Alberto Zerain ya está en el campo base del Nanga Parbat, al pie de la impresionante pared del Diamir. Aunque su intención era montar el campamento al pie de la arista Mazeno, objetivo principal de la expedición, las autoridades pakistaníes les han obligado a acampar en el campo base normal de la cara Diamir por motivos de seguridad. “Estamos con cuatro policías armados con kalashnikovs, uno por expedición”, nos comentaba Alberto nada más llegar. El aumento de la seguridad es patente desde que en junio de 2013 se produjera un ataque terrorista en el campo base que se saldó con 11 alpinistas asesinados. Alberto, que ya intentó la arista Mazeno en 2011 ha percibido claramente el cambio, “Antes solía haber algún que otro policía, pero no le daban tanta importancia. Ahora no te dejan solo”.
Aunque está a más de 4.000 metros de altura, el campo base de la cara Diamir se asienta sobre una pradera de hierba de alta montaña, en lugar de sobre una morrena, como suele ser habitual en los demás ochomiles. Es uno de los más cómodos en los que ha estado Alberto, “aunque el del Annapurna también estaba muy bien”, matiza. Sin embargo, la ubicación de este campo alarga significativamente el acceso al pie de vía de la arista Mazeno. “Desde aquí tenemos que descender dos horas hasta la zona donde comienza la ruta”. Un comienzo de vía que ya han tenido ocasión de vislumbrar esta mañana, durante la aproximación al campo base.
“Entraremos en la vía en cuanto podamos” declara Alberto, recién llegado al base. Tanto él como Mariano tienen muchas ganas de tantear la ruta y se muestran optimistas. De momento, sin embargo, aún no tienen consigo todo el material para montar el campo y ni siquiera saben cuánto más les va a llegar. “Nos han abierto un bidón y nos han robado comida de alta montaña. Lo hemos encontrado medio vacío, —declaraba Zerain con resignación — cuando llegue el resto sabremos cuánto nos falta”.
Karakorum Highway
La aproximación al Nanga Parbat es más corta que la que requieren la mayoría de los demás ochomiles, pero los tres días que a Alberto Zerain le ha llevado llegar hasta el campo base, han sido muy intensos. Zerain y Galván comenzaron el viaje por carretera, enfilando la impresionante Karakorum Highway, la carretera pavimentada internacional que alcanza mayor altitud en el mundo y la segunda más larga. Claro que decir “pavimentada” es mucho decir.
Después de 16 horas de autobús, el primer contacto con la burocracia sobre el terreno se produjo en la localidad de Chilas. Allí, varios policías entretuvieron durante horas a todos los alpinistas que se dirigían al Nanga. “Nosotros queríamos haber salido a las tres de la mañana para evitar el sol, pero no nos dejaron en paz hasta las doce y media de la noche”, nos contaba Alberto.
Una vez solucionado el papeleo de última hora, Zerain y Galván continuaron viaje en todoterreno hasta Diameroi, a dos horas de camino. Desde allí han caminado durante dos días, siempre ganando altura, hasta alcanzar esta mañana el campo base de la cara Diamir, a 4.200 metros y a la sombra de la gran arista Mazeno, su objetivo durante las próximas semanas.