¿Te suenan la Pierra Menta, la Mezzalama o la Patrouille des Glaciers? Si eres un apasionado del esquí de montaña, seguro que sí. Las carreras por equipos son, sin duda, las que mejor representan la esencia de este deporte: recorridos espectaculares, un ambiente sin igual y muchas horas compartidas con alguien que acabará siendo especial. He aquí algunos consejos para evitar o superar los imprevistos de la mejor manera posible.
¿Con quién corro?
La carrera empieza con la elección de esa media naranja con la que vas a experimentar alegrías, desventuras, subidones y bajones. La confianza y el conocimiento mutuo es la clave del éxito, así que procura elegir a alguien con el que te lleves estupendamente y que tenga los mismos objetivos que tú. Dos características que debe tener el compañero ideal son la empatía y el optimismo.
Entrena con tu pareja
Como más os conozcáis sobre el terreno, mejor os compenetraréis en la carrera. Entrenar juntos es una manera ideal de valorar vuestro nivel físico y técnico de primera mano. Os permitirá ajustar el paso, el ritmo, y motivaros a mejorar juntos para lograr el objetivo marcado. Además, conocer de antemano las fortalezas y debilidades del equipo es esencial para buscar maneras de compensarlas entre los dos. Aprovechad para compartir trucos y experiencias, ¡siempre es enriquecedor!
Estrategia de equipo
Ayuda y déjate ayudar. Lo bueno de correr por equipos es que hay dos cabezas y cuatro manos. ¡Saquémosles partido al máximo! ¿Tu socio es un pro del alpino? Que marque las bajadas. ¿Tú dominas más los cambios? Recoge los bastones y ábrele el gel a tu compañero. Es muy importante hacer una buena gestión conjunta de la carrera, es decir, encontrar un ritmo en el que los dos os sintáis cómodos. También es primordial alimentarse e hidratarse constantemente para evitar una pájara monumental que puede acabar perjudicando al equipo.
Planificación x 2
La mayoría de veces, las cosas no suelen salir como se habían previsto, pero lo cierto es que tener un plan de base nunca está de más. Estudiad el recorrido juntos y decidid qué, cómo, cuándo y cuánto, empezando por el material y acabando por el avituallamiento. Imaginaos en las situaciones más inverosímiles para meditar una solución de antemano. Romper el material, tener problemas con las pieles o una visita del hombre del mazo, son cosas que pueden pasar perfectamente durante una prueba tan larga y técnica.
Hablar y escuchar
Lo cierto es que compitiendo no se puede estar de cháchara, pero es vital comunicar entre compañeros. ¡Siempre es mejor decir que sufrir! Un “afloja” o “barrita” antes de que sea demasiado tarde pueden ser el secreto del éxito de vuestra carrera. Por otro lado, es fundamental saber escuchar. Sed comprensivos e intentad ayudar al otro en todo lo que podáis.
¿Estirar o no estirar?
Ésa es la cuestión. Lo de llevar una cuerda para estirar al compañero en el hipotético caso de que uno baje mucho el ritmo es muy personal. Se tiene que hablar largo y tendido sobre si apetece usar esta técnica en la que tanto sufre el que estira como el estirado. En caso afirmativo, mejor determinar con antelación en qué situación sacar el instrumento de tortura. Mi consejo: estirar solamente si uno se siente mucho más fuerte que el otro y nunca al principio del recorrido. Es muy importante probar la cuerda por adelantado para encontrar el buen compromiso entre elasticidad y rigidez, determinar los puntos de anclaje, así como la longitud, que deberá ser suficiente como para poder hacer una vuelta maría cómodamente.
Actitud positiva ante todo
El optimismo y la paciencia son la base para que todo fluya como debe. De nada sirve ponerse a gritar ante un problema, ¡nadie lo ha buscado y probablemente tu compañero esté igual o más frustrado que tú! Si, por desgracia, ocurre algún contratiempo, tranquilizaos y dadle vueltas a vuestras dos cabezas para encontrar una solución. Si seguís sin encontrarle el lado positivo a la situación…pensad que siempre os servirá de experiencia para que no os pase en la próxima competición.
Disfrutad
¡Las carreras por equipos son una experiencia inolvidable! No hay nada mejor que poder compartir horas de pura montaña, recorriendo conversiones, aristas, canales y bajadas, con un buen amigo. Suelen ser las pruebas con más ambiente, así que, sí, vas a sufrir, pero seguro que también te lo vas a pasar en grande. ¡No hay duda de que acabarás con un montón de historietas para contar en tus sobremesas!