Solemos asociar viaje en bicicleta a alforjas. Y así es. No obstante, esta manera de moverse tiene un factor limitante: torna la bicicleta más pesada, la conducción menos ágil y la carga se convierte en un elemento externo al conjunto máquina-ciclista, con la consiguiente pérdida de compacidad. Además, todo ello hace que el generoso espacio que proporciona cada alforja nos active el sentido preventivo e incite a cargar material innecesario, pero absolutamente imprescindible cuando pensamos en todos los “porsidecasos” que nos vienen a la mente. La alforja es la solución inigualable para viajes de larga distancia o itinerarios en que las condiciones obligan a cargar material para realizarlos con ciertas garantías de éxito.
Ahora bien, existe otra manera de entender el viaje, cuando los recorridos exigen evitar cargas suplementarias. Es lo que entendemos por bikepacking, término que en nuestra cultura ciclista y debido a la ausencia de esta práctica, carece de traducción. Según la ortodoxia anglosajona, el bikepacking se define como turismo en bicicleta de montaña (y por montaña, obviamente). El término todavía está abierto a aportaciones. Hay voces que argumentan que el bikepacking, próximo al backpacking, es aquel ciclismo de montaña autosuficiente y que carga para pasar al menos una noche fuera de casa al aire libre. En cualquier caso, los orígenes se remontan a finales del siglo XIX, con algunos destacamentos del ejército norteamericano.
Bikepacking permite viajar ligero y disfrutando al máximo de la bicicleta. El uso de unos sistemas de bolsas específicas para la bicicleta permite poder rodar por todo tipo de terrenos, lejos del asfalto, desde pistas a sendas más técnicas o trialeras. En su concepto se incluye reducir al mínimo el equipaje. Todo ello permite viajar con una bicicleta manejable en todo tipo de terreno.
Las bolsas
El bikepacking prescinde de portaequipajes y aprovecha todos y cada uno de los rincones de la bicicleta para ordenar la carga: bajo el sillín, el manillar o el triángulo principal del cuadro son los principales espacios disponibles. También en el tubo superior o en los laterales de la horquilla, si ésta lo permite. La bicicleta va “llena”, pero conformando un todo compacto, que evita movimientos indeseados. Según la longitud del recorrido y las condiciones, ajustaremos la carga y añadiremos o no bolsas a nuestra bicicleta. En condiciones normales y para itinerarios de una semana, podremos pasar con la bolsa del sillín, la del manillar y, como máximo la que se fija al tubo superior. Para un fin de semana, probablemente tengamos suficiente con la de sillín.
La bicicleta de bikepacking
Aunque inicialmente, como hemos dicho, el bikepacking se asoció a la bicicleta de montaña, hoy en día se focaliza más en el concepto que define una manera de viajar. Por ello, el bikepacking abre un abanico de posibilidades al ciclista, sea cual sea su disciplina, que quiera emprender un viaje de forma ligera y ágil, o hasta plantearse algún proyecto deportivo que se extienda más allá de una jornada. En cualquier caso, las bolsas de bikepacking son aptas para todo tipo de cuadro, incluso de carbono, a diferencia de las alforjas, que requieren portaequipajes. Te puedes iniciar con cualquier tipo de bicicleta, aunque obviamente las hay que están más preparadas y diseñadas para ello. Veamos:
Bicicleta de carretera y ciclocross
De las diferentes opciones de la bicicletas de carretera, la más indicada para largas distancias y cargar con este tipo de bolsas, por su estabilidad y nobleza de conducción es la conocida como Granfondo. Se trata de una tipología en auge en los últimos tiempos, con una geometría menos agresiva y una posición de conducción más confortable.
La bicicleta de ciclocross puede ser una alternativa cuando se quiere tocar tierra en buen estado, aunque su geometría pensada para circuitos revirados la convierte en una bicicleta nerviosa y de un rigidez que pasa factura con el transcurso de los kilómetros.
Bicicleta de gravel
Como alternativa a la citada de ciclocross está la bicicleta de gravel, o gravilla. Una montura pensada para rodar durante horas, más noble estable y cómoda que la de ciclocross. Además, admite rueda más ancha, hecho que proporcionará mayor confort y control cuando la bicicleta vaya cargada.
Bicicleta de montaña
Las hay para todos los gustos, pero las mejores opciones para viajar por montaña son las totalmente rígidas o las de doble suspensión estilo cross-country. Esta segunda opción mantiene al ciclista en una posición de pedaleo muy correcta y su diseño está pensado para absorber las irregularidades sin restar eficiencia. Idóneas para travesías muy montañeras y para protegerte de los impactos.
Fat bikes
El último grito aquí, aunque en Estados Unidos llevan años con estos engendros. Se trata de la versión de ruedas gordas, que nacieron como solución para el pedaleo por la arena y nieve sin grandes desniveles. Aunque empiezan a verse por montaña, más por moda y estética que por eficiencia, estos "tractores" son divertidos en descenso y una carta segura si lo nuestro son los paisajes desérticos o árticos. En la cultura "yanki" esta bicicleta va estrechamente asociada a la filosofía de bikepacking por lo que contiene de aventurera en su ADN.
Tipos de bikepacking
El bikepacking abre un abanico de nuevas posibilidades, sobre todo a los ciclistas más fanáticos y a los que les gusta viajar o rodar de forma ágil y rápida. Caminos que antes eran impensables de hacer durante un recorrido largo o de un viaje, ahora y con esta filosofía, ya son más factibles. Destinos que antes no entraban en nuestras agendas por su dificultad de acceso cargando las alforjas, ahora ya lo van a estar. Ya sea con la bicicleta de gravel, la de montaña o la de carretera, seguro que se abren nuevos retos en vuestros calendarios.
Las formas más estándares en las que podríamos dividir las distintas formas de bikepacking podrían ser: las salidas de fin de semana, los viajes de varios días o semanas y las pruebas de autosuficiencia.
Salidas de fin de semana
Nos permite plantearnos vueltas más o menos exigentes con equipaje muy ligero y sin necesidad de montar o tener una bicicleta específica para esta actividad. Para tiempo cálido, donde se requiere poca ropa, con la bolsa trasera, la de sillín, será más que suficiente para cargar el equipaje. Este pequeño bulto queda camuflado bajo el sillín de cualquiera de nuestras bicicletas. Así, podremos cumplir el sueño de realizar una vuelta circular de dos etapas por carretera, algo difícilmente planteable si no engañábamos a un amigo para el traslado del equipaje.
Lo mismo para salida de BTT o de gravel.
Viajes de varios días
Los viajes de mútliples etapas requieren más equipaje. En este caso, entran en juego diversos condicionantes: factores ambientales, los cuales nos obligarán a escoger una indumentaria u otra con la correspondiente diferencia de peso y volumen. También tendremos que decidir si llevamos saco y tienda, o saco de sábana para albergues y refugios, o sólo la muda y dormimos en confortables hoteles, hostales y casas rurales. Y por último, cómo organizaremos la logística de la alimentación. ¿Hornillo, bares, restaurantes, supermercados y bocadillos? Esta última elección dependerá de nuestra economía, filosofía del viaje y condiciones del destino (no es lo mismo pedalear por Islandia, donde se recorren centenares de kilómetros sin ver un alma, que un viaje alpino o un viaje por el África subsahariana). En cualquier caso, las bolsas de bikepacking presentan la suficiente capacidad para "engullir" nuestro equipaje, repartiéndolo, ahora sí, por la bolsa de sillín, la de manillar, la del cuadro y las demás bolsas secundarias "satélites", donde organizaremos lo que queramos tener más a mano, como barritas, recambios y herramientas, móvil o cámara de fotos.
Pruebas de autosuficiencia
Una prueba de autosuficiencia es una carrera, competitiva o no, con una estructura mínima. Se realizan en autosificiencia, lo que significa que los participantes no pueden recibir ayuda externa, o sea que cada uno debe preocuparse de su comida, sus pernoctaciones, la mecánica de la bicicleta y resolver cualquier otro contratiempo que le pueda surgir en ruta.
Hay organizaciones de todo tipo, algunas que ofrecen tan sólo el track o recorrido a seguir y un día y lugar donde tomar la salida (en algunas ni tan siquiera hay personal de la organización), otras que por lo contrario facilitan a los participante servicios previos y posteriores a la prueba, ya sea de tipo alojamiento, transporte, comidas, etc.
En general, hay una ruta predefinida y un track a seguir de forma obligatoria, aunque también hay pruebas que marcan unos puntos de paso obligados y la ruta entre ellos es libre. En la mayoría de pruebas encontramos un reglamento, más o menos detallado, pero sobretodo una especie de "pacto de caballeros" para seguir el recorrido sin recortar o cogiendo vías más rápidas a la propuesta.
Algunas organizaciones empiezan a usar sistemas de seguimiento por GPS de los participantes mediante plataformas diseñadas para ello, con lo que se puede verificar que van por la ruta obligada. Otros métodos usados para verificar que se ha realizado la prueba completa, es mediante el envío del track registrado durante los días de la carrera a los organizadores para que autentifiquen su participación.
Aunque el origen de este tipo de pruebas y donde están más popularizadas en los EEUU, en los últimos años han ido apareciendo pruebas de este tipo en Europa. Los checos fueron los primeros en importar el concepto con la organización de la 1000 Miles, aunque a esta le han seguido unas cuantas más en España, Italia, Alemania, Francia, Escocia, Suiza o Finlandia.
Actualmente podeis encontrar diversas web donde encontrar información de todas estas pruebas.