Alex Txikon, al Everest en invierno y sin oxígeno

La expedición prevé condiciones extremas en la ascensión, con temperaturas de -60º C y vientos huracanados de 150km/h.

Redacción Oxígeno

Alex Txikon, al Everest en invierno y sin oxígeno
Alex Txikon, al Everest en invierno y sin oxígeno

El alpinista Alex Txikon pretende volver a hacer historia en los primeros meses de 2017. El montañero vizcaíno quiere lograr lo que no ha alcanzado ningún otro: escalar la cima del mundo, el Everest, en la temporada invernal, sin usar oxígeno artificial y en una reducida expedición en la que irá acompañado del paquistaní Ali Sadpara. La aventura comienza ya mismo, el próximo 25 de diciembre.

El ser humano ha ido conquistando poco a poco todos los puntos más extremos de la tierra: los polos, los desiertos, los mares, las catorce montañas de más de ocho mil metros, … Precisamente, uno de los mayores desafíos actuales en el mundo de la aventura, si no el mayor de todos, consiste en ascender el Everest, la montaña más elevada de la Tierra, con 8.848 metros de altura, en pleno invierno, y de la manera más pura, sin la utilización de botellas de oxígeno.

Coronar la cima del mundo durante la durísima temporada invernal (con temperaturas mínimas de -60 grados y vientos huracanados de hasta 150km/h) sólo ha sido logrado hasta ahora por una pareja de alpinistas polacos, Krzysztof Wielicki y Leszek Cichy, en un hito que data ya de 1980. Entonces lograron escalar el Everest en pleno invierno, eso sí, utilizando oxígeno embotellado y apoyándose en una numerosa expedición de 20 miembros y varios sherpas.

Nadie ha vuelto a conseguir escalar en invierno este gigante y, por supuesto, nadie lo hecho sin la ayuda de oxígeno artificial en invierno. Este es precisamente el doble reto a batir de la nueva expedición del alpinista vizcaíno Alex Txikon (Lemoa, 1981), uno de los profesionales de la montaña más laureados a nivel mundial. El éxito o el fracaso de la expedición no es lo más importante, ya que suceda lo que suceda, la aventura está garantizada.

Otra de las claves de la gesta, que comenzará el próximo 25 de diciembre y que prevé finalizar a finales de febrero, es que Alex Txikon se apoyará en un muy reducido equipo de colaboradores, sin la participación de ningún otro gran alpinista internacional, como ha sucedido en las anteriores expediciones llevadas a cabo hasta ahora por el montañero vasco.

Además el equipo liderado por Txikon grabará la odisea, con el objetivo de inmortalizar la gesta en una película, con una muy cuidada fotografía mezclada con la última tecnología audiovisual, en la que se intentará mostrar la soledad y el aislamiento de los alpinistas durante una verdadera aventura invernal. Este documental está llamado a ser una referencia sobre las grandes gestas humanas.

La idea del equipo es centrarse en el lado más humano de la aventura, haciendo partícipes de la misma al equipo encargado de la filmación. Se trata de plasmar la dura vida en el campo base, con muy pocas horas de luz y temperaturas extremas, el equipamiento de la peligrosa cascada de hielo del Khumbu, la fase de aclimatación subiendo cada vez más alto y bajando por la montaña en numerosas ocasiones, así como el ataque a cumbe como guinda final.

Expedición al Everest
Casi todos los años, el Everest es ascendido a partir de finales de primavera por cientos de personas que, la mayoría de las veces, se limitan a seguir una cuerda fija que ha sido colocada por sherpas de expediciones comerciales y que les conduce desde el campo base hasta la cumbre. A juicio de los amantes de la montaña, la masificación ha transformado la ruta normal “en un auténtico circo y una actividad alejada del auténtico alpinismo”.

Por otra parte, el 99% de los alpinistas al Everest ascienden usando botellas de oxígeno. De hecho, la Asociación Mundial Antidopaje, incluye su uso para actividades deportivas de montaña como doping desde el año 2007. La utilización de oxígeno artificial en las expediciones reduce considerablemente los efectos de la altitud.
El oxígeno hace que la sangre se mantenga más diluida, que circule mejor y por lo tanto la sensación de frio en el cuerpo, el riesgo de sufrir congelaciones en las extremidades, así como el tremendo esfuerzo físico relacionados con la altitud extrema, se ven considerablemente reducidos.