He aquí cinco propuestas variadas y sencillas para toda la familia, cinco recorridos diferentes que abarcan desde el pasado ferroviario a fuentes medicinales, un camino histórico bajo la laurisilva, un puente natural en la patria de los bandoleros y un castillo medieval que es en realidad un fantasma casi desaparecido. Niños, ¡a jugaaar y andaaaar!
LAS VUELTAS DE TAGANANA
El Monteverde es la selva tinerfeña: la laurisilva, hogar de especies como la pijara, un helecho evolutivamente muy antiguo, el follao de hoja rugosa, el laurel, la hija, el palo blanco o los delfinos, plantas todas ellas tropicales que se han quedado aisladas en un entorno húmedo y selvático humanizado por este camino real construido en el siglo XVI para unir Taganana con el resto de la isla. Taganana es un pueblo rodeado de plantaciones: viñedos, calabaza, millo, patata… con algún que otro drago solitario y palmeras orgullosas que se yerguen para otear el Atlántico. Es éste un paisaje moldeado por los alisios, unos vientos húmedos que cubren el norte de las Canarias de niebla para tapizar el verde de la vegetación de goterones de agua que luego van cayendo sobre el sotobosque.
Localización e inicio: Casa Forestal de Las Cumbres, en La Laguna.
Provincia: Tenerife. Comarca o zona: Macizo de Anaga
Horario estimado: Una hora y media
Dificultad: Fácil
Desnivel: 870 m de bajada. Itinerario pensado para tener un coche escoba en la playa
Cartografía: IGN Santa Cruz de Tenerife, 1:25.000
LA RUTA
El camino comienza en la Casa Forestal, buscando un sendero resbaladizo que empieza subiendo brevemente por unas escaleras cubiertas de muros de raíces y musgos. Enseguida empezamos a descender por el camino empedrado, haciendo numerosos lazos (las Vueltas) bajo el paraguas del bosque perenne. El sotobosque es inquietante. Amenaza con abrazarnos, con anularnos, con tragarnos. Si miramos hacia el piso descubriremos algunas canaletas o desangraderas, para desviar el agua de lluvia y alargar la vida del piso. Algunas tienen una altura considerable.
El bosque de laurel se cierne sobre nosotros, silencioso e inquietante, engullendo y vomitando curvas. Con cuidado de no caer vamos desciendo progresivamente, e iremos notando cómo la laurisilva empieza a clarear. A la altura de un barranco el bosque finaliza y empiezan los bancales, donde hay numerosas huertas. El camino se estrecha, para aprovechar el terreno. El mar va apareciendo en el horizonte, y ya será una presencia constante, con sus playas recortadas de arena negra y colinas de lava punzante.
Llegaremos a las primeras casas y cruzaremos el pueblo, para, a través de sus calles, caer sobre cualesquiera de sus playas de ébano, donde podremos remojarnos en sus aguas frías. Paseando por ellas podremos rememorar la triste historia de la princesa guanche Cataysa, una niña de siete años que fue vendida como esclava en el mercado de Valencia para acabar sus días como menina o como juguete de algún noble. Según una canción de Pedro Guerra, la princesa fue raptada en una quebrada: “un gran silencio creció en la cumbre, un aire helado bajó a la playa, así de mudo se quedó el monte, así de fría se quedó el agua”.
LAS VUELTAS DE TAGANANA
LAS FUENTES AMARGAS DE LA TAHA DE PITRES
El color rojo tiñe las aguas de la Fuente Agria y, ante semejante colorido, es fácil imaginarse un gigante desangrándose en el corazón de Sierra Nevada. Pero no es así. Si acercamos los labios al líquido notaremos inmediatamente un sabor ferruginoso, amargo, intenso, como a gaseosa. Los nacederos de agua corretean por las vetas de mineral de hierro en las entrañas de la tierra y luego salen y se dispersan por las acequias y los arroyuelos de la Taha de Pitres, hasta que caen a las aguas del río Trevélez.
Localización e inicio: Área recreativa del Chorreón, en la carretera de Pórtugos a Busquístar
Provincia: Granada. Comarca o zona: Alpujarra Occidental, al sur de la capital
Horario estimado: Tres horas
Dificultad: Fácil, aunque hay algún sendero pronunciado
Desnivel: 300 m
Cartografía: Editorial Alpina. Sierra Nevada y la Alpujarra, 1:40.000
LA RUTA
Aparcaremos en la ermita de la Virgen de las Angustias, a la derecha de la carretera según se sale de Pórtugos. Al lado se halla, hundida, la apreciada fuente, con sus ocho caños vomitando constantemente un agua encarnada. El lugar, sombrío, reboza olor a óxido y a hierro porque el agua contiene un alto contenido en limonita que la hace muy apreciada por sus beneficios medicinales. Según se dice, mejora el funcionamiento del riñón y del hígado. Cruzaremos la carretera hacia el área de recreo para descender a la cascada del Chorreón usando sus 83 escalones. Es como si bajáramos a los infiernos. De repente las salpicaduras de agua rojiza tapizan las paredes del congosto por donde discurre el arroyo. No nos es difícil sentirnos como Pedro Antonio de Alarcón en su libro de viajes “La Alpujarra”, donde se imaginó toda suerte de escaramuzas, matanzas y huídas durante las rebeliones moriscas.
Luego de verla retrocedemos a la carretera y la seguimos hasta Pórtugos. Buscaremos el mirador y descenderemos para tropezarnos con la hondonada que ha excavado el barranco del Castañar. Precisamente en un cruce veremos un magnífico ejemplar de castaño. Seguiremos hacia el sur para entrar en Artalbéitar por su lavadero. Es, éste, el típico pueblo alpujarreño: blanco, pequeño, de casas bereberes con tinaos y callejuelas empinadas y una plaza con fuente. Lo cruzamos y bajamos por el camino de la fuente de Atalbéitar, que nos lleva a Ferreirola, rodeado de bancales. Giramos hacia la izquierda y salimos tomando el camino de la Era del Trance, pasando por uno de los rincones más hermosos de la Alpujarra: la fuente de la Gaseosa. Si nos amorramos notaremos que el sabor del agua es muy parecido a la conocida bebida. Después de descansar saldremos a la solana para recorrer a grandes pasos las faldas de Panjulia, donde se encaja el río Lanjarón. Es un camino de herradura que desemboca en una pista. Tomaremos la opción de la izquierda para salir a la carretera de Pórtugos y volver al inicio de la ruta.
LAS FUENTES AMARGAS DE LA TAHA DE PITRES
EL PONTÓN DE CORCOYA
La naturaleza es caprichosa y el agua una de las herramientas de las que se apoya para modelar, a su antojo, el paisaje. A veces el resultado es esperado: un acantilado, un meandro, un canchal…, pero a menudo la naturaleza nos sorprende y nos regala una imagen maravillosa. Como el Pontón de Corcoya, un puente natural bajo el cual se resbalan las aguas del arroyo del Pontón, atravesando un paredón estrecho que se ha usado desde tiempos inmemorables para cruzar de Jauja a Badolatosa.
Localización e inicio: Ermita de la Fuensanta, en las afueras de Corcoya
Provincia: Sevilla. Comarca o zona: Sierra Sur de Estepa, en la confluencia entre las provincias de Sevilla, Málaga y Córdoba
Horario estimado: Una hora y media.
Dificultad: Fácil, aunque hay algún sendero pronunciado y algo perdedor en las inmediaciones de la Cabrera.
Desnivel: 130 m
Cartografía: Mapa del Ejército, hoja 16-41, 1:50.000
LA RUTA
Saldremos del aparcamiento de la ermita de la Fuensanta, un edificio levantado en el siglo XVIII. La virgen goza de una gran devoción, y en la romería del 8 de septiembre Corcoya se transforma en una aldea concurrida. El lugar tiene su magia, plagado de leyendas y hechos históricos. En las cuevas adyacentes vivió José María el Tempranillo, un bandolero que fue indultado precisamente en la ermita. En las cercanías hay un sinfín de ruinas de las antiguas minas, que se cerraron después de un terrible accidente donde perdieron la vida cerca de 300 mineros. Nosotros nos encaminaremos precisamente hacia ellas por una pista que por su color rojizo ya nos indica la presencia del mineral de hierro. Al cabo de 200 m desestimaremos en un principio la bifurcación que por la izquierda se adentra en el olivar. Luego, de vuelta, la cogeremos.
Avanzaremos hacia el Norte, viendo algunas construcciones mineras en la ladera sur, donde domina la retama y el olivar. La pista se acabará junto a los restos de un edificio. Es hora de encaramarnos al sendero que nace por detrás de las ruinas. Estaremos al tanto de no salirnos de él, puesto que hay algunas bocas y pozos de las galerías aún abiertos. Armados de paciencia, iremos subiendo hasta un mirador, donde descansaremos para poder admirar el meandro del Genil, junto a Isla Víbora. Luego seguiremos subiendo por una cornisa, pisando el sendero hasta la cumbre de la Cabrera, desde donde se otea la sierra de Rute. Volveremos desandando el camino hasta la bifurcación cercana a la ermita. Allí giraremos a nuestra izquierda, cruzaremos un olivar y nos desplomaremos hacia el arroyo del Pontón. Desde arriba veremos el puente natural, pero si queremos observarlo desde el lecho tendremos que pasar el puente y bajar por un sendero empinado, a la izquierda. La vuelta la haremos subiendo por el camino de bajada.
EL PONTÓN DE CORCOYA
DE ALGÍMIA A SEGORBE POR LA VÍA VERDE
El ferrocarril de Sierra Menera enlazaba el puerto de Sagunt con las minas de Ojos Negros mediante una caprichosa línea de vía estrecha paralela a la convencional entre Valencia y Teruel. Parece absurdo, pero la empresa minera no tuvo otra idea que construir una línea de 205 km en 1907 que llevara el mineral de hierro desde los yacimientos hasta Sagunt, debido a las altas tarifas que la Compañía del Ferrocarril Central de Aragón quería cobrarles por el uso de su línea férrea, ya existente. En los años sesenta la demanda de mineral para la planta siderúrgica saguntina decreció y la línea fue suprimida en 1972. Ahora es una magnífica Vía Verde, con viaductos y trincheras entre naranjos.
Localización e inicio: Algímia d’Alfara esta comunicada con Sagunt por A-23 (salida 14, Torres-Serra)
Provincia: Castellón. Comarca o zona: Serra Menera
Horario estimado: Tres horas y media o cuatro
Dificultad: Fácil
Desnivel: 105 m
Cartografía: IGN hojas 668-1 y 668-2 (Sagunt y Soneja), 1:25.000
Observaciones: Podemos volver a Algímia en tren desde Segorbe.
LA RUTA
Saldremos de Algímia d’Alfara tras la carretera de Valencia donde pronto alcanzamos una rotonda. Allí giraremos hacia la derecha para pasar bajo el puente de la vía en activo. Continuaremos unos metros por esta carretera que también corta el trazado de la cercana vía minera, nuestro objetivo. Allí comenzaremos a disfrutar de este camino llano pegado a la ladera de la montaña. Cuando las trincheras nos lo permitan, desde la vía se podrá observar el mar verde y lustroso de los naranjales y los huertos de las cercanías de Algímia.
De repente nos encontraremos la primera obra de ingeniería ferroviaria destacable: el pont d’Arguines, que salva la hundida rambla de Somat con elegancia, usando sus 16 m de altura. La vista se vuelve de un verde esponjoso allí donde lucen los puentes férreos, bien juntitos. Nuestra ruta sigue entre trincheras que se alejan de Algar de Palància y el Sot de Ferrer, el último pueblo catalanoparlante. Entramos en el Castellón castellanohablante, en la comarca del Alto Palancia que tan bien describió Espinàs. Es una zona tranquila y poco frecuentada por los turistas, que conserva la vida tradicional y de relación que tienen los pueblos milenarios. En las noches de verano la gente sale a la fresca, sacando sus sillas para comentar las habladurías del día a día. Las obras de la autovía han destruido algunos tramos de la Vía Verde, que se ha acondicionado fuera del trazado original. Pasado Soneja las dos líneas se unen y van de nuevo paralelas, en un reto que a sus constructores les debería parecer una rivalidad sana. En este último trayecto es donde aparece un viaducto impresionante, el cual, como su hermano gemelo, se diseñó para salvar el barranco de Rovira. Dos kilómetros después llegaremos a la estación de Segorbe.
DE ALGÍMIA A SEGORBE POR LA VÍA VERDE
EL CASTILLO DE TOU
El castillo de Tou controlaba el paso del Cinca por L’Aínsa desde el sur. Ahora, sus esqueléticas ruinas son un buen nido desde el cual observar el centro de los Pirineos, con la fantástica Peña Montañesa como centinela perpetuo. Desde esas alturas, e incluso durante toda la ruta, la visión del río embalsado es preciosa. La lástima es que esa construcción despobló la ribera, como por ejemplo el pueblo de Morillo de Tou, que ha sido rehabilitado por Comisiones Obreras como centro de vacaciones.
Localización e inicio: El camping de Morillo de Tou está a pie de la carretera de Basbastro a L’Aínsa, unos quilómetros antes de llegar a esta población
Provincia: Huesca. Comarca o zona: Sobrarbe
Horario estimado: Dos horas y media
Dificultad: Fácil
Desnivel: 239 m
Cartografía: IGN hojas 211 y 211-4 Aínsa y Boltaña, 1:25.000
LA RUTA
Buscaremos una puerta en el cercado cercana a los bungalows. La franqueamos para tomar un sendero marcado de hitos que discurre por la cara sur de una falda, siempre en leve ascenso. Rodeados de pinares salpicados de cadas, aulagas y encinas, llegamos a un cruce de senderos, con una flecha que hacia el N indica Torre de Tou o el Cotón (25 min). Tomamos esa derivación y nos armamos de tesón para ir superando rampas por una solana que enseguida se cubre de encinar, donde el sendero se desdibuja y nos guían unas marcas fluorescentes.
Poco a poco superamos todos los obstáculos hasta alcanzar los restos de la fortaleza del siglo X-XI, una acumulación de cascotes caídos: los desprendimientos de las murallas y las torres. Procurando no caer ascendemos por ese pedregal y alcanzamos un mirador natural estupendo (45 min). La vista abarca buena parte del curso del Cinca a su paso por el Sobrarbre, la Peña Montañesa, las Tres Marías y las Tresorores culminadas por el Monte Perdido. Cerca están las ruinas de la iglesia, donde sobrevive el campanario, en estado ruinoso. Hemos de volver al cruce del castillo. Una vez recuperado el sendero del primer tramo giramos hacia la derecha para continuar rumbo a L’Aínsa, entre quejigales, trazado arreglado recientemente para avanzar sin problemas hasta una pista ancha (1h 20 min), donde el camino de L’Aínsa gira a la derecha. Es hora de volver a Morillo. Por tanto giraremos a la izquierda pasando cerca de las ruinas de una borda. Bajamos entre bancales ahora cubiertos de pinar y nos encontramos una bifurcación, marcada de PR-HU-70. Desestimamos el camino de la derecha y continuamos perdiendo altitud hasta el cruce con un sendero que viene por la izquierda. Lo tomamos: claramente baja a Morillo, dejando a la derecha una balsa de abastecimiento de agua. Con rapidez llegamos a la verja del camping. La cruzamos por otra puerta y giramos a la izquierda, hacia el edificio del agua potable, desde donde nos será fácil llegar al punto de partida.
EL CASTILLO DE TOU