Iniciamos la serie de las mejores rutas por nuestra geografía de la mano de Hi-Tec en un lugar que en otoño es especialmente mágico: el reino forestal y geológico del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, en el Pirineo Aragonés.
Montañas de leyenda entre seductoras selvas de hayas y abetos, cumbres con historia adornadas con cascadas de ensueño, senderos sugerentes colgados en abismos de piedra… Un paisaje único que nos disponemos a contemplar desde una de las rutas con más panorámicas de todo el valle: la Ruta del Mirador del Tozal del Mallo.
Situación: macizo de Mondarruego, en el valle del río Arazas.
Punto de partida y llegada: Pradera de Ordesa.
Altitud: 2.250 m
Distancia: 10,4 km (ida y vuelta).
Desnivel positivo: 970 m
Cartografía: Alpina 1:40.000 Ordesa y Monte Perdido.
El Tozal del Mallo es una pieza esencial en el museo geológico y ambiental del valle de Ordesa, un altar de relicarios de piedra que desafían todas las leyes de la verticalidad, territorio de aventura para escaladores y espléndido mirador natural sobre la gran cuenca glaciar del río Arazas y sus grandiosas arquitecturas calcáreas.
El principio del recorrido, hasta el Circo de Carriata, coincide con el inicio de varios itinerarios clásicos en el sector occidental del parque nacional. La ruta sale del aparcamiento de la Pradera de Ordesa dirección Torla, pasa el Centro de Interpretación, y a los cinco minutos aparece a la derecha el emboscado sendero del Circo de Carriata-Tozal del Mallo.
La subida comienza suave en el bosque de hayas y abetos y poco a poco aumenta el desnivel, hasta que sale del arbolado y aparece el desvío de la Faja Racún hacia la derecha, un bonito sendero que lleva al Circo de Cotatuero por los pies de los grandes cíclopes de piedra. El camino pasa el arroyo que canaliza la escorrentía del anfiteatro glaciar de Carriata y emprende la ascensión por las clavijas de Salarons, dividas en dos tramos bien protegidos y bastante sencillos sin vértigo, pero exigen precaución, elasticidad y confianza para evitar resbalones. El sendero también ofrece la posibilidad de subir sin necesidad de tocar los hierros rodeando el muro de las clavijas por la derecha, un poco más largo y también con una zona rocosa que requiere mucha atención. En cualquier caso ambos caminos salvan el escalón del circo y se juntan de nuevo en el límite superior de una amplia pradera empinada camino de la Faja de las Flores, los Llanos de Salarons, los Gabietos, el Taillón, la Brecha y otros territorios de la alta montaña de Ordesa. Antes de unirse sale una senda a la izquierda por la Faja de Mondarruego que lleva al collado abierto entre la afilada cumbre del Tozal del Mallo y la Punta Escuzana. La ascensión es suave y en unos minutos surge el inmenso espectáculo del valle del Arazas poblado de bosques, cascadas, cumbres y torreones calcáreos superpuestos en la sugerente estratificación característica de los relieves de Ordesa, una naturaleza única y universal.
Por Juanjo Alonso
Fotografías: Mikael Helsing
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