En las pequeñas mochila que llevamos para salidas de medio o un día hay objetos que no pueden faltar, pero que a veces se quedan incomprensiblemente en casa. Éste es nuestro abecedario práctico, sencillo y ligero para acertar sin sobrecargarnos.
A: Agua. Un litro como mínimo por persona no está de más. En este otoño-invierno tan suave podemos pasar más calor del previsto y deshidratarnos o encontrar una fuente seca (en algunas zonas no llueve de manera significativa desde marzo). Si además llevas un termo de medio litro con bebida o caldo caliente, mejor.
B: Bastones. Por corto y fácil que sea el recorrido, los bastones prolongarán la vida de tus rodillas. Si tienes más de 40 años ni lo dudes y hazte con un segundo par ultraligero, para que no te dé pereza usarlos en paseos breves.
C: Cerillas antitormenta o mechero. Imprescindibles si nos sorprende la noche y tenemos que refugiarnos en algún aprisco. Ojo: una cosa es hacer una pequeña hoguera en un sitio seguro y sólo por razones de emergencia y otra es encender fuego en un sitio peligroso (muchos bosques están muy secos este año).
CH: Chaqueta o chubasquero impermeable-transpirable. Es la prenda más importante de nuestro equipo. Nos protege de dos agentes meteorológicos responsables de la mayoría de las hipotermias: el agua y el viento. La sensación de desprotección es brutal cuando no la llevamos y comienza a llover o hace mucho aire. Prefiere que su impermeabilidad supere los 10.000 milímetros y que no incluya relleno térmico.
E: Esparadrapo de tela. Para pequeñas reparaciones textiles y primeros cuidados de problemas en la piel, como ampollas o cortes.
F: Forro polar. Ligero y a ser posible sin membrana para que transpire bien en las cuestas o cuando tengas que superponerle una chaqueta.
G: Guía de senderos. Un pequeño libro que detalle el recorrido te hará ir más seguro y te proporcionará más disfrute durante su lectura que cualquier hoja impresa desde Internet. No seas tacaño: los 15 euros de media que cuestan, suelen valer la pena y conocerás muchos sitios nuevos.
M: Manta de supervivencia gruesa (200 gramos y plateada). Doblada en el interior de la espalda de la mochila, acolchará y puede protegernos de lluvia, frío o permitirnos sobrellevar una pernocta imprevista. La dorada de 50 gramos es demasiado frágil.
P: Pastillas potabilizadoras. No pesan casi nada y las agradecerás si os quedáis sin agua por alguna razón y hay que cogerla de algún sitio poco limpio. Deben ser eficaces contra virus y protozoos, no sólo contra bacterias.
T: Teléfono móvil. Apagado para conservar la batería por si hay una emergencia y con el PIN quitado para que lo pueda usar cualquiera simplemente encendiéndolo.
S: Sentido común. Sí, ya sabemos que no es un objeto o material, pero no olvides llevarlo siempre contigo. Evita los grupos grandes: son ruidosos y no constituyen precisamente la manera más idónea de transitar por espacios naturales valiosos. Tampoco líes a amigos inexpertos con niños en grandes caminatas. Incluye siempre un mapa 1:25.000 en papel (pero de los de verdad y no descargado desde internet), pregunta en los cruces de caminos si dudas y cambia la actividad a recorridos en menor altura o más cortos si el tiempo no va a ser bueno.