“Después de 40 días de splitboard en los Pirineos, en uno de los mejores inviernos que recuerdo, quería sentir las montañas en su estado más puro. Sentía la necesidad de llevar mi snowboard más lejos y explorar otras montañas con las que siempre había soñado"… Así comienza Ana Salvador el relato en su blog de su reto #6000Splitboard: ascender picos desconocidos, en montañas que soñaba con explorar, llegando hasta la cima con su tabla de splitboard para después descender deslizándose con ella por líneas trazadas por su imaginación.
Se podría decir que Ana Salvador vive de y por las montañas. No podía ser de otra manera siendo natural de Biescas, la puerta de entrada al valle de Tena, en el corazón del Pirineo aragonés. Ana aprendió a amar las montañas al mismo tiempo que entraba en el colegio. Empezó con el esquí alpino y las pistas marcadas, pero pronto sintió la llamada más libre y salvaje del deporte blanco, el freeride, y de ahí, a los 14 años, saltó al snowboard, una forma de deslizarse por la nieve que le permitía sentirse más libre, desconectar de todo y sentir una conexión aún más profunda con las laderas nevadas y las montañas. De ahí su carrera deslizándose por líneas de nieve virgen con una tabla bajo los pies fue in crescendo hasta llegar al máximo nivel de su disciplina: participar en el circuito Freeride World Tour, llegando a estar entre las cinco primeras riders del mundo. Acabó tercera en la general de 2017. En 2018 siente una nueva llamada, esta vez le motiva explorar nuevas montañas, y no sólo descenderlas, también ascender a la cima pero con una tabla en los pies, haciendo travesía, y el splitboard se convierte en su compañera de expedición inseparable. Deja a competición y comienza su reto #6000Split: ascender a cimas de seismil metros para después descender libremente por ellas buscando la línea soñada. Ya ha hecho un seismil en la Cordillera Blanca de Perú, el Tocllaraju, y el sábado 12 de octubre partía a su siguiente seismil, esta vez en la cordillera de los Annapurnas, el Torong Peak (6.204 m). Hablamos con ella antes de partir a su nuevo reto.
Ana, ¿cómo surgió este reto en tu cabeza de #6000Split?
Lo primero, yo no lo veo como un reto, creo que es algo que se pude construir, que se puede realizar. Soy de Biescas, la entrada del Valle de Tena, el corazón del Pirineo aragonés, así que toda la vida desde pequeña he tenido la suerte de estar vinculada con las montañas, con la nieve y con este entorno. Me he dedicado profesionalmente a la disciplina de freeride, he estado muchos años compitiendo en la categoría internacional y he tenido, no sé si llamarlo suerte o constancia, de conseguir buenos resultados. A mí el freeride es una disciplina que me engancha mucho porque cada día es diferente, cada bajada es totalmente nueva, y es una competición muy personal, al margen de que tú estás compitiendo contra tus rivales. Llega el día en el que se me acaba la motivación por la competición, y creo que viene vinculado un poco a que me están empezando a motivar otras montañas.
A mí el freeride es una disciplina que me engancha mucho porque cada día es diferente, cada bajada es totalmente nueva, y es una competición muy personal.
Llevo ya mucho tiempo viajando por Sudámerica, por entornos de estaciones de esquí, por valles en los que no sobrepaso alturas de tresmil metros, pero creo que como todo deportista, intentamos desarrollarnos más como profesionales e ir buscando superarnos. El verano pasado decido descartar la competición y dedicarme a conocer las montañas que en ese momento me están llamando, y de ahí viene la mezcla de juntar el snowboard con el alpinismo. Me motivaba conocer la Cordillera Blanca de Perú, la cordillera Real de Bolivia, la de los Annapurnas… Son obviamente montañas que quiero conocer y al mismo tiempo seguir disfrutando con mi instrumento que es la tabla de snowboard, en este caso el splitboard, lo que lo va a hacer posible. No comprendo ir a una montaña de estas dimensiones y no bajar haciendo snowboard, yo quiero seguir haciendo mi actividad principal que es deslizarme, así que se me monté una expedición yo solita a Perú, al Tocllaraju, que es un pico de seismil metros (6.034 m). En la ascensión tuve que portear la tabla hasta más abajo de la cima, no pude hacer cima con la tabla, fue un porteo constante, fue bastante difícil foquear; pero luego el descenso lo ejecuté haciendo snowboard, no desde la cima, sino desde más abajo. Es una sensación que me encantó, disfruté muchísimo de esta experiencia y sólo quería repetirlo. A raíz de esta experiencia pasé el invierno trabajando y ahorrando dinerito para preparar mi segunda expedición a Bolivia. A tres semanas de irme a Bolivia tengo un accidente escalando y me saco la rótula, entonces tengo que suspender toda la expedición, porque ya se me pasan las fechas concretas y más si quieres hacer un descenso en snowboard, hay que mirar mucho las condiciones de la montaña para realizar un ascenso y un descenso en splitboard. Desde marzo hasta ahora, octubre, me he dedicado a rehabilitar la rodilla y a buscar una montaña que se adecuara a mis posibilidades a día de hoy, y a seguir con este proyecto adelante.
Y entonces eliges la cordillera de los Annapurnas…
He decidido irme a Nepal, a la cordillera de los Annapurnas, al Torong Peak, un seismil accesible que me va a facilitar las cosas mucho porque lo que yo estoy buscando es llegar hasta la cima foqueando, haciendo lo que es splitboard puro. Y este pico que desde mi campo alto me va a permitir foquear en todo momento y me encantaría llegar a la cima con un amanecer y sin portear la tabla. ¡Luego vete tú a saber lo que pasará, porque estas cosas nunca se sabe! He buscado una montaña que se adecúe un poco a mi estado físico de hoy. Ya en julio he estado haciendo snowboard para ver las sensaciones que tenía después de la lesión, y cómo se comportaba mi rodilla, porque fue una lesión bastante grave. Tuve bastantes buenas sensaciones y esta montaña creo que se va a adecuar mucho a mi estado físico actual, sobre todo me apetece por conocer la cordillera de los Annapurnas y la cultura de Nepal, que desconozco.
También elegir la montaña y las líneas de ascenso y descenso lleva una investigación, ¿cómo es tu preparación para estos seismiles?
Lo primero buscar la cordillera o pico al que quieres ir, mirar la época del año en la que será posible realizar un descenso debido a las condiciones de nieve – en este caso en Nepal parece ser que ya ha pasado la época de monzón y es la mejor temporada. Una vez visto esto reúno los picos de seismil metros para seguir con mi proyecto y básicamente y hablando con la gente local, en este caso con mi guía Temba, un sherpa de Katmandú. Entre los dos y Pepín, un amigo cántabro que ya ha estado en esta montaña y que ejecutó un descenso con esquís en esta montaña hace unos años, vimos que era posible. También miro en el Google Earth cómo va a ser el trekking de aproximación, cuántos días voy a tener que caminar hasta la base de la montaña, la ruta de ascenso, las posibles líneas de descenso… Y cuando ya estás allí in situ vuelves al método que llevaba en la competición: con unos prismáticos visualizar la línea por la que quieres descender… Buscaremos una línea que me motive a la hora de bajar, que veamos que reúne buenas condiciones y que me “llame" para realizar el descenso.
El peso del split es un hándicap porque penaliza al subir, pero a la hora de bajar tenemos nuestra tabla más dura, estable, y nos permite tener un snowboard más potente que los esquís más ligeros con los que suben. Yo me lo tengo que tomar con calma y subir más despacito, pero el descenso… ¡voy a disfrutar!
Cuándo dices que te motive, ¿qué tiene que tener una línea?: dificultad, inclinación, buena nieve…
En la parte más freeride de competición, en una zona más de confort en el entorno de una estación de esquí, cuando tenemos una imagen de una montaña los freeriders siempre vemos una línea que nos motiva más que la otra, pues porque tiene alguna canal, un salto, desnivel… Hay muchos factores a tener en cuenta… Digamos que al final la línea es como un amor a primera vista, tú ves la montaña, ves una ruta y dices: ¡buah, yo quiero hacer esa ruta! Luego llevado esto al proyecto y al estar en una zona remota, que tú estás fuera de tu zona de control, lo que busco es una línea que yo pueda ejecutar y que sea segura, que esté dentro de mis posibilidades como rider y de mis fuerzas. Luego dependerá mucho del estado físico y psíquico con el que llegues a la base de la montaña: si estás fuerte puedes arriesgar un poco más, si te duele un poco la cabeza, tienes mal de altura, buscas una línea más segura, más conservadora… Nosotros buscamos el proyecto, pero hasta que no estás in situ en el lugar no puedes tomar decisiones, una vez que lleguemos a la base del Torong Peak estudiaremos una línea de descenso según las condiciones que tenga la montaña en ese momento, que lo mismo nos tenemos que dar la vuelta.
Es una incertidumbre...
Bueno, supuestamente está siendo una muy buena temporada y nuestros contactos allí nos han dicho que hay muy buena nieve, y va a haber muy buenas condiciones, creo que vamos a tener suerte. Voy con unso amigos, Chus, Javier y Nico, vamos todos a ascender y descender en esquís y splitboard.
Ya ser esquiador en España es ser un bicho raro, participar en el freeride tour más aún, ser mujer y encima con splitboard es el máximo ya de ser “un bicho raro"…
Al Pirineo lo veo una cuna perfecta para entrenar estos descensos, no hay grandes alturas pero hay condiciones muy cambiantes, tenemos mucha verticalidad, hay mucho hielo, las condiciones de la nieve no son buenas – sobre todo en la zona del valle de Tena donde yo entreno, que hay mucho hielo porque hace mucho viento. Yo creo que los esquiadores y snowboarders que salimos del Pirineo somos bastante fuertes en las disciplinas de freeride porque estamos acostumbrados a todo tipo de nieves y terrenos. No es por ejemplo como un canadiense, que sí está acostumbrado a más nieve polvo… En el Pirineo tampoco nieva mucho... Eso ha sido un punto a nuestro favor para poder llevar nuestro snowboard a todo tipo de terrenos. Y luego el splitboard de alta montaña a diferencia del esquí, cambia totalmente: el split tiene un patín muy ancho y no hay splitboard especializada en alta montaña: mi tabla va a pesar tres veces más que los esquís que va a llevar mi compañero Javier, y que las botas que va a llevar… Eso es un hándicap para nosotros porque nos penaliza el peso al subir, pero a la hora de bajar tenemos nuestra tabla más dura, estable, y nos permite tener un snowboard más potente que los esquís más ligeros con los que suben. Yo me lo tengo que tomar con calma y subir más despacito, pero el descenso… v¡oy a disfrutar! Esta expedición me la planteo como un conocimiento: de conocer los Annapurnas, Nepal, una cultura, foquear hasta la cima, hacer 100% splitboard y me va a servir también como preparación y coger experiencia para un futuro proyecto en Pakistán muy bonito que haremos en julio, me iré yo sola con una chica paquistaní, pero aún no puedo desvelar los detalles…