El Shisha Pangma sigue sin arrojar pistas del alpinista búlgaro Boyan Petrov, desaparecido desde hace una semana en sus laderas. Las malas condiciones meteorológicas no han permitido su búsqueda activa durante las últimas jornadas, pero ahora que los cielos se despejan tímidamente se ha puesto en marcha un operativo de rescate, protagonizado principalmente por un equipo chino que cuenta con alpinistas y dos helicópteros.
La operación se ponía en marcha esta mañana, aunque el viento soplaba más fuerte de lo esperado, por lo que el ritmo de actividad será bajo. Los alpinistas, tres chinos y tres sherpas, han alcanzado el segundo campo de altura, situado a 6.900 metros, mientras los dos aparatos de la compañía Simrik Air permanecen en tierra a la espera de una oportunidad para el reconocimiento desde el aire.
Petrov, de 45 años y diabético, partía en dirección a la cumbre el 29 de abril, dejando el campo base con ambición y mejor aclimatado que sus compañeros de expedición, que regresaban al pie del Shisha tras pasar algunas noches en altura. El 3 de mayo, el búlgaro era visto por última vez sobre los 7.300 metros, sin botellas de oxígeno y con la mirada puesta en los 8.013 metros, donde la montaña revela su última incógnita. Tanto el Gobierno chino como el búlgaro se han volcado en la organización del rescate. El Primer Ministro de Bulgaria, Boyko Borissov ha confirmado que se encuentra en comunicación directa con las autoridades de Nepal y China y con la familia de Petrov para coordinar todas las acciones y enviar otro helicóptero especialmente diseñado para los reconocimientos en altitud.
Por su parte, Rasdoslava Nenova, la mujer de Boyan ha creado una cuenta para sufragar los gastos de las operaciones. Si alguien desea colaborar, estos son los datos:
Radoslava Georgieva Nenova
BG32 UNCR 7000 1523 2695 49
UniCredit Bulbank UNCRBGSF
No hay imposibles
“No sé lo apropiado que es, pero tenía que hacerlo”, comenta Radoslava. “Quizá con el tiempo la compañía de seguros consiga recupera el dinero necesario para el rescate, pero eso no me sirve ahora”, reconoce la esposa del búlgaro, que también se sincera sobre lo que significa convivir con un ochomilista. “Ser la esposa de Boyan siempre ha sido un honor y un castigo al mismo tiempo. He pasado los últimos días con insominio, no porque espere noticias en silencio, sino porque no puedo dejar de hacer cosas que pongan más sencillas las labores de rescate”.
Gracias a su impulso, el gobierno de su país utilizará uno de sus satélites para realizar fotografías de las laderas del Shisha en busca de señales. “Este mundo está lleno de gente buena y de posibilidades, ¡qué nadie me diga que es imposible!”
