres nevadas que lo rodea con más ambición que modestia. Es un escenario idóneo para que Hervé, alpinista italiano, igual que su padre, y que el padre de éste, cuente más detalles sobre su reciente ascensión al Cervino, en solitario y abriendo una nueva ruta, primera parte de un proyecto que él y The North Face, su patrocinador, han llamado Exploring the Alps.

Se nos recibe con un vino caluroso y algo que llevarnos al estómago mientras en la planta inferior se preparan unas pocas sillas y una pantalla, más que suficiente para transportarnos por los bastiones de roca precaria y área del Cervino, minutos más tarde, gracias al vídeo que han preparado sobre la actividad. Fue el 8 de abril cuando Hervé, en estilo alpino, finiquitaba las últimas secciones de una ruta inescalada al Picco Muzio (4.235), un aguja que se levanta sobre el valle de Aosta, en la vertiente italiana del Matterhorn. La ruta es una suerte de trazada sobre 500 metros de corredor con hielo sospechoso, seguidos de otros 700 metros de la roca indescifrable y con tendencia al vacío de la zona. Allí pasó Hervé cinco jornadas luchando, entre vientos de 60 kilómetros por hora. “Cuando llegué a la cumbre del Picco Muzio todo el estrés y el miedo a no lograrlo o a morir por una súbita caída de rocas desapareció: era todo alegría y paz en mi mente. Sabía que acababa de lograr algo duro y único, pero mi mayor alegría fue pensar que no tenía que escalar sobre esa penosa roca de nuevo. Sobre mi casco ya estaba solo el cielo y las primeras estrellas de la noche”, recuerda Hervé.



Mientras explica diferentes detalles, más emocionales que técnicos, sobre la ascensión, la pequeña sala donde se celebra la conferencia se ha llenado. Aunque no quiere hablar de la graduación de la ruta y hasta muestra cierto desinterés por el tema, terminamos sacándole que se trata de un 6c/A2 aunque prefiere no mojarse ya que ni tuvo un compañero para comparar la exigencia ni le importan demasiado las matemáticas alpinas. Esta ascensión es parte de un proyecto personal, sentimental y familiar. Su mismo padre, enorme alpinista, fue a recibirle mientras salía de la cumbre, entre orgulloso y temeroso. Cuando acaba la charla, que ha sido corta, tenemos la suerte de seguir compartiendo vino y viandas con Hervé y un buen puñado de guías y periodistas italianos, además de nuestros colegas de Campo Base, con los que damos buena cuenta de quesos y otras delicias. Nos acostamos reconfortados por la cena y por una actividad, y un proyecto, que viene a recuperar la esencia del alpinismo allí donde nació y sabiendo, además, que a la mañana siguiente un helicóptero nos llevará a repasar la ruta de Hervé a vista de pájaro: un buen jardín en el que estuvo metido Hervé, laberinto de roca suelta, en la que es probablemente la montaña más reconocible de los Alpes.

El proyecto Exploring the Alps
Tres nuevas rutas en tres montañas emblemáticas de los Alpes y con tres estilos diferentes. Hervé y The North Face tienen intenciones de completar este proyecto, cuya primera fase ya se ha culminado en el Cervino, durante esta temporada. Ahora los ojos de Hervé estudian el Monte Rosa (de 4.634 metros), la montaña más alta de Suiza y la segunda que reina en los Alpes. El objetivo pasa por abrir una nueva ruta en compañía de su padre Marco Bramase a través de terreno de aventura sobre secciones de mixto, hielo y roca. Tras ello espera el Mont Blanc, a donde Hervé pretende acudir con un par de amigos (sabemos de buena tinta que está tentando a los hermanos Pou). Así concluiría el proyecto en el que se ha embarcado el italiano, mezclando la soledad, la familia y la amistad con tres cumbres con historia a través de tres rutas exigentes y de carácter clásico. Olé por Hervé.