Al estilo british en Alaska

Tom Livingstone y Uisdean Hawthorn abren una nueva ruta, en estilo alpino, en el Mount Jezebel.

Redacción Oxígeno

Al estilo british en Alaska
Al estilo british en Alaska

By fair means. Esta expresión británica, popularizada por el irrepetible Albert Frederick Mummery hace más de un siglo, se refiere a esa ética montañera en la que se usa la menor cantidad posible de elementos para afrontar una ascensión; es decir, medirse a la montaña de tú a tú, sin fijar campamentos ni cuerdas previamente, en un envite definitivo a cara de perro. Una apuesta por el minimalismo, la ligereza y el compromiso de acometer cumbres con la pericia y la resistencia como motores exclusivos.

Y así, by fair means, es como los británicos Tom Livingstone y Uisdean Hawthorn han abierto una nueva ruta en la vertiente este del Mount Jezebel, en ese paraíso de la exploración vertical que es la cordillera de las Revelations, en Alaska. Dos días de ascensión en estilo alpino, bregando con dificultades de hasta M6 , Ai6 y palas de nieve y hielo de 90º. Fun or fear es como han bautizado a su creación, que se estira hasta los 2.880 metros sobre granito exigente.

Vertiente este del Mount Jezebel, en las Revelations de Alaska. Foto: Tom Livingstone

El Mount Jezebel se escaló por primera vez en 1981, en una atrevida actividad firmada por Peter Sennhauser y Janet Smalley, pero todavía conserva paredes pendientes de exploración, como su inescalada cara norte, con 1.200 metros de escenario inmaculado. Este era, en realidad, el primer objetivo de la cordada británica, que debió retirarse tras ocho largos por las extremas dificultades presentes en las inmediaciones de un hongo de nieve que deberá ser resuelto por futuros pretendientes. El dúo regresaba a su campo base del glaciar Fish para barajar opciones, entre las que aparecía un corredor obvio y elegante que atraviesa el muro este, a la izquierda de la primera ruta abierta en la vertiente, en 2015, por Pete Graham y Ben Silvestre (Hoar of Babylon).

Les iba a hacer falta establecer 10 largos inéditos y técnicos hasta la arista este, desde donde continuaban unos 200 metros antes de su primer vivac, bajo la altiva torre principal. A la mañana siguiente coronaban la Cima Noreste en una jornada soleada y sin viento, como si los hados de Alaska se mostrasen benevolentes con sus intenciones. "Sentimos que habíamos hecho algo especial. Muchas incógnitas habían sido por fin respondidas. Podíamos relajarnos en la cima y disfrutar de una vista interminable de montañas", concluye Livingstone.