Lina Quesada regresará al Dhaulagiri en primavera

La alpinista sevillana partirá en abril en busca de su sexto ochomil.

Jorge Jiménez Ríos

Lina Quesada regresará al Dhaulagiri en primavera
Lina Quesada regresará al Dhaulagiri en primavera

El 13 de mayo de 1960 una fortísima expedición suizo-austríaca lograba poner a seis hombres en la cima del Dhaulagiri por primera vez en la historia. Diemberger, Schelbert, Diener y Forrer, junto a los sherpas Nyima Dorje y Nawang Dorje, dinamitaban los misterios de la “Montaña Blanca”, que con 8.167 metros ocupa el séptimo lugar entre las cumbres más altas del planeta. Lo conseguían bregando por la arista Noreste de esta pirámide resplandeciente, muy dada a la nieve fresca y a la meteo cambiante.

Esa ruta primigenea será la que siga Lina Quesada la próxima primavera, en un intento por añadir un nuevo apartado a su currículo en el Himalaya. El pasado otoño hollaba el Manaslu –sin utilizar oxígeno suplementario–, uniéndola al Everest, Cho Oyu, Gasherbrum II y Broad Peak en el listado de gigantes de roca y hielo que han sucumbido al empuje y el optimismo de la alpinista andaluza.


El Dhaulagiri, la montaña resplandeciente.

Segundo intento al Dhaulagiri
Será en abril cuando Lina vuele en dirección a Katmandú para su segundo envite al Dhaula. Ya lograba alcanzar el tercer campo de altura en 2007, un año trágico en la montaña que daba al traste con sus intenciones de cumbre para darle la oportunidad de demostrar esa solidaridad propia del alpinismo de vanguardia. Su compañero de expedición, el italiano Sergio Dalla Longa fallecía tras salírsele una fijación a poca distancia de la cima, un brutal tributo cobrado por las nieves, tras el que se iniciaba un descenso agónico hacia el Campo Base. “Bueno, yo no sé si yo hubiera llegado a la cima ese año, pero éramos un equipo muy fuerte, íbamos Mario Merelli, Mario Panzeri, Sergio Dalla Longa, su mujer y yo. Allí coincidimos con Gerlinde Kaltenbrunner, con Iñaki Otxoa de Olza y sus compañeros, que eran también un grupo fuerte”, recuerda Quesada.  “Yo estaba en la tienda en el Campo 3 con, los dos Marios, y viendo que no cabíamos y que mis posibilidades de cumbre al día siguiente iban a ser escasas (estaba agotada) decidí bajarme sola al Campo 2. A la mañana siguiente esperé durante horas haciendo agua para los que bajaran y fue cuando oí las malas noticias. Sergio había caído llegando ya a la arista cimera, su mujer estaba en condiciones terribles con congelaciones en manos y cara y un grupo que había hecho cumbre bajaba igualmente con congelaciones... Por tanto, los Marios no subieron tampoco y se dedicaron a ayudar en el descenso a todos los que bajaban en estado extremo de deshidratación y extenuación. Desde el Campo 2, yo ayudé en la bajada, porque los demás ya estaban exhaustos. En el Campo Base todo era un llanto continuo: inyecciones de heparina y baños con betadine en todas las tiendas comedor… Fue una escabechina. Creo que se infravaloró a esa montaña. Todas son peligrosas, pero algunas, al tener más fama, se va a ellas con más miedo o respeto que a otras que parecen más cercanas y accesibles”.

El Dhaulagiri es considerado por los himalayistas como uno de los ochomiles más peligrosos, en gran medida debido a lo caprichoso de sus laderas, propicias para las avalanchas. “Esta montaña tiene muchos peligros objetivos por todos lados… ¡Vaya vacaciones que me pego!”, certifica la sevillana. “Para llegar al Campo 1 te encuentras un muro vertical a la derecha que tiene continuas avalanchas mortales. En el Campo 2 también son frecuentes las avalanchas; de hecho allí tuvo su triste final la alpinista Chantal Maudit. Después hay un muro de hielo para llegar al Campo 3, que suele estar equipado “de aquella manera”; y la arista final que conduce a la cumbre es incierta y muy fácil perderse en ella. Por tanto, hay que ir a esa montaña con todo el respeto y el temor... ¡que merece mucho!”.

Catalina Quesada en la cima del Manaslu el pasado septiembre. Foto: Col. Lina Quesada

Quien merece más pábulo por su actividad es la propia Lina, carente de patrocinio o apoyos económicos para poner en marcha sus expediciones. Gracias a su ascensión al Manaslu su repercusión mediática ha crecido, pero aún espera un impulso para su carrera alpina. “Sigo sin recibir ayuda económica ni material. Me gustaría tener alguna marca española de referencia que me apoyara para poder renovar mi material y equipamiento, pero de momento, eso no llega…”.

Una gran alpinista y una gran montaña. Esta primavera promete.