Estarán de acuerdo en que las grandes aventuras merecen ser contadas. Nuestro narrador de hoy se llama Aitor Bárez y el pasado invierno se adentraba en el corazón de los Himalayas para filmar a Alex Txikon en su envite por convertirse en el primer ser humano que escalaba el Everest sin oxígeno en la estación fría. Temperaturas que muerden, vientos que chillan y una cámara en mano. Meses de soledad en los ambientes viciados de la altitud, para corrobar que nuestra naturaleza salvaje está a la altura de los desafíos impuestos por los hados de la montaña.
Director de la productora Avista Multimedia, a Aitor, ávido escalador pedricero y siempre con apetito por las historias de la vanguardia alpina, se le despedía del Festival de Ladek, Polonia, con una larguísima ovación y el premio a la Mejor Película de Montaña por "Everest, un reto sobrehumano". En Polonia, repetimos. En el festival más importante que se celebra en la cuna del alpinismo invernal. Allí empezó en los años 80 un camino que continúara esta temporada en los dos gigantes asiáticos más representativos: el Everest, al que regresará Alex Txikon, y el K2, la última de las cimas de ochomil metros que restan por ser doblegadas en invierno, ambición adecuada para un fortísimo equipo liderado por el legendario Krzysztof Wielicki.
Desde Oxígeno, ya que hemos tenido la fortuna de verla, auguramos un largo recorrido a la cinta que repasa las peripecias del equipo en el Techo del Mundo. Pero nosotros ya hemos hablado suficiente, es mejor que siga el propio Aitor...
Lo primero, ¿cómo te sientes durante tantos días de trabajos en un campo base solitario y duro, formando parte de una expedición que podría ser histórica?
Es una experiencia única, dura pero muy gratificante al mismo tiempo. Estar en el Everest, en uno de los lugares más espectaculares de la tierra, completamente solos y siendo un equipo tan pequeño es un privilegio que muy poca gente ha podido vivir. En primavera allí hay miles de personas así que a pesar del frío y de las dificultades, merece la pena. Formar parte activa de la gran aventura de Alex es además muy emocionante.
¿Qué prima en tu forma de contar historias? Y, en este caso, ¿qué querías transmitir más allá de la mera actividad?
En mi opinión lo fundamental es tratar de reflejar de la forma más realista como es una expedición de este tipo y al mismo tiempo de la manera más cinematográfica posible. Esto quiere decir que trato de cuidar todos los aspectos tanto técnicos como artísticos. El objetivo es trasladar al espectador directo a la aventura para que pueda de alguna manera vivirla también como si estuviese allí, y sobre todo, transmitir las emociones que allí se viven. Contar la historia de lo que allí sucede de una forma muy visual. Esto implica un trabajo muy minucioso a la hora de grabar y sobre todo en el momento de la edición ya que nuestro guión es lo que sucede, así que la realidad va marcando lo que tenemos que contar y son los propios protagonistas los narradores, lo que creo que le imprime mucha más fuerza a la historia.
Ayuda mucho tener un personaje como Alex Txikon frente a la cámara…
Alex y yo nos conocemos desde el año 2004 cuando coincidimos en el K2, yo estaba realizando un documental con Carlos Soria y él iba con Iñaki Ochoa de Olza, ya entonces congeniamos muy bien y siempre hemos estado planeando hacer algo juntos, creo que hacemos muy buen equipo. Alex es lo más parecido a un superhéroe en la montaña. Físicamente es muy fuerte pero sobre todo, es un tipo muy duro, y es hiperactivo. No descansa apenas, y es capaz de aguantar condiciones que acabarían rápidamente con cualquier ser humano normal rápidamente, sin apenas inmutarse. Por eso definimos el proyecto como “un reto sobrehumano”, casi que hacen falta superpoderes para llevarlo a cabo. Psicológicamente es una roca, nada le desanima, siempre huye hacia delante y nunca tierra la toalla. También es un estratega al que le gusta ir siempre dos pasos por delante de lo que está sucediendo. Tiene además mucho carisma, es un tipo cercano, amigable y un gamberro empedernido. Además tiene una faceta única y es que le gusta grabar y lo hace muy bien, y sobre todo es capaz de hacerlo en condiciones en las que muy poca gente se arriesgaría a sacar la cámara... y eso a la hora de trabajar con él es todo un lujo.
Ahora va a regresar al Everest, ¿cuántas posibilidad reales crees que tiene en una ambición como esta?
No tengo ninguna duda de que si alguien puede conseguir una proeza como esa es Alex. Él puede subir, pero al final la última palabra la tiene el Everest, sobre todo el viento. Con la experiencia adquirida el año pasado, esta vez hay muchas más papeletas para conseguirlo. En el Nanga tuvo que ir dos veces también y a la segunda, no falló. Esperemos que está vez sea parecido y que podamos estar allí de nuevo con él para contarlo en una segunda película.
La presentación de la película en Polonia fue todo un éxito, ¿cómo viviste esa buena acogida en la cuna del alpinismo invernal?
Ha sido increíble, después de siete meses de duro trabajo de edición, ver que nuestro esfuerzo ha gustado tanto justo allí, donde más entienden del asunto, nos ha alegrado mucho. Lo que comentó el jurado al respecto de la película nos ha hecho sentir que vamos en la buena dirección y ver a dos mil personas aplaudiendo de pie durante un buen rato gracias a nuestro trabajo no es algo que se viva muchas veces en la vida. Estamos muy agradecidos y esperamos que también aquí tenga una buena acogida.
¿Cómo ves el próximo intento polaco al K2?
No se como será el K2 en invierno pero estuve en verano y puedo imaginármelo. Creo que el tiempo allí es peor en invierno que en Nepal. En el Everest las temperaturas son parecidas pero al menos, apenas tuvimos precipitaciones, el principal problema es el viento, el Jet Stream que nunca para y que a partir de 8.000 metros es una auténtico huracán. Algunos días el pronostico daba vientos de más de 200 km/h y temperaturas de -50 allá arriba. Apenas tuvimos nevadas, y al ser cara sur, las pocas horas que toca el sol el campo base hacen que al menos allí, la vida pueda ser algo más llevadera. El K2 creo que puede ser incluso más hostil. Tienen otro reto sobrehumano entre manos pero sin duda, el equipo que ha reunido Wielicki es muy fuerte y experimentado. Espero que tengan suerte.
¿Hasta qué punto sientes presión grabando una actividad de riesgo como el intento del Everest?
El objetivo que tiene Alex es sin duda muy arriesgado y eso forma parte de la aventura. Él es plenamente consciente de lo que hay y lo asume, y yo igualmente. Si se expone de esta manera es por que se siente preparado para ello, tiene mucha experiencia y sabe como afrontar cualquier situación. Mi tarea es narrar lo que allí suceda de la manera más real posible, y esto vale para bien y para mal, ese es nuestro compromiso. En esta expedición ha estado más al límite que en ninguna otra, una avalancha le arrastró ladera abajo unos cien metros entre otras cosas… Si ha sobrevivido es sin duda gracias a su preparación, a su experiencia y a que la suerte suele acompañar a los que saben lo que hacen. Pero ha estado muy cerca en un par de ocasiones de no bajar. Evidentemente sabemos lo que está en juego pero como digo , es su vida y él es consecuente con lo que ha elegido. Lo que nadie puede echarle en cara es que haga las cosas de forma temeraria o arriesgando en exceso. Al contrario, dentro de lo arriesgado que es intentar subir al Everest sin oxígeno y en invierno, creo que Alex es muy inteligente y que toma todas las precauciones posibles. Por eso lleva más de treinta expediciones y siete invernales sin apenas haber sufrido apenas congelaciones.
Hay una parte de la película en la que prácticamente os jugáis el pellejo para filmar un timelapse nocturno. En este tipo de expediciones, ¿a veces puede más el corazón que la cabeza?
Lo más difícil de grabar en el Himalaya en invierno es el manejo de las cámaras con las manos. Cualquier maniobra con la cámara exige quitarse los guantes para poder manipularla adecuadamente y eso, a -25º grados es siempre muy doloroso. Al menos hemos podido contar con las cámaras Sony que han respondido increíblemente bien en esas condiciones tan extremas, ya que estás en manos de la tecnología y si esta falla, no hay nada que hacer. Pablo, el cámara que me ha acompañado ha hecho una tarea increíble, manejando un Gimbal (estabilizador electrónico de cámara) en condiciones durísimas. En nuestro caso hemos tenido que subir en numerosas ocasiones por la ladera del Pumori de noche en busca siempre de las imágenes más bellas y en ocasiones hemos permanecido durante varias horas allí arriba parados soportando el viento para capturar los mejores momentos y hacer timelapses. Se convierte en una tarea realmente difícil, no tiene nada que ver con trabajar por aquí en condiciones normales. Hay que estar muy motivado para hacer estas cosas. En nuestro caso, la verdad es que encima disfrutamos con ello, sobre todo cuando ves el resultado, así que en ocasiones nos hemos llegado a plantear seriamente nuestra salud mental, pero bueno, es lo que dicen, sarna con gusto, no pica… En altitud, Alex, junto con los escaladores nepalíes, bajo nuestras indicaciones, han hecho una tarea increíble de grabación. Tenemos planos a más de 7.500 metros de altitud en noche cerrada, en pleno invierno, y con Alex hablando a la cámara a pesar de todo, así como planos aéreos con el Everest vacío. Son imágenes únicas
El cine de montaña está mostrando un nivel espectacular en los últimos años. ¿A qué crees que se debe?¿Nuevos talentos, más financiación, más interés…?
La montaña invita a llevar una cámara contigo, a plasmar los paisajes y transmitir las vivencias. La relación entre el medio audiovisual y la montaña es muy intensa, siempre una ha ido de la mano de la otra y cada día más ya que las nuevas tecnologías lo facilitan, además de permitir una democratización del talento. Cuando yo empecé a trabajar en esto hace veinte años en el programa Al filo de lo imposible, íbamos en altura con una cámara de cine de Super 16mm que pesaba lo suyo y solo permitía recoger 3 minutos de imágenes y sin audio. No existía Internet tal y como lo concebimos ahora, por lo cual los medios de difusión eran sólo la televisión o los cines. Todo esto limitaba claramente las opciones a nivel creativo. Hoy en día puedes llevar un drone, o una Action Cam en el bolsillo y grabar a 8.000 metros en 4k con audio y una calidad increíble y después montar una película con un portátil y compartirlo con espectadores de todos el mundo. Creo que esto ha supuesto una auténtica revolución. Los equipos hoy en día son muy pequeños y ligeros. No hacen falta tantos medios para poder contar historias de aventura con gran calidad visual, así que lo que prevalece es la creatividad y la imaginación. Además, Internet y las redes sociales permiten ver el trabajo que hacen otros y creo que no hay mejor escuela y fuente de motivación que esa. En cuanto a la financiación, he de decir que en nuestro país tenemos un retraso considerable en estos aspectos con respecto a otros países como Inglaterra, Francia o sobre todo Estados Unidos, pero estoy seguro de que la cosa irá mejorando.
¿Qué opinas del tratamiento de la información alpina en los medios generalistas?
Nos sorprendimos gratamente con la amplia difusión y el seguimiento que tuvo la expedición al Everest. Prácticamente todos los medios tanto de prensa escrita como online y TV más importantes del país se interesaron por los progresos de Alex y apenas vimos titulares sensacionalistas o que no se correspondiesen con la realidad. Algunos de nuestros vídeos se emitieron en programas de prime time (El Intermedio, El Hormiguero, Zapeando…) y en informativos de muchas cadenas. La prensa escrita igualmente. Curiosamente demostraron más interés incluso que alguno de los medios especializados. No tengo constancia de otra expedición que haya tenido un seguimiento como este. Era increíble ver como al campo base nos llegaban todos los días muestras de apoyo y cariño desde todas partes y si algo nos marcó a todos especialmente fueron los muchos dibujos, fotos, e incluso vídeos que desde muchos colegios enviaban a Alex ¡niños de todas las edades! Esto creo que no lo habíamos vivido nunca antes y nos hace albergar esperanzas de que todo pueda ir en esa dirección, tan acostumbrados como estamos a ver sólo noticias trágicas relacionadas con la montaña en la prensa.
¿Qué crees que hace falta para que un “deporte” como el alpinismo alcance más público o genere más interés?
Considero que el alpinismo es algo que se escapa a la definición de “deporte” ya que incluye factores como el riesgo, la incertidumbre o la supervivencia en la naturaleza, que en mi opinión lo diferencian por completo. Está claro que los alpinistas son atletas pero no sólo eso, sobre todo, son aventureros y estoy convencido de que ese espíritu de aventura es algo que está en el ADN de todos los seres humanos, hasta de los más urbanitas y sedentarios, puede que esté oculto en su subconsciente, pero estoy seguro de que está ahí. Creo que somos una especie que se ve irremediablemente atraída por la aventura, por la exploración y por las emociones que nos despiertan estas actividades, de la misma manera que otra de las características fundamentales que nos definen es nuestra capacidad para contar y compartir historias. Supongo que esto sucedía ya con los hombres de las cavernas, nos viene desde muy lejos. Por lo tanto, el alpinismo contiene elementos universales que pueden interesar a un público amplísimo de una forma diferente a la que le pueda llegar un deporte concreto. Es fundamental que los que nos dedicamos a esto, nos esforcemos por transmitir esto mismo y divulgar la actividad de forma que pueda ser entendida y apreciada tanto por el público especializado como por el que no lo es. Para ello, primero hace falta el apoyo de las entidades que pueden financiar este tipo de producciones apuesten por ello más de lo que lo hacen y segundo que la prensa trate de hacer un seguimiento veraz e informando con rigor. Tenemos alpinistas de élite, como por ejemplo Alex, que hacen cosas increíbles y el público general apenas los conoce. En alguna reunión me han dicho que “la montaña no interesa”, cosa con la que estoy en gran desacuerdo. Este año por ejemplo, lo que ha hecho Killian en el Everest ha tenido una gran repercusión, lo cual creo que nos confirma que hay muchísima gente interesada en la aventura. Nosotros hemos tenido la suerte de contar esta vez con el respaldo de Onza y Atresmedia que ha creído en nosotros para poder llevar a acabo esta película pero ha sido un proceso muy difícil, cuesta mucho transmitir a los productores el gran potencial de interés por parte del público en este tipo de historias. Estando a menos de dos meses de volver, aún no sabemos si tendremos el apoyo económico para poder hacerlo.
Viendo lo que hace Alex, o Bielecki… ¿crees que aún le queda mucha vida a la aventura?
Ellos son la punta de lanza actual y el ejemplo de que la aventura siempre estará presente entre nosotros como especie, sin ella no habríamos llegado a ningún lado pero no me cabe duda de que cada generación va mejorando y rompiendo límites y de que cosas que hoy nos parecen imposibles, en unos años no lo serán. Hay muchísimas posibilidades y retos pendientes, no se acabarán nunca. Un ejemplo es el objetivo que tenía en el Everest el fallecido Ueli Steck con el que tuvimos el privilegio de compartir una cena en Kathmandú. Yo creo que el ser humano tiene sólo los límites que quiera imponerse.
El estreno de la película este jueves día 9 en el Palacio Euskalduna de Bilbao, a las 19:30 de la tarde con la presentación de Alex Txikon, Aitor Bárez y Carlos Rubio. Podéis adquirir las entradas en este enlace.